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Memorias del Crimen

Industria a la alza. El negocio del huachicol en Puebla vive sus mejores momentos. Nunca como ahora el robo de combustible a los ductos de Pemex, había alcanzado su mayor auge. De acuerdo con la paraestatal, junto con el Estado de México e Hidalgo, Puebla se mantiene a la vanguardia del ilícito.

Lo mismo sucede con el estado poblano en otras áreas como la inseguridad, salud y educación. A pesar de ser una de las cuatro entidades federativas más importantes del país. Puebla está hecha un caos.

Las fuerzas negativas sentaron sus laureles sin oposición mínima para impedir el irremediable hundimiento del estado poblano. Las tomas clandestinas de petróleo se hacen a diario y a plena luz del día.

Durante años el huachicol ha sido privilegio de los gobiernos en turno. El suculento manjar es repartido entre los infractores y autoridades. El cuento del combate a los infractores. Es una fábula y nada más. La prueba irrefutable es el actual incremento de tomas ilegales.

En el primer semestre del presente año, se han registrado 5 mil 315 perforaciones clandestinas. Lo que implican 331 más que el año pasado en el mismo periodo de tiempo. Lo anterior comprueba el nulo combate de las autoridades. Y sobre todo el fomento a la delincuencia para operar sin temor alguno.

Los datos duros que ponen a Puebla en el escaparate nacional del robo de combustible por encima de cualquier estado -sólo comparado con el Estado de México-son: las casi 200 tomas más que en 2020 fueron detectadas por Pemex en territorio poblano.

El año pasado se descubrieron 376 violaciones a los ductos y hasta el momento se ordeñan 570. En seis meses los huachicoleros abrieron casi 200 tomas más. La extracción de combustible es un industria sin riesgo de pérdidas.

La inversión de un millón de pesos para violar los ductos y poder sustraer gasolina -esa cantidad cobran los ingenieros especializados para instalar una toma clandestina-, es mínima si se toma en cuenta que la ganancia es del 95%. El gasto máximo es del 5% por transportación y salarios de los trabajadores.

La sustracción de combustible está perfectamente organizada. Lo mismo la distribución a gasolineras de todo el estado. Los miles de litros se traducen en millones de pesos para todos los involucrados.

Resulta risible que las autoridades desconozcan la ubicación de las tomas clandestinas. Los mismo que ignoren quienes en Puebla están involucrados. Y aún más que no los atrapen y se pregone que el combate a la delincuencia es permanente.

Sin embargo lo más increíble del cuento poblano es que se afirme que el huachicol ha bajado en los últimos meses. Las reseñas de Cachirulo tendrían mayor credibilidad.

¡Deshonroso lugar para Puebla!

Reporte del Informante

Salvavidas necesario. La intervención indirecta del presidente AMLO al conflicto de la Udlap, pondrá a cada quien en su lugar. Si la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera, se da como debe ser nadie saldrá bien librado.

El manejo de los millonarios recursos económicos, están a años luz de ser transparentes. Ninguno de los rectores anteriores y hasta Luis Ernesto Derbez, están exentos de tentaciones.

Así como tampoco quienes pretenden apoderarse de la Institución y sobre todo de la Fundación Mary Street Jenkins. Cuando hay millones de dólares en juego la ambición es desmedida. La familia pasa a segundo término.

¡Espurios contra legítimos!

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