Baja California y la tormenta que se avecina

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Bajas California se apresta a vivir una situación inédita, cuando menos en los años recientes con dos personajes que se alistan para convertirse en el factótum del próximo gobierno. 

Son dos políticos con trayectoria, aunque uno es de nivel nacional y el otro local, pero ambos con ambiciones de ser el poder tras el trono en el próximo gobierno que inicia el primero de noviembre y que podría acarrearle demasiados problemas a la primera mujer en gobernar la entidad, Marina del Pilar Ávila y podría ocasionar que los bajacalifornianos tuvieran un sexenio de desastre. 

La disputa se advierte encarnizada, ya que ambos políticos se adjudican el crecimiento exprés de la ahora gobernadora electa, a la que, afirman, llevaron de la mano en solamente tres años al gobierno del estado y ahora le pretenden vender los favores de ese crecimiento y hasta posicionarla como siguiente meta entre los aspirantes a la candidatura presidencial de MORENA. 

Carlos Torres, un ex panista frustrado y Mario Delgado, dirigente nacional de MORENA, sostienen una lucha encarnizada, de la que quedó anulado con demasiada anticipación Fernando Castro Trenti (El Diablo), quien fue fulminado por la dupla, tanto así que ni siquiera pudo participar en la campaña, donde soñó con ser el coordinador de Marina del Pilar. 

El Diablo era el adelantado de Mario Delgado de quien era coordinador de asesores y se jactaba de entrar como cuchillo en mantequilla en la entidad que aspira a gobernar y donde ya fracasó en una ocasión. 

Constituía el enlace de Delgado con su “pupila”, Marina del Pilar que había comenzado el sexenio como diputada federal en la LXIV legislatura, de la que fue sacada un año después para postularla como aspirante a la alcaldía de Mexicali, la capital del estado, lo que concretó en las urnas. 

Curioso resultó que unos días antes de su toma de posesión, Marina del Pilar contrajo nupcias con Carlos Torres, un ex panista reconvertido al morenismo y quien se convirtió en su guía político, estableciendo una alianza con Mario Delgado su protector en el Congreso de la Unión. 

Hasta ahí la relación entre Carlos Torres, esposo de Marina del Pilar y ex diputado panista, con Mario Delgado era cercana, debido al respaldo que les daba a la pareja para colocarse en el ánimo de los electores bajacalifornianos, empujados por el dirigente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional. 

Vinieron los tiempos de sucesión y la breve carrera política de Marina se aceleró, ya que Mario Delgado sirvió como su enlace para recibir el beneplácito de la nominación, con todo y algunas oposiciones, incluso desde Palacio Nacional sugirieron buscar otro candidato, ante el riesgo de perder la primera entidad gobernada por MORENA que entraba en una sucesión. 

El riesgo que se veía en Marina del Pilar era su desenfrenada carrera por el poder que en tres años pasó de ser diputada federal a la alcaldía de Mexicali y al gobierno del estado y el riesgo que significa su ambicioso esposo, Carlos Torres. 

Los detractores de Marina del Pilar advirtieron sobre esa plena injerencia de su esposo, un ex panista resentido que nunca alcanzó esos niveles de poder, pero que anhela disfrutarlos, quien, además, hasta entonces, iba en mancuerna con Mario Delgado. 

Ahora al triunfo de Marina del Pilar y ante la cercanía de la toma de posesión, ambos, Torres y Delgado, entraron en conflicto, asumiéndose como los beneficiarios de esa ínsula de poder.

Un nuevo elemento se suma en la disputa que se da por el poder público y económico en Baja California es el hecho de que un hermano de Carlos Torres y cuñado de Marina del Pilar, Luis Alberto Torres, es vinculado a contratos que fueron usados, supuestamente, para fraudes. 

Eso llevó a roces y críticas de Marina del Pilar hacia algunas decisiones de gobierno de Jaime Bonilla quien decretó la municipalización del servicio de agua y ella pretende revertirlo. 

Lo cierto es que Baja California tendrá cambio de mando, dejando el gobierno Jaime Bonilla y asumiéndolo Marina del Pilar Ávila, con personajes sedientos de poder político y económico, lo que no presagia tiempos de bonanza para la población del estado. 

Dura serla la gestión de Marina del Pilar, donde la alineación que se le pretende hacer con Marcelo Ebrard puede romperse, si es que escucha el canto de las sirenas del ambicioso Carlos Torres y se siente disputando la posibilidad de competir por la presidencia de la república. 

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