Cambio climático, migraciones centroamericanas y las propuestas de AMLO

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Tomás Milton MUÑOZ


Abril 25, 2021

Los procesos ligados al cambio climático (escasez de agua, disminución de cultivos, aumento del nivel del mar, mayor frecuencia de desastres naturales, entre otros) impactan cada vez en las migraciones internacionales y se suman a otras variables que provocan el desplazamiento de millones de personas en el mundo, entre ellas la pobreza, la falta de oportunidades de desarrollo y la violencia, es por ello que cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirma que se necesitan respuestas integrales y considerar al medio ambiente para atender las causas de las emigraciones masivas desde Centroamérica, está en lo correcto, pero parte de sus propuestas destinadas a atender la situación son inviables y empeorarían las condiciones en los países del Triángulo del Norte en materia climática y migratoria.

Especialistas, organizaciones internacionales y centros de estudios aún discuten y analizan cuáles son los impactos del cambio climático en el aumento de las migraciones internacionales, sin embargo, existe un consenso de que en los siguientes años se incrementarán los desplazados por causas medioambientales. Para ilustra lo anterior, el Centro de Seguimiento del Desplazamiento Interno (GRID, por sus siglas en inglés), estimó en un estudio que casi 4.5 millones de individuos fueron desplazados internos en el continente americano durante 2017, especialmente debido a los huracanes, las inundaciones, los incendios forestales. Estas personas no salieron de sus países de origen, pero sí tuvieron que abandonar sus comunidades.

La región centroamericana y el sureste de México son lugares que afrontan de manera constante huracanes e inundaciones, basta recordar que en 2020 se padecieron los estragos de Iota y Eta, que afectaron a más de 6.5 millones de personas, algunas de las cuales tuvieron que emprender el viaje hacia Estados Unidos. La vulnerabilidad que tiene Mesoamérica a los desastres naturales es, sin duda, un factor más que influye en la migración internacional y de acuerdo con el Banco Mundial, México y América Central podrían contar en 2050 con 3.5 millones de desplazados internos debido a procesos vinculados con el cambio climático.

El panorama es complicado, por lo que se necesitan propuestas y acciones de corto, mediano y largo aliento que atiendan de forma integral el fenómeno del desplazamiento internacional forzado, vinculado con causas medioambientales, y en las que participen países expulsores, de tránsito y de recepción, así como organizaciones internacionales, grupos de la sociedad civil organizada, académicos e investigadores y empresarios para dar respuestas factibles, en lugar de realizar propuestas carentes de sustento científico como la vertida por AMLO durante su participación en la reciente Cumbre de Líderes Mundiales para el Cambio Climático, evento en el que el mandatario mexicano señaló que la ampliación de uno de los programas sello de su administración, denominado “Jóvenes Sembrando Vida”, sería la solución para disminuir la emigración y atender al medio ambiente.

AMLO puso de ejemplo lo que ocurre en México, en donde dicho programa abarca mil millones de hectáreas, da empleo a 450 mil campesinos y tiene como meta reforestar al país con un millón de árboles, además, afirmó durante su participación virtual en la cumbre que si se sumara Estados Unidos a la iniciativa se podría generar en el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) más de un millón de empleos.

Lo que omitió señalar el mandatario mexicano es que “Jóvenes Sembrando Vida”, además de ser un programa clientelista en materia electoral y opaco, está provocando un efecto perverso que va en contra del medio ambiente en México, ya que campesinos han decidido deforestar para ingresar al mencionado programa y recibir recursos. La Auditoria Superior de la Federación, por su parte, ha documentado en 2019 y 2020 que este proyecto y el denominado “Jóvenes Construyendo el Futuro” han presentado irregularidades en el ejercicio de los recursos y no cumplen con sus objetivos originales. A pesar de ello, se replican en El Salvador y Honduras, con resultados magros y también opacos hasta el momento.

Atender las causas de la emigración no es tarea sencilla y menos cuando Estados Unidos es reacio a participar en programas de desarrollo en la región Mesoamericana que generen empleos, pero también respeten el medio ambiente, debido a lo anterior el Plan de Desarrollo Integral para la región presentado en 2019 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), a solicitud del propio gobierno mexicano, es una herramienta viable que concilia las necesidades de generar fuentes laborales y garantizar la sustentabilidad del medio ambiente, pero para su ejecución se necesitan unos 45 mil millones de dólares en un plazo de 10 años, y el gobierno de Joe Biden no está dispuesto a invertir tanto dinero.

El mandatario mexicano acierta en incluir al medio ambiente como elemento de atención para evitar las emigraciones masivas, pero se vuelve a equivocar en los medios y formas para atender los retos. Deforestar para sembrar “arbolitos” no es una medida que evitará la migración internacional y es necesario recordar que su política energética busca una preeminencia de los combustibles fósiles y mantiene un menosprecio sistemático a las energías renovables, posturas que seguirán impactando el entorno medioambiental y, por ende, en el cambio climático y en los desplazamientos humanos forzados.

La opinión expresada en este artículo es responsabilidad del autor y no refleja el punto de vista del Tecnológico de Monterrey. 

* Doctor en Ciencias Políticas y Sociales. Profesor e investigador de tiempo completo adscrito al Centro de Relaciones Internacionales, director de la Revista de Relaciones de la UNAM y profesor de cátedra en el ITESM Puebla.

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