Brecha digital e igualdad de género

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El pasado 5 de agosto, Coneval presentó las “Estimaciones de Pobreza Multidimensional 2018 y 2020”, las cuales mostraron que, en este periodo, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%, mientras que el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones de personas. 

Si bien, tanto hombres como mujeres presentaron un aumento en el porcentaje de la población en situación de pobreza, para el caso de las mujeres dicho cambio representó un aumento de 1.8 puntos porcentuales al pasar de 42.6% a 44.4%.  En las últimas semanas, tanto los datos emitidos por Coneval, y por las diversas mediciones del INEGI, nos muestran un escenario complejo para la situación económica y laboral de las mujeres mexicanas. Por ejemplo, la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo elaborada por el INEGI reportó que abril de 2020, 12 millones de personas salieron de la Población Económicamente Activa. Para febrero de 2021, esta encuesta estimó que la población femenina económicamente activa fue de 21 millones, lo que representa el 40.9% de las mujeres. Además, se indicó que la tasa de subocupación en las mujeres mexicanas fue de 15%, lo que representa una tasa superior en 6.7 puntos porcentuales en el mismo periodo del año pasado. 

En un contexto como en el que vivimos, sin duda, esto se vuelve más complicado. Las medidas de confinamiento han tenido impactos importantes en las dinámicas familiares, en muchos hogares mexicanos las niñas, adolescentes y mujeres tienen a su cargo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, por lo cual disponen de menos tiempo para su educación y el desarrollo de habilidades y capacidades que posibiliten oportunidades económicas y laborales más redituables para el futuro. Entre ellas estás se encuentra el desarrollo de alfabetización digital y las habilidades de búsqueda, evaluación y creación de la información en medios digitales. 

La brecha digital de género continúa siendo una constante en México y en el mundo, dejando a una gran cantidad de mujeres relegada del desarrollo digital, sobre todo cuando hablamos de mujeres en situación de pobreza, con poca escolaridad, por ser pertenecientes a un pueblo o comunidad indígena o, por vivir con alguna condición de discapacidad. Por lo que, combatir la brecha digital es principio para asegurar que las mujeres, niñas y adolescentes cuenten con un espacio seguro para la educación, creatividad, desarrollo y socialización, así como para asegurar que las desigualdades preexistentes no se profundicen. 

Sobre ello tuvimos oportunidad de reflexionar en las mesas de diálogo de alto nivel “Avanzando la inclusión digital en México” organizadas en colaboración con la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Laboratorio de Resiliencia Eon de C Minds, y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable. En el panel “Brecha digital e igualdad de género” coincidimos en la importancia de acelerar el paso para garantizar el acceso igualitario y reconocer a las mujeres como agentes del crecimiento, la estabilidad y la sostenibilidad.

En este desafío, hombres y mujeres debemos continuar trabajando de la mano para garantizar que todas y todos tengamos acceso equitativo a la educación y al desarrollo de habilidades que nos posibiliten mejores oportunidades. Coincido con mi colega panelista Martha Tudón de Artículo 19: “hablar de internet es hablar de derechos humanos”. Por ello, si consideramos al Internet como una herramienta necesaria que impulsa el conocimiento, la comunicación y la adquisición de habilidades que las niñas, niños y jóvenes necesitarán para el futuro, resulta indispensable garantizar su acceso, y cerrar la brecha digital. 

La inclusión digital de género en los procesos educativos es una labor que nos corresponden a todas y todos.


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