SOLTAR Y CONFIAR
Un principio que es fundamental para alcanzar la paz.
A menudo las personas que asisten al consultorio me preguntan cómo lograr esto si les ocurre todo lo contrario, no consiguen dejar de pensar gran parte del día (o incluso sueñan) cómo resolver un problema, tomar una decisión o superar a su ex pareja. Me gusta mucho mostrarles el ejemplo que enuncia la autora Louise Hay, donde explica que no vamos al restaurante y al ordenar estamos metiéndonos en la cocina a cada momento para ver cómo va nuestra orden, simplemente esperamos pacientes y además seguras/os de que llegará esto que encargamos. Así funciona la vida misma, le hacemos un pedido y podemos esperar plenamente confiadas/os de que llegará; el problema es cuando interferimos y deseamos “controlar” la situación. Cuando mostramos insistencia, regulación y vigilancia. Entonces nos desgastamos lo suficiente en vez de poner la energía creativa en proyectos y sueños que nos hagan brillar. Para cuando queremos encargarnos de ello, ya llegamos muy agotadas/os pues hemos dispuesto gran parte de nuestra energía en el enojo, la preocupación o el desánimo. Justo ahora es un buen momento para detenernos, hacer una revisión acerca de lo que alguna vez ordenamos a la vida y no ha llegado porque nosotras/os mismas/os no permitimos que todo suceda, al estar interponiéndonos de manera antinatural frente al flujo natural de la vida. La propuesta concreta es que dispongas tu energía vital en ese gran proyecto personal, en avanzar con los sueños y planes de los que estas hecha/o y cuando vuelva ese mal momento en querer controlar porque ya lo tienes fijado como un hábito en tu vida, entonces puedas poner en tu gesto interno una sonrisa que procure paz a tus días, sabiendo que no puedes dar órdenes a la vida dictándole la manera en cómo quieres que se logre eso que tu tanto deseas controlar. Sino, recordando la metáfora del restaurante, sabiendo que tu orden se está preparando. Pero lo mejor de todo es que mientras la espera sucede, no es una espera pasiva, sino todo lo contrario, muy activa haciendo todo aquello que te hace brillar.
La energía que de por sí dispones para desgastarte, solo cámbiala al lugar que te hace florecer. |
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