LEGADO
Hay tanto que decir de una mujer como María Elena Chapa, que no alcanzaría el espacio de esta colaboración semanal.
Hay tanto que decir de una mujer como
María Elena Chapa, que no alcanzaría
el espacio de esta colaboración semanal. Decidí recordarla con mi cariño,
reconocimiento profundo y enseñanzas permanentes desde que por ahí de la década de los 80as,
empecé a escuchar su nombre, a seguirla; hasta conocerla y convertirme en su
discípula. Chapita como
muchas la llamábamos fue priísta, una gran priísta que pudo ser diputada local,
federal, senadora. Si al interior del PRI ha habido una
organización que fue transformándose conforme iba evolucionado la sociedad con
el impulso de muchas mujeres priístas de distintas épocas, justo había sido la
organización de mujeres. A finales de la década de los 90as se empieza a
fraguar lo que conocimos como Congreso
de Mujeres por el Cambio, ella fue la dirigente nacional, justo ahí mi
mayor acercamiento que permaneció y se robusteció desde entonces. Tuve en
aquella época el privilegio de presidir la transformación de la entonces organización
de las mujeres, en el Congreso de Mujeres por el Cambio, tarea que fue muy
compleja en el PRI, fue ahí que junto con un grupo muy importante de mujeres,
abrevamos de la Chapa -como también
muchas la llamaban- su conocimiento. Ella nos dio claridad en esa su
incansable lucha por los derechos de las mujeres y aprendimos disciplina, congruencia, análisis,
crítica; y con su ejemplo, el estudio constante de conceptos entonces en
construcción: equidad, igualdad, perspectiva de género, transversalidad,
igualdad sustantiva. De ella aprendí que defender los
derechos de las mujeres no es sólo una cuestión de partidos políticos, que
debía construir pluralmente para llegar a garantizar su pleno ejercicio y así
lo hice desde entonces. Fue una feminista muy reconocida a
nivel nacional e internacional, presidenta fundadora y desde 1996 honoraria de
la International Women´s Forum (IWF) Capítulo México, participó en la cuarta
conferencia mundial sobre las mujeres celebrada en Beijing (1995). Promovió en 2011 junto con otras
importantes mujeres, ese juicio
ciudadano 12624, que es un parteaguas en la defensa de los derechos
políticos de las mujeres, ya que obligó a los partidos políticos a cumplir sin
pretextos -como lo hacían- el 40% de candidaturas para mujeres, que las
suplentes fueran mujeres y que las fórmulas en las listas de los partidos
políticos para la representación proporcional fueran alternadas. Esta
resolución 12624 reconoció también el derecho de las mujeres a promover juicios
para defender los principios de igualdad y de paridad. Muchos reconocimientos en vida
recibió María Elena Chapa por fortuna, “La Mujer de México en Atlanta”, la
medalla “Simone de Beauvier”, el
reconocimiento “Elvia Carrillo Puerto” que otorga el Senado de la República,
esa intervención suya la tengo muy presente, como siempre fue una cátedra,
transcribo sólo dos párrafos: “Las mujeres vivimos en un perpetuo
estado de minorías, cansa, eh, cansa eh, siempre eres minoría de todo,
herederas de una represión que a veces ni nos toca, ni la hicimos ni la
provocamos, donde no caben las aspiraciones políticas, todo está bien, mientras
no te atrevas a aspirar políticamente a un cargo, mientras estés calladita y
obediente no pasa nada, es que igual, Elvia Carrillo Puerto y sus dos maridos,
verdad, se premia la obediencia, mientras estés calladita no pasa nada, pasa
cuando exiges un derecho y dices: tengo derecho a una oportunidad política.” “Los espacios definidos como públicos
que todos conocemos y todas, no deben ser espacios de contienda ni de acoso,
sino de democracia, los espacios públicos son espacios para la democracia, no
para las contiendas y el Estado tiene la obligación de la tolerancia, el feminismo no es una teoría de buenos
deseos, y eso quisiera que quedara muy claro, es una teoría de las libertades fundamentales mínimas, no se trata
de identidades afectivas; esto no se trata de que me caes bien, me caes mal,
estás flaco, estás gordo, estás prieto, estás panzón. Eso no tiene nada que ver
con las identidades afectivas. La democracia es otra cosa fundamental, es el
ejercicio de mis libertades…” Siempre tuve de ella un consejo, una
enseñanza, una guía, libros, escritos, ensayos que me han servido tanto como
sus propias publicaciones, lo mismo de
visita en su natal Monterrey -donde formó el Instituto de las Mujeres- que vía
mensajes personales cuando se me atoraba algo, o recibiendo lecciones,
argumentando, proponiendo en el chat en el que coincidíamos porque ambas
formamos parte de Mujeres en Plural o en el chat que tenemos de Derecho a
Decidir o de Objeción de Conciencia para el análisis y actualización de
derechos sexuales, reproductivos y aborto. Mujer muy inteligente, aun enferma, pero
siempre positiva, continuó vía virtual enseñándonos, hace bien poco todavía en
un homenaje virtual que le hizo el Tecnológico de Monterrey y la Cátedra
Alfonso Reyes, conversando con la también brillante Amelia Valcárcel. María Elena Chapa Hernández falleció el 9 de agosto, tenía 77 años, su liderazgo, su legado, su ejemplo nos acompañará
siempre. “los derechos de las mujeres no son negociables, se ejercen; no se
prestan, no se dan…” Chapita querida, te extrañaré siempre. ¡Gracias! @rgolmedo Palabra de Mujer Atlixco
rociogarciaolmedo.com |
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa. |