A lo largo de mi carrera profesional he escuchado de muchos expertos que tener expectativas es la clave para ser infeliz o frustrarte sin embargo no nos cuenta la parte mágica de la historia. El problema no es tener expectativas sino no saber manejarlas y sobrellevarlas. Comencemos explicando que es una expectativa, una expectativa es tener la esperanza o pensar y creer que existe la posibilidad de conseguir una cosa. Una vez aclarado este punto puedo explicarte porque es esencial y muy importante tener expectativas de las cosas, de las personas, de la vida y de todo. Cuando tú generas una expectativa estás viendo una posibilidad y pones fe y esperanza en ello, en ese momento visualizas un objetivo e inconscientemente nace una energía interna para que eso ocurra y te motiva para avanzar y darle sabor a la vida. Una persona con expectativas se siente emocionado o esperanzado a despertar para que ocurra algo. El problema es que no pone un plan de acción, no se enfoca o espera que eso se cumpla sin involucrarse en el proceso, la expectativa es esa imagen mental y la clave para convertirlo en un objetivo. Para que esta expectativa nos ayude a sacar nuestra mejor versión es necesario hacerte una serie de preguntas que te ayudarán a manejar esa expectativa, estas preguntas son:

¿para qué quiero que eso ocurra? ¿Qué pudo hacer si eso no ocurre? ¿Qué tendría que hacer yo para que eso ocurra? ¿Qué si depende de mí y qué no? ¿Estoy dispuesto a pagar el precio para alcanzar eso que quiero?

Algo maravilloso de tener expectativas es el aprendizaje que podemos tener si éstas no se cumplen ya que sólo así podemos saber que hay que mejorar para volver a comenzar, por eso cuando en ti surja una expectativa sobre una cosa, situación o persona, disfruta el proceso ya que unas veces se gana y otras se aprende.