La formación educativa en una escuela sin conocerla
Las nuevas condiciones epidemiológicas, que nos obligan a estar a una cierta distancia de las personas, han transformado el aprendizaje en todos los niveles académicos.
Por: Eunice Victoria Jiménez Gaytán
Lo primero que nos vino a la mente al escuchar que se aproximaba un nuevo comienzo de ciclo escolar en agosto de este año fueron salones de clases llenos, niños corriendo por todas partes, útiles escolares y uno que otro examen, aunque el regreso fue único en la historia mundial. Las nuevas condiciones epidemiológicas, que nos obligan a estar a una cierta distancia de las personas, han transformado el aprendizaje en todos los niveles académicos.
Al principio no se sabe qué esperar del nuevo ciclo escolar, la incertidumbre y nervios de los estudiantes. ¿Cómo serán las clases?, ¿lo haré mal en las clases en línea?, ¿ahora cómo voy a hacer amigos? Esas y más preguntas surgían sin tener respuestas claras. Además, nada mejoraba al darte cuenta que ni siquiera conocerías la escuela que te impartiría las clases.
Al empezar los problemas fueron inevitables, como en cualquier proceso que se hace por primera vez: alguna falla de internet o entrar a un enlace equivocado; nadie estaba exento de que le ocurriera eso, incluyendo los profesores, aunque siempre fueron comprensibles y razonables. Gracias a la buena actitud de nuestros maestros el proceso fue más sencillo y con el paso de los días todo fue mejorando: se comprendían mejor las cosas y se desarrollaban más alternativas para ayudarnos. Además, no se hizo esperar el interés de la escuela por guiarnos.
La escuela nos motivó a conocernos con actividades a través de dispositivos electrónicos para mantener la seguridad. De esta manera sabemos que existen nuevas maneras de hacer las cosas que normalmente hacíamos de forma presencial. La tecnología se convirtió en el medio principal para resolver nuestras necesidades, dándonos nuevas opciones y nunca dejándonos a nuestra suerte.
No puedo describir completamente cómo esta situación cambió la forma en la que realizábamos actividades cotidianas, pero todo esto nos ha obligado a ampliar nuestros horizontes, nuestra manera de pensar, la forma en la que socializamos. La pandemia ha hecho que los estudiantes encontremos ventajas y sorteemos dificultades con la educación en línea.
Creo que nunca hubiera podido imaginar esta nueva manera en la que nos están enseñando, la cual es innovadora, diferente y muy peculiar para lo que estábamos acostumbrados. Aunque parece que vamos a seguir así por mucho tiempo, tomando en cuenta la fluctuación del semáforo epidemiológico en naranja y rojo, esto ya no me preocupa, ya que sé que los maestros, su planeación didáctica, y las salas de clases virtuales, están más que listos y preparados para seguir adelante y enseñarnos con toda la actitud, sin pensar en lo que pudo haber sido, y centrarnos en lo que hoy es nuestra nueva realidad.
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