Usted es un hongo
el hongo que no es planta ni animal y tampoco persona, sobrevive a todas las eras y a todos los universos.
Ahora que la astrobiología está tan de moda, lo menos que podemos hacer es pensar en los hongos. ¿Alguna vez ha sentido que se parece a uno de ellos?
Hace aproximadamente un año, distintos medios comentaron que la NASA efectuaba experimentos para erigir hábitats apropiados para que los hombres pueblen las estaciones en el espacio exterior. Y aunque todavía es ciencia ficción, como lo advirtió Victoria González, en su artículo “La NASA quiere construir casas con hongos en la Luna y Marte”, publicado el 26 de enero de 2020 en “Muy Interesante”, lo cierto es que los hongos se mantienen en el centro de esta conversación.
Sí, los hongos; esos simpáticos seres con cabeza de sombrilla y tallo regordete y fuerte. — Bueno, pese a que no todos tienen ese aspecto; es indudable que han demostrado su capacidad para adaptarse gentilmente a cualquier entorno.
Esto último lo saben los grandes observadores de la naturaleza; o sea, los poetas.
La estadounidense Emily Dickinson, en su famoso poema “El Hogo”, refiere:
El Hongo es el Elfo de las Plantas — De Noche, no está — por la Mañana, en Trufada Cabaña se detiene en un Lugar
como si siempre se rezagara y sin embargo su Recorrido tarda menos que una Serpiente, es más fugaz que una Cizaña —
Es el Juglar de la Vegetación — el Germen de la Coartada — Se anticipa como una Burbuja y cual Burbuja, se vuela —
Es como si la Hierba se alegrara de tenerlo puesto en medio — a este vástago subrepticio del Verano Circunspecto.
Si un Rostro terso tiene la Naturaleza o alguno puede desdeñar — si un Apóstata tiene la Naturaleza — ¡ése es Él — el Hongo!
(traducción de Álvaro Torres Ruiz)
Para la joven nacida en Massachusetts, Estados Unidos de Norteamérica, el 10 de diciembre de 1830, el hongo es el “Elfo de las Plantas”; es decir, el ser inmortal y mágico que cuida de los organismos vivos, fijos al suelo, alimentados a través de sus raíces y hojas.
Estos Elfos son amorosos y miembros de la luz: ¿ha visto el proceso de la fotosíntesis?
Gracias a la energía extraída de la luz solar, la materia inorgánica se tranforma en nutrientes, sosteniéndose el proceso vital de practicamente todo el reino vegetal. Por ello, para la poetisa, los hongos no están en la oscuridad.
Esta idea de los Elfos está ligada a la mitología nórdica; según la cual, son criaturas de apariencia muy hermosa y más deslumbrantes que los rayos del dios sol, con quien moran en el cielo.
Los hongos, en su personalidad secreta de Elfos, tienen la apariencia de una cabaña; entendendida como vivienda, granero y tierras rodeadas de una valla cerrada; es decir, protegida, porque cada uno es un habitáculo, donde anida la vida.
Y es esa vida que, al detenerse en algunos puntos de la Tierra, retrasa la muerte, haciendo germinar a las plantas. Proceso último que realiza de manera rápida, vertiginosa y callada; no se le percibe a simple vista.
No obstante, al poco, ahí están los renuevos, con sus órganos tiernos, elevándose hacia la bóveda celeste, llenándo de alegría los campos y el firmamento.
Por eso, el hongo es “Juglar de la Vegetación”; es decir, canto y júbilo; distracción, hermandad y nacimiento; es el mecanismo para hacer que todo vibre y prolifere.
Pues el hongo se expande a través de esporas, sustancia encerrada en sus glóbulos, que es excusa o camuflage de la supervivencia.
Es así, como la hierba de corta duración, se alarga en el tiempo al ser sustentada y vivificada por los hongos; quienes se instalan lo mismo en el desierto que en el agua salada; en los troncos de los árboles y en las plumas de las aves; en las cuevas, en los plásticos y en los talones de los pies humanos. Por consiguiente, es un Apóstata de la Naturaleza.
Pero el hongo que no es planta ni animal y tampoco persona, sobrevive a todas las eras y a todos los universos.
De modo que, si alguna vez ha sentido que se parece a un hongo, ha de ser por su genio innato para habitar cualquier ámbito y aislarse del exterior para seguir dando vida. No está mal, ¿no lo cree?
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