Sororidad, ¿Qué es y para que me sirve?

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“Mujeres juntas, ni difuntas”, “Prefiero trabajar con hombres que con mujeres”, “Las mujeres son muy conflictivas”, “Las mujeres son hormonales”; éstas y otras frases parecen ser ya parte de nuestro lenguaje cotidiano.

Estos tipos de expresiones hechas por mujeres y hombres sólo demuestran la falta de empatía y unión entre nosotras; por lo tanto, el ambiente laboral, social y familiar puede verse afectado y las metas y objetivos en común no podrán verse consolidados.

El término sororidad fue incorporado en nuestra cultura por la investigadora femenina, Marcela Lagarde, conceptualizado como una alianza y hermandad entre mujeres que permite que al unirse, comprenderse y apoyarse entre mujeres, puedan juntas cambiar su realidad y su entorno, y así fortalecer nuestra participación en la sociedad y reducir las limitantes y rezagos sociales, culturales y económicos a los que nos enfrentamos.

Sin embargo, el término sororidad es tan amplio que puede ser aplicado en todos los ámbitos, desde el ámbito familiar, escolar, universitario, laboral y hasta político.

Cada uno de esos aspectos afecta a cada una de nosotras; en el familiar para vernos como iguales y lograr un participación igualitaria en los quehaceres del hogar; en el escolar y universitario, apoyándonos a aprender nuevos temas o con aquellos con los que se nos dificulta, a no juzgar a las docentes o aquellas que ocupan puestos directivos; así como al personal de intendencia y vigilancia, comprendiendo lo difícil de su labor y por lo tanto cuidando más las instalaciones y que su trabajo sea menos complicados.

En el ámbito laboral, no murmurando y dando por hecho que una mujer obtuvo un puesto directivo o de promoción, por tener relaciones sexuales con el jefe, recordando que todas somos capaces y podemos ocupar otro puesto tarde o temprano, y que no nos gustaría que opinen lo mismo de nosotras.

En el trabajo, la sororidad debería ser tomada en cuenta como un valor de la empresa, ya que al colaborar de manera conjunta, sin juzgarnos, respetándonos, apoyándonos y reconociendo nuestra aportación y el trabajo colaborativo que cada una aporta, el rendimiento productivo sería mayor y el ambiente laboral mejoraría.

De igual manera, en el ámbito político, la sororidad incide en la ciudadanía y en la forma en que se relacionan las y los ciudadanos; es decir, que tantas discrepancias o acuerdos haya entre ellos.

La política con perspectiva y acción sorora, puede reducir la brecha de desigualdad, la violencia política de género, rompiendo esquemas y estereotipos de desigualdad y de patriarcado, de leyes e iniciativas que promuevan trabajo colaborativo, que fortalezcan no solo la acción y participación ciudadana, sino que además la economía y las finanzas de nuestro país al integrar la visión femenina.

Dentro de los partidos políticos, la sororidad también es fundamental ya que se estrechan lazos que ahondan en construir liderazgos en las futuras generaciones.

De igual manera, las propuestas y plataformas partidistas, pueden verse complementadas y enriquecidas si líderes, diputadas, senadoras, presidentas municipales y de cualquier cargo público, toman en cuenta las opiniones, posturas y propuestas de mujeres sin importar su cargo o escolaridad.

La sororidad por lo tanto, es de vital importancia, ya que podemos llevarla a cabo en cualquier momento de nuestra vida, y sin importar nuestra actividad.

La sororidad es una herramienta de hermanamiento que fortalece las relaciones femeninas, aprendiendo una de otras, con la escucha activa, evitando la violencia en nuestros hogares y empoderándonos para nuestra vida diaria.

Las invito a cada día, ser más sororas y a fomentar esta acción como un valor diario en cualquier aspecto de nuestra vida, 

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