TikTok, afectado por las típicas tácticas autocráticas de Trump

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Barthélémy MICHALON


Septiembre 27, 2020

A partir de medianoche el día de hoy, la cada vez más popular aplicación de redes sociales TikTok ya no podrá ser descargada en Estados Unidos, y quienes ya cuenten con ella en sus dispositivos móviles ya no podrán actualizarla.

A inicios de agosto, Trump firmó un decreto que le daba a ByteDance, la empresa China que controla la plataforma, un ultimátum de 45 días para ceder sus actividades en suelo estadounidense, bajo la amenaza de quedar de plano prohibida en dicho país. Los casi dos meses que han transcurrido desde ese entonces han sido una sucesión caótica de noticias contradictorias, con diferentes compradores potenciales y una confusión en cuanto a qué se estaría cediendo exactamente a los futuros dueños. Más allá de estos detalles, que hasta la fecha siguen sin resolverse, este episodio es una muestra más de lo bajo que ha caído el gobierno de Estados Unidos desde que el actual presidente ha tomado el poder.

Primero, confirma que Trump instrumentaliza y distorsiona el derecho para fines personales: su decreto invocó textos como la “ley de poderes económicos en caso de emergencia internacional” (International Emergency Economic Powers Act), que no suelen ser utilizados contra empresas sino contra Estados. Además, denunció la amenaza que representaría la aplicación para “la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos” pero no aportó ninguna prueba tangible de la existencia de un riesgo real. Es cierto que la naturaleza de los vínculos entre la empresa china y gobierno del mismo país merece ser examinada, pero como esta decisión se tomó sin que se haya realizado semejante análisis uno se queda con la desagradable impresión de que la plataforma fue considerada como sospechosa y hasta culpable por el mero hecho de provenir de China.

Lo anterior nos lleva a nuestro segundo punto: Trump maneja los temas por pura conveniencia y mero cálculo electoralista. Con este trato hacia TikTok, busca proyectar una imagen de determinación y de poder contra su enemigo favorito que es el gigante asiático, una postura que ofrece un brutal contraste con el cómplice desinterés mostrado hacia los intentos de injerencia electoral por parte de Rusia. Recientemente, miembros de los servicios de seguridad han revelado que han recibido instrucciones para mantener oculta toda información acerca de las manipulaciones orquestadas desde el Kremlin, para en su lugar enfatizar otros temas como la supuesta anarquía que reinaría en ciertas ciudades en manos demócratas.

Tercero, la saga TikTok confirma que, si en algo Trump no nos ha mentido, es acerca de su intención de dirigir el país como se administra una empresa – o, mejor dicho, como él administra sus empresas. Con esta diferencia de que, además, está utilizando el poder del Estado para conseguir una ventaja sobre otras compañías. Con este decreto, está recurriendo al chantaje para arrebatar el control de los activos de una empresa y colocarlos en manos estadounidenses. Y no en manos cualquieras, sino en aquellas de empresas – por ahora Oracle y WalMart – encabezadas por dirigentes que han apoyado públicamente al presidente. Como si las sospechas de favoritismo personal no fueran suficientes, el presidente ha señalado que esperaba que su gobierno recibiera una compensación económica por haber facilitado un trato que él mismo impuso. Ahí, este actuar deja la lógica empresarial para trasladarse al campo mafioso.

Quinto, el proceso de decisión en torno a TikTok ha sido altamente personalizado, dando la impresión de que no se trataba de realizar una operación de acuerdo a principios, reglas y lineamientos, sino que todo lo que importaba era, al fin y al cabo, complacer a quien tendría la última palabra. Al quedar suspendida a los caprichos de este inestable autócrata, no es de sorprender que esta secuencia haya sido tan impredecible y desorganizada. La dimensión “personal” de esta historia bien podría presentar otra ramificación: aunque sería difícil de demostrar, los asaltos de Trump contra la red social tendrían como raíz una acción coordinada sobre esta plataforma que causó que su mitin político de junio pasado en Tulsa tuviera una asistencia embarazosamente poco nutrida. Según esta interpretación, la intención sería no sólo vengarse por este suceso pasado, sino también protegerse contra la repetición de infortunios parecidos en el futuro.

No sería posible concluir esta enumeración si incluir, como sexto punto, la profunda incompetencia que Trump y su administración están dando a relucir en este asunto: el lunes pasado, su intervención por teléfono en uno de sus programas favoritos de Fox News sembró confusión y reveló su profundo desconocimiento del contenido de las negociaciones en curso. En especial, anunció que el trato existente en aquel momento, que él había autorizado de forma condicional, le otorgaba un “control total” a Oracle y WalMart sobre la aplicación, en contradicción flagrante con la información proveniente de cualquier otro participante en las pláticas.

TikTok. Ojalá y este sonido sea el de la cuenta regresiva para el inminente fin de esta comedia que ya duró lo suficiente en la Casa Blanca.

 

* Profesor de tiempo completo del Tecnológico de Monterrey en Puebla, en la carrera de Relaciones Internacionales – [email protected]

 

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