Andrés Manuel, el domador del virus

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Cuando era niño, mi padre y mi madre me llevaban al circo. Recuerdo haber ido varias veces, pero sin duda, el que más me impresionaba, era aquel que llegó a la ciudad anunciando que tenía tres pistas. Si, era impresionante, pero la verdad era que no se podía disfrutar el espectáculo a plenitud, porque necesariamente se perdían detalles de las otras dos pistas a los que la atención no alcanzaba.

Bueno, pues traigo este recuerdo porque tal parece que el Presidente López Obrador, ha decidido participar en un circo de por lo menos tres pistas.

En la primera pista, en donde se enfrenta la crisis sanitaria, el Presidente se siente un domador. Pero no un domador de animales salvajes, porque a los circos, ya no se les permite tenerlos y mucho menos exhibirlos, pero encontró, “según él”, a quien domar. El domingo por la noche nos enteramos, mediante un video presidencial que en México “vamos bien porque se ha podido domar la epidemia”, destacando que el crecimiento de la pandemia de Covid-19 se ha mantenido horizontal y que “tenemos una disponibilidad hasta de 70% de camas de terapia intensiva con ventiladores”.

Pues el domador del virus no entiende que no entiende.

El porcentaje de letalidad en México es superior al promedio internacional. Información publicada ubica a nuestro país en el lugar 15 de mortalidad por el coronavirus; se informa de hospitales completamente saturados, así como de grandes quejas de médicos y enfermeras por la falta de insumos básicos, y por supuesto, que la curva de contagios, lo que menos parece, es una curva horizontal. Mucho menos cuando ya integrantes de su gabinete han dado positivo al contagio, claro, en aras de la transparencia, reconocido 20 días después.

En la segunda pista, en donde se enfrenta la crisis económica, ha decidido actuar como malabarista, al no presentar un programa de apoyos a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), para mantener el empleo, y de esa manera, apoyar a la economía de las familias mexicanas. En su lugar, ha decidido, vía un decálogo, en donde no presenta una sola medida de apoyo real para los que él no considera prioritarios ideologizar el asunto. En cambio, afirma por decreto, que se van a otorgar 3 millones de créditos, que se van a crear 2 millones de empleos, y que mediante sus programas sociales de bienestar, se apoyarán a 25 millones de familias.

Pero cuando se entera que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID Invest) y el Consejo Mexicano de Negocios deciden impulsar un programa de financiamiento para 30 mil empresas, sin considerar un solo peso de recursos públicos, lo que se le ocurre decir es: “no me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes. Cómo que se hace un acuerdo, y que ahora hacienda lo avale. Y qué, nosotros estamos aquí de floreros?, de adorno?”.

Que tristeza y que pena, que en lugar de recibir con agrado esa clase de medidas, que sin duda alguna apoyarán la economía de familias y empresas mexicanas, se moleste por que los empresarios busquen apoyos con una institución internacional, por la falta de apoyos de su gobierno.

No, no debería el gobierno estar de florero. Aunque varios de sus funcionarios así lo parezcan. Al contrario, el Presidente debería involucrarse y asumir el liderazgo que la situación en la que estamos lo amerita, y dejarse de preocupar por otros actores que sí están haciendo algo para enfrentar la crisis.

La tercera pista, es la pista en donde se debe enfrentar la crisis de seguridad, en la que nuestro país se puede ver inmerso en muy pocas semanas.

Aquí esperemos que no la quiera jugar de hombre bala y salir huyendo, al no reconocer que su falta de estrategia en materia de seguridad pública, ha traído consigo que durante los primeros quince meses de gobierno de López Obrador (enero 2019- Marzo 2020), los homicidios dolosos, las amenazas y el robo a negocios, sean los delitos que más se han incrementado, con tasas de 66%, 62% y 52% respectivamente, en comparación con los primeros quince meses del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Si siguen así las cosas, el incremento en los delitos en México va a dañar seriamente a la sociedad en su conjunto con la consiguiente afectación económica.

Así que, más que preocuparse por los “moditos”, o por presumir ser un gran “domador” del virus, debería de preocuparse por ser, o parecer ser, el dueño del circo, pero sin olvidarse que las fieras andan sueltas, y ya no pertenecen a su circo.

 

*Es politólogo y Maestro en Negociación por la Universidad Carlos III de Madrid, España

 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, diario imparcial de Puebla.

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