¿Es tan malo el feminismo como se dice?

Gracias al feminismo, la mujer es vista como un ser igual al hombre, con las mismas capacidades y habilidades y que puede desarrollarse en cualquier ámbito.

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Muchas veces he escuchado la opinión de mujeres y hombres ante el concepto de feminismo; de igual manera en redes sociales, hombres se atreven a señalar a las mujeres que expresan su opinión o se manifiestan llamándolas locas o feminazis, o peor aún, burlándose y ofendiéndolas poniendo en juicio su falta de actividad sexual.

Sin embargo, el señalamiento no solo viene de los hombres, sino de las propias mujeres externando que “aquellas mujeres que destruyen monumentos, hacen pintas y se desnudan en las calles no las representan”.

Y nuevamente viene la polarización de la sociedad, de los buenos contra los malos, de las mujeres de las buenas conductas contra aquellas que solo denigran la imagen de la mujer.

El feminismo no sólo es una actividad reciente de un grupo de mujeres que odian a los hombres, éste surgió como un movimiento de liberación y de romper esquemas sociales y culturales donde la mujer solo era vista como aquella que no tenía derecho a ningún tipo de educación, y para solo estar en la casa para la crianza de los hijos.

Desde el siglo XVIII, muchas mujeres osadas como de Ouges, Wollstonecraft, entre otras, reescribren los derechos hasta entonces reconocidos, y los conjuntan en varios documentos donde expresan que la diferenciación entre ambos géneros no es natural, sino cultural. Éstas y otras mujeres son encarceladas y ejecutadas por sus pensamientos progresistas.

Pero la lucha continúo y en Inglaterra, la lucha se intensificó y las mujeres comenzaron a manifestarse de manera poco convencional, ya que no solo repartían panfletos y mostraban en las pancartas sus desacuerdos, en ocasiones, lanzaban bombas o dañaban monumentos.

Esta presión se vio reflejada para que pudiera tener el derecho de votar en 1918, y en Estados Unidos en 1920.

La cúspide del feminismo, es representada por Simone de Beauvoir ya que etiqueta los roles impuestos para la mujer, y nombra “el androcentrismo” como todo aquello que gira alrededor del hombre y la mujer vista como otro sujeto, condicionando su apreciación ante los ojos de la sociedad y del mismo hombre para cumplir sus expectativas, esta aportación de Beauvoir da inicio al feminismo liberal.

Betty Friedan habla y acuña por primera vez el término en cuestión en su libro “mística de la feminidad” priorizando el deseo de otros por encima del propio y fundando un movimiento llamado “NOW” que centra la vida personal de la mujeres.

Y de ahí surge el feminismo radical no porque pretenda matar a todos los hombres, sino porque pretende atacar el problema de raíz; es decir, el patriarcado, visto como un problema social y cultural que impone una dominación e imposición del hombre en la mujer en todos los ámbitos, desde el familiar, hasta el económico y laboral.

El feminismo liberal busca la Igualdad de derechos igualitarios, mientras que el radical pretende terminar con el sistema patriarcal que vivimos.

Estos dos movimientos feministas se deben a que no existe un estilo o prototipo de mujer estandarizado, ya que hay diversos modelos de mujeres dependiendo de las cuestiones sociales, étnicas, religiosas y biológicas.

A partir de esta lucha histórica de muchas décadas, el movimiento feminista ha logrado la creación de centros de mujeres maltratadas, centros de salud para la mujer, guarderías, leyes e iniciativas como la recién lograda Ley Olympia en nuestro país

Gracias al feminismo, la mujer es vista como un ser igual al hombre, con las mismas capacidades y habilidades y que puede desarrollarse en cualquier ámbito.

Gracias al feminismo en ambas vertientes, liberal y radical, las mujeres se han unido en marchas y manifestaciones apoyando a las madres y padres de desaparecidas para exigir a las autoridades correspondientes su localización.

Yo propondría mejor no señalar y si sentirme representadas por aquellas mujeres que desde casa no fomentan el machismo, que desde casa no incitan a la violencia, que no juzgan a otras mujeres, que son sororas y proponen desde su trinchera acciones que no dañen, ni perjudiquen a otras mujeres y así promuevan la integridad de cualquier persona.

 

 

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