De ellas para ellas: los básicos para adentrarte en el feminismo

Virginia Woolf desarrolla de manera histórica cómo las mujeres han sido relegadas de la vida intelectual.

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Hay quienes afirman que la literatura no tiene género, pues un texto, igual lo podría escribir un hombre que una mujer; sin embargo, hay quienes delimitan los espacios para la escritura femenina con sus propias aristas. Y sí, la escritura de las mujeres tiene sus propias características, no por cuestiones biológicas o neurológicas, sino circunstanciales.

Las mujeres que escribimos y que sentimos que ello conlleva un compromiso con todas las demás, sabemos que poder hacerlo es un privilegio. Ya Virginia Woolf se encargó de explicarlo magistralmente (y en homenaje a ella el nombre de esta columna) en su ensayo Un cuarto propio.

Dinero y un espacio propio son dos elementos indispensables que necesitan las mujeres para escribir, dice Virginia Woolf; y hasta ahora son privilegios con los que no cuentan todas las mujeres. Estar conscientes de estas ventajas permite darles voz a quienes no la tienen: escribir por y para ellas.

En el marco del Día de la Mujer, una fecha para conmemorar y no para celebrar, me gustaría mencionar algunos textos que nos ayudarán adentrarnos en el feminismo.

La importancia de ser independiente

Como ya lo mencioné, un texto imprescindible es Un cuarto propio, en el que Virginia Woolf desarrolla de manera histórica cómo las mujeres han sido relegadas de la vida intelectual, pues siempre fueron pobres, y no se refiere a que todas vivían en la miseria, sino a que no podían tener bienes propios; los dueños del dinero eran los maridos. Podían nacer con ingenio, pero, ¿cómo iban a desarrollarlo casadas desde los 15 años, encerradas en casa, sin dinero propio, sin conocer otros lugares?

“La independencia intelectual depende de cosas materiales (…) Y las mujeres han sido siempre pobres, no sólo por doscientos años, sino desde el principio del tiempo. Las mujeres han tenido menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses.”

Feminismo para todos

Todos deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi, es un texto ideal para todo tipo de público y para entender de qué va el feminismo; además de que la autora aborda el tema con una claridad y un humor que te atrapan desde las primeras páginas.

En su narrativa encontraremos situaciones de lo más cotidianas, tanto que las hemos normalizado, pero que Chimamanda deconstruye para mostrarnos las desventajas de una mujer en una sociedad patriarcal y que son el cimiento de la violencia de género.

Plantea también una perspectiva lúdica para el desarrollo de los niños y las niñas en busca de un entorno igualitario.

Una obra intemporal

En Mujer que sabe latín, Rosario Castellanos, como lo habría hecho en su momento Virginia Woolf, menciona tres planos en los que se ha excluido o sometido a las mujeres: el estético, el ético y el intelectual.

En el plano ético se ve a la mujer como el ser antagónico, pasivo y servicial; se le etiqueta bajo la dicotomía compuesta e impuesta por el hombre: impura o etérea. Es esta última una condición para ser “digna” y a la que se suman otros requisitos como el sacrificio, la abnegación y la ignorancia (ignorancia hasta de su propio cuerpo).

La escritora entra en una excelente ejemplificación de la literatura femenina a través de la vida de varias mujeres como Natalia Ginzburg, Betty Friedan, Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Flannery O’Connor, Doris Lessing, Agatha Christie, Clarice Lispector, Silvina Ocampo, entre muchas otras, que bien vale la pena leer a través de Rosario.

La grandilocuencia de este ensayo, además de lo intemporal de su ideología feminista, radica en ese cúmulo de conocimientos que ofrece al lector con el ejemplo de grandes pensadoras, escritoras y artistas.

La mirada antropológica

La sexualidad es una forma de opresión, de control y dominio que pone en riesgo la seguridad y la vida de las mujeres, plantea Marcela Lagarde en El feminismo en mi vida.

La antropóloga y feminista, autora de varios libros sobre el tema, aborda en este libro la violencia a la que están expuestas las mujeres y la insubordinación del feminismo como apuesta para combatir la violencia patriarcal.

“El feminismo en mi vida” es una compilación de textos y conferencias que Marcela Lagarde fue estructurando por casi 30 años, en los que habla de la sexualidad, los derechos humanos de las mujeres, el empoderamiento, la sororidad, la política, la cultura y la historia de los movimientos feministas.

Lagarde afirma que el feminismo es la más grande creación cultural de las mujeres en la historia: “El feminismo surge y se define frente al poder. Es la respuesta y la acción protagónica de las mujeres a partir de su condición genérica, para subvertir el poder que las reproduce en la opresión.”

Y más…

De tantos libros por mencionar, uno que consulto constantemente es De filósofas y filosofía; se compone de diversos ensayos y menciona tanto a escritoras como a filósofas a las que la historia no les ha hecho la debida justicia, como Lou Andreas Salomé, Hannah Arendt y María Zambrano.

En cuestión de novela, en los libros de Amy Tan, precisamente por las conexiones emocionales entre mujeres (aunque principalmente aborda en sus obras la relación madre e hija), también está muy presente la amistad y la sororidad.

Un cuento que recientemente descubrí y que me dejó en las lágrimas es Soñarán en el jardín, de Gabriela Damián. El texto es un homenaje a las víctimas de feminicidio, el cual refleja el profundo desprecio por la vida de las mujeres en México, en una sociedad feminicida tolerada por una tradición misógina.

Una excelente forma de manifestarse este 9 de marzo por la violencia contra las mujeres es leyendo a otras mujeres, además de reconocer lo que ha logrado el feminismo; porque no se equivoquen, esto no lo han hecho partidos políticos ni empresas que “se suman” o les “dan permiso” a sus trabajadoras para faltar el 9M. Esta enorme convocatoria es un logro de la lucha feminista.

 

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