La clase de sociedad en que nos hemos convertido

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Olimpia Coral Melo, una mujer de años originaria de Huauchinango, Puebla estuvo a punto del suicidio debido a la filtración y hasta comercialización de un video sexual.

Tenía 18 años y en el afán de complacer a su novio, con quien llevaba más de 6 años, le mando un video sexual de su “pack” (definido como todo contenido sexual que se envía por internet).

A partir de ese momento, su vida se convirtió en una verdadera pesadilla, ya que dicho video fue difundido primero en Huauchinango, y así se hizo extensivo en todo el país y en el mundo a través de las redes sociales. Olimpia no solo recibió humillaciones, burlas, insinuaciones, y amenazas, sino que también su familia fue objeto de señalamientos y burlas.

Afortunadamente, Olimpia se armó de valor y tras una larga recuperación, promovió una iniciativa que ahora se ha convertido en ley en todo el país y así evitar la propagación de imágenes y videos no autorizados que respeten la intimidad personal que afecta la autoestima y la implicación que la sexualidad sea vista de manera morbosa o enfermiza.

De mientras, los “machos” argumentan que ni es para tanto, que la feminista loca de Olimpia y otras mujeres solo quieren llamar la atención, ah y pero aún, “ella se lo buscó, nadie la obligó a desnudarse”; pero como bien lo mencionó la mamá de ella, solo disfrutaba de su sexualidad, lo que muchos machos no hacen.

 

Otro hecho desafortunado…

El estudiante de preparatoria de 16 años, Jorge Barrera estuvo desaparecido durante 10 días, el motivo, una tonta broma hecha por sus compañeros.

Jorge no cuenta con los suficientes recursos y por lo tanto, al igual que muchos mexicanos que no tienen acceso a internet, difícilmente tienen una pronta información; aprovechándose de dicha situación sus compañeros le avisaron que se tenia que presentar a la escuela por un examen, haciendo un tremendo esfuerzo por llegar y gastar en el transporte, se dio cuenta del engaño que había sufrido.

Todos hemos sufrido “bullying” en nuestra vida, principalmente en la infancia o adolescencia; sin embargo, es difícil entender como se puede jugar con los sentimientos de otros y ser burla de tus compañeros.

La educación promueve el trabajo en equipo, pero este tipo de acciones refleja que los resultados difieren de la realidad y la empatía es un concepto que se desconoce y poco se aplica.

¿Se imaginan si todos aplicáramos la empatía y nos pusiéramos en los zapatos de los demás?

Lograríamos una sociedad cohesionada y unida. Con mejores decisiones al votar por las y los representantes, más y mejores acciones debido a una exigencia colectiva que nos permitiría defender y ejercer nuestros derechos .

Pero tal parece que como sociedad parece no importar lo que le pase al otro, esto se ha recrudecido al vernos divididos e imponer una ideología separatista donde el rico es malo por tener dinero y el pobre es bueno solo por el hecho de serlo.

Un país polarizo y poco objetivo donde ya no existen mexicanas y mexicanos, sino “fifis” y “chairos”, malos y buenos, pobres y ricos, débiles y poderosos.

Un país de mucha riqueza cultural y de poca empatía que nos está haciendo egoístas ante el caso de Jorge o Olimpia.

Un país donde se burla de la pena ajena, de la desgracia, de la “debilidad” del otro, del color de piel, de los nombre o apellidos originarios de la región antes de la invasión española.

Mientras nuestros representantes son los únicos beneficiados de esta situación ya que ante un pueblo ignorante y poco unido, pueden imponer leyes y acciones que nos perjudiquen y hacernos a su antojo.

Como mexicana y mexicanos debemos unirnos, fortalecernos, enseñar y forjar a nuestras generaciones a ser más empáticos, más responsables de sus acciones, y no criar patanes que difundan imágenes o videos de índole sexual y se burlen de la lucha feminista por erradicar prejuicios y acciones machistas; o que crea que jugando bromas pesadas pueden ser mejores que los demás.

 

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