¿Qué será del muro?

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Joe Biden prácticamente se convertirá en el presidente número 46 de la Unión Americana en enero del 2021. Y desde ahora los ciudadanos de ambos lados de la frontera se cuestionan: ¿Y qué pasará con el muro de Trump?

El candidato demócrata dijo en campaña que no demolería la construcción que se ha levantado, pero que tampoco continuará con su edificación que fue financiada en su mayoría con recursos del Pentágono. Hasta el momento se han gastado alrededor de 15 mil millones de dólares en su desarrollo.

Según el gobierno norteamericano, de enero a octubre del presente año se han construido 300 millas más de este nuevo muro, pero se estima que antes de que Trump entregue la presidencia se podrían tener 170 millas más de construcción. La soberbia y obstinación del actual presidente es tal que aun sabiéndose perdedor luce decidido a seguir causando daño ecológico en la zona fronteriza de Arizona y Sonora.

Según Defenders of Wildlife, alrededor de mil 500 especies de plantas y animales, incluyendo algunas de los 60 clasificadas más en peligro de extinción o vulnerables, se encuentran en los cinco corredores de hábitats binacionales a lo largo de la frontera sur.

Un ejemplo del daño específico que se causó fue provocar un descenso severo en los niveles de agua del manantial Quitobaquito. Durante décadas las comunidades indígenas y los animales de esta región han dependido de este manantial para surtirse de agua en medio del desierto de Arizona.

El nivel del agua descendió de manera radical, ya que constantemente se bombeaba agua para construir el muro. Con la construcción, además, se puso en riesgo la vida de ovejas de borrego cimarrón entre California y México, así como la del lobo gris mexicano y el berrendo de Sonora, éste último en peligro de extinción. Pero con Biden en el poder, la obra será finalmente frenada.

“No se construirá otro pie de muro en mi gobierno. Voy a asegurarme de que tengamos protección fronteriza, pero se basará en que utilicemos la capacidad de alta tecnología para enfrentarla”, ha dicho el nuevo presidente.

Durante su campaña, Biden calificó de “obsesión” la decisión de Trump de construir un muro que en la práctica nada servía para mejorar los problemas de seguridad en la frontera. La política de Biden también supondría el retiro de las tropas de la Guardia Nacional que su contrincante mandó a la frontera del sur con la intención de apoyar al Departamento de Seguridad Nacional.

Todavía resuena en la memoria de los mexicanos la amenaza de Trump de que México pagaría por la construcción del muro. Finalmente, los fondos salieron de una partida presupuestaria destinada al Pentágono, lo que significa que los ciudadanos norteamericanos, desde Seattle hasta Miami, fueron quienes finalmente lo solventaron con sus impuestos.

La parte del muro de la frontera occidental quedará ahí, abandonada y sola, y permanecerá de manera indefinida como un mal recuerdo en nuestra historia contemporánea binacional, como un acto de un presidente norteamericano obstinado que buscó cumplir un capricho infantil a costa de dañar la naturaleza sin piedad.

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