La protección de la niñez y la juventud en la pandemia

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Abril ha sido el primer mes que se ha vivido totalmente bajo el desarrollo de la pandemia en México. Justo también llega el momento que para muchas niñas y niños significa un día de alegría, el Día de la Niñez, que en esta ocasión será muy diferente a lo acostumbrado, incluso para cada miembro de la familia en las actuales circunstancias.

Nos estamos preguntando ¿qué tanto está afectando a niñas, niños y adolescentes todos estos cambios drásticos en la vida cotidiana y cuáles serían las grandes repercusiones para todos ellos una vez que la emergencia sanitaria finalice? Yo espero que sí porque es profundamente necesario reflexionar sobre este asunto.

En el contexto internacional, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, la Unicef, hizo pública una nota técnica donde se identifican riesgos en la protección de este sector vulnerable en el mundo que ya están sucediendo o que se describen como potencialmente probables a partir de la experiencia previa y la observación de brotes de enfermedades infecciosas.

El análisis inicia con el maltrato físico y emocional que se materializa en una supervisión disminuida y hasta negligente de parte de padres y madres que aumentan peligros y riesgos de lesiones, un aumento en el abuso y la violencia doméstica y un limitado acceso a servicios de protección ante este tipo de hechos, todo ello derivado del aumento del estrés psicosocial de los cuidadores por las dinámicas laborales a las que se enfrentan y , señala el estudio, ante el aislamiento no hay condiciones para reportar tales hechos a la autoridad, es más difícil.

La violencia de género es otro de los peligros latentes. Para Unicef existe un alto riesgo de que niñas y niños sean sometidos a la explotación sexual, pasen a ser presa de la comercialización y de muchas otras prácticas que vulneran sus derechos, como el trabajo no remunerado. Menores ingresos en los hogares desencadenan este tipo de circunstancias y los estereotipos y el machismo orillan a las niñas y mujeres en la adolescencia a hacerse responsables de las labores del hogar y del cuidado de las familias.

El estrés también puede desencadenar graves alteraciones en la salud mental infantil. Se pueden dar episodios de angustia por el miedo a la enfermedad o la pérdida de un ser querido lo cual depende mucho de cómo se aborde y se les explique el COVID-19 a niños y niñas para que haya el mejor entendimiento posible de la situación, existen muchos recursos válidos que pueden servir de apoyo. Para quienes ya viven con algún problema de salud mental, la reducción parcial o total de los servicios de salud a los que se tenía acceso interfiere en el apoyo recibido y en el cumplimiento de los tratamientos para cada caso.

El trabajo infantil es una de las grandes barreras para el desarrollo de esta población y ante la considerable merma de ingresos en muchos hogares la explotación laboral habrá de darse, sobre todo en aquellas zonas donde se considere de más valor trabajar que estudiar.

Habrá casos en donde esta enfermedad provocará la pérdida de padres o madres de familia e incluso la pérdida de ambas figuras en una sola familia, arrojando a niñas y niños a sufrir una ruptura en el hogar o a quedar desamparados bajo la tutela del Estado. En otros casos, pensando en miembros de la familia que laboran en el sector salud, la cuarentena mantendrá separadas a las familias, algo con lo que no es sencillo de lidiar.

Por último, la estigmatización social y la desigualdad profundizarán la falta de oportunidades y discriminación a la que son sometidos niños, niñas y adolescentes de los grupos menos favorecidos, y ante la posibilidad de contagio el acceso a los servicios de salud se asume al mínimo.

En esta frica técnica Unicef enlista una serie de respuesta a esta situación. En primer lugar invita a la coordinación de esfuerzos a los sectores humanitarios con los gobiernos nacionales y locales; provee medidas y programas específicos para la protección de la niñez y la adolescencia y ofrece un sin fin de recursos técnicos con los que la organización dispone para hacer frente a esta situación.

Que dicha para quienes podrán disfrutar en plenitud y con muchas sonrisas a sus seres queridos en este Día de la Niñez, mientras eso sucede habrá miles de niños más que ni siquiera se imaginan todo aquello a lo que tienen derecho. E insisto en la pregunta ¿realmente estamos penando en toso esto?

Por cierto, Franco es un niño de 7 años quien en una entrevista en radio me recordó lo importante que es que las y los niños gocen de sus derechos y los conozcan durante esta etapa de aislamiento. Yo diría que sería aún más importante que conociéramos y protegiéramos esos derechos hoy y siempre quienes a veces nos olvidamos de que también tuvimos tan sólo 7 años.

 

 

Por Iván Juárez @IvanJuarezJPue

Director de Comunicación del @CCSJPuebla


Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, diario imparcial de Puebla.



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