Cambio, si aprendimos las lecciones del 9M

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Francisco RIVAS


Marzo 10, 2020

¿Dónde están todas? Hoy más que nunca los hombres que salimos a trabajar entendimos, no puede ser de otra forma, el valor trascendental de las mujeres no sólo en nuestro trabajo sino en toda nuestra vida. Son ellas motor, lucha, determinación, inteligencia, el alma que mueve equipos de trabajo, que organiza a la familia. Todo esto lo descubrimos o, en su caso, lo revaloramos en el Paro Nacional de las Mujeres.

En casa hay una gran mujer, mi esposa, a la que admiro, respeto y protejo, pero ahora más que nunca me queda claro que como hombre es igualmente importante contribuir a que se sienta plena en su individualidad y que nadie, menos su pareja, sea obstáculo para que lo sea.

Este acto de protesta, ahora ya reconocido como el 9M, nos trae como principal lección que las mujeres no necesitan permiso, ni dádivas de los varones, pero nosotros requerimos con urgencia explorar las nuevas masculinidades, en donde nos desprendemos de una vez por todas de esos comportamientos que en pequeña o gran escala violentan, dañan, dejan huella profunda.

No sólo aplica en la casa, aunque es ahí donde todos debemos comenzar. No podemos salir a la calle, a nuestros centros laborales y presumir equidad y respeto, si en el núcleo familiar practicamos micromachismos. De nada nos sirve presumir que tratamos a las mujeres con caballerosidad, si a las que son parte de nuestra vida familiar las humillamos o despreciamos, aunque sea con “bromas” que terminan por herir igual o más profundamente que otros actos reprobables. Hoy, lo reitero, valoro en toda su dimensión a la mujer que acompaño en la vida.

Partir de ahí para cualquier hombre es indispensable. De lo contrario, ¿cómo podemos garantizar respeto y equidad a las mujeres que son parte de nosotros a través de las relaciones laborales? Ésa es otra lección que nos deja, indudablemente, el 9M.

En El Popular, diario imparcial de Puebla, todas nuestras compañeras pararon, todas. Entonces entendimos, con el trajín de la jornada, que sin ellas resulta una auténtica travesía recibir notas, canalizarlas a los editores y éstos a su vez someter la información al escrutinio de su ojo para, posteriormente, turnarlas al área de diseño y su puesta en página. Proceso cotidiano de un diario.

Es de la mayor relevancia que los hombres en nuestro periódico asumamos los nuevos compromisos tras el Paro Nacional de las Mujeres, porque la Dirección General está a cargo de una, Carolina Fernández, por su entereza y lucha en un mundo que incluso aún es dominado por el sexo masculino.

Estamos obligados a la reflexión y a la implementación de una nueva masculinidad porque nuestra Dirección Editorial está en manos de otra mujer destacada, Magaly Herrera, a la que nadie le regaló nada y cuya trayectoria es fruto exclusivo de su incansable espíritu de reportera, que justamente la trajo al sitio que hoy ocupa.

Los hombres hoy sabemos que nuestras compañeras Leticia Montesinos, gerente administrativa; Mónica Delgado, jefa de Redacción; Rakel Hoyos, jefa de Información; reporteras, fotógrafas, editoras, diseñadoras, administrativas, todas son mujeres que se ganaron su lugar y no obtuvieron concesiones. Son mujeres, todas, que hoy debemos entender como principal motor, porque ellas mueven el diario; ellas mueven el mundo. Esto pasa desde la casa y se lleva al trabajo.

El 9M no cambiará nada si los hombres, después de este ejercicio de 24 horas, no comprendimos que la ausencia de ellas fue para reflexionar acerca del papel que juegan en la sociedad, y para eso somos los primeros responsables para poner fin a la violencia, a la persecución, el acoso, la humillación, la descalificación o el descrédito del que por mucho tiempo hizo gala el hombre.

Hay que decirlo, la sociedad gana con el Paro sólo si los hombres lo entendimos y lo llevamos a los hechos.


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