¿A quién se le ocurre?
La Entrega
¿A quién se le ocurre? Que los gobernantes son honestos, sinceros, honrados, leales, capaces y bien intencionados. Son humanos con más defectos que virtudes. El enriquecimiento a costa del presupuesto es su pensamiento permanente. Aderezado con la ambición de poder. ¿A quién se le ocurre? Que los gobernantes son rivales de la corrupción y nepotismo. Sin excepción todos benefician a familiares y amigos con puestos en el gobierno. No existe administración que no caiga en la tentación de hacer ricos a sus cercanos. ¿A quién se le ocurre? Que en sus planes este el de combatir la pobreza de millones de mexicanos. El submundo de miseria seguirá desterrado del universo de riqueza grotesca de los gobernantes. Las fortunas que acumulan, garantizan el bienestar de generaciones de descendientes. ¿A quién se le ocurre? Que no compran conciencias para mentir al unísono. Para tratar de ocultar con fantasías la realidad de los lugares administrados. La mentira es la tónica de quienes se venden al servicio de los poderosos. El círculo vicioso de la mentira los desenmascara sin alternativa. La verdad nada ni nadie puede ocultarla indefinidamente. ¿A quién se le ocurre? Que aplican la ley justamente. El poder que les da disponer arbitrariamente de la impartición de justicia, lo usan para imponer condiciones con parcialidad. Desde el endeble pedestal asumen posturas de infalibles. La soberbia refleja su pobre condición personal. ¿A quién se le ocurre? Que la parte gobernada no la consideren de su propiedad. En sus alucinaciones de omnipotencia creen ser propietarios de los territorios que gobiernan. Al final en el exilio político son señalados con dedo del desprecio. Entonces, sólo entonces los aduladores se convierten en férreos críticos. ¿A quién se le ocurre? Que los políticos cumplirán la palabra empeñada de bienestar para quienes creyeron en sus promesas. Sí, realizarán el mínimo de lo prometido entrarían a la categoría del gobernante diferente. ¿A quién se le ocurren tales ocurrencias? Reporte del Informante Marchas forzadas. Las maquinarias administrativas de todas las secretarías, direcciones y departamentos del Ayuntamiento de Puebla, trabajan a todo lo que da para cuadrar los números de los haberes y deberes. La alerta de auditorías exhaustivas llegó a la administración municipal. Después de la entrega recepción al nuevo gobierno panista, la búsqueda de anomalías en el manejo de los recursos será el centro de atención de Eduardo Rivera Pérez. Las baterías no estarán enfocadas precisamente hacía Claudia Rivera Vivanco. Los flancos más débiles serán los blancos. El tiempo se acorta y los malabares para la justificación de los dineros se alarga. Los titulares de algunas dependencias se confiaron y olvidaron poner en orden las situaciones financieras. Tarde entendieron que entregarían el poder antes de lo previsto. Les alcanzará para “parchar" algunos movimientos. Sin embargo con auditorías externas saldrán a la luz los posibles quebrantos. Las luces rojas podrían adornar al Palacio municipal después de las fiestas patrias. Más vale que pongan en regla los estados financieros. De lo contrario pasarán a engrosar la lista de poblanos perseguidos. Licenciado en periodismo |
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