No eres un monstruo

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Xiomara SARABIA


Agosto 03, 2020

Hace unos días, estando en terapia de pareja, yo hacía algunas precisiones respecto a las inconsistencias e insuficiencias que estaba teniendo él dentro de la relación, a modo de broma y risa él preguntó ¿entonces soy un monstruo?

Me he tomado el tiempo para contestar por medio de este artículo no solo a él, sino a todos los hombres que se lo han planteado por el hecho de sentir que no encajan ya con las necesidades actuales con relación a las mujeres en sus vidas.

Yo hoy digo: “No, no eres un monstruo. Eres una persona que nació en un contexto previamente construido bajo la estructura del patriarcado, seguramente creciste en una familia que aprobaba el machismo con todas sus acciones, naturalizando conductas que hacen reafirmarte dentro de un modelo que obedece a “ser un hombre”, muy posiblemente perteneces a una generación de división por género donde las mujeres se ocupan del trabajo dentro de casa y la crianza de las/os niñas/os, mientras los hombres se encargaban del trabajo fuera de casa. Todos estos factores te hacen comprarte la falsa idea de que lo estás haciendo bien, que tienes permiso de pasar por alto un cumulo de responsabilidades solo por el hecho de ser hombre. También eres una persona que ha decidido continuar por la línea de lo establecido sin preocuparse, cuestionarse y replantearse su quehacer como hombre en el mundo, siendo pareja, papá, compañero de trabajo, hijo, hermano, etcétera”.

Quizá en apariencia actuar como el resto por acepción dentro de los grupos sociales a los que pertenecen, es más fácil. Pero les puedo decir desde mi experiencia profesional que por supuesto no lo es, qué cobra muchos más costos emocionales seguir siendo machos, a nivel físico y emocional. Caso opuesto cuando eligen aprender a ser parejas (que caminan a la par), ser buenos padres (ocupados en la crianza) y en general ser buenos seres humanos sin prejuicios que den cumplimiento a eso que crecieron creyendo que era ser un hombre, les provee satisfacciones personales mucho más altas que no solo les hace sentido en su lugar en el mundo sino también les hacen sentirse satisfechos con el papel y la función que desempeñan desde su cotidianidad siendo hombres. La responsabilidad de aprender no es a partir de que su pareja les enseñe, hay que tener un camino propio para lograr primero desaprender a ser un hombre macho.

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