El descontento mexicano
A los mexicanos nos urgen motivos para vibrar alto.
A los mexicanos nos urgen motivos para vibrar alto. A
últimas fechas en nuestras calles y avenidas, hasta en el transporte público y
tiendas de autoservicio, se ven caras largas, gente que responde con indolencia
a la menor provocación, y que se incomodan incluso cuando ven a alguien
sonreír. Y la situación no es para menos, porque las cosas se ponen más
difíciles cada día. Por un lado aunque en la Ciudad de México el semáforo pasó a
amarillo, lo que significa la apertura de los comercios, y cada vez menos
restricciones por la pandemia, la cifra de muertos se incrementan. Mentira que
el Coronavirus amaine, y sigue arrasando con quién puede, dejando devastación a
su paso. Por otro lado el incremento de los precios sigue pesando en
el bolsillo de los mexicanos. La inflación se situó en 5.75 por ciento anual en
la primera quincena de julio, según información del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi). El indicador hila así cuatro meses y medio por
encima del objetivo del Banco de México del 3 por ciento, con una posible
variación de un peso porcentual. Asimismo el costo de los energéticos, principalmente del gas
doméstico LP, y de ciertos alimentos básicos presionaron al alza los precios. Y
ni qué decir de los medicamentos que andan por las nubes. Todo sube por semana,
y si no muchos mueren por Covid, si lo harán por el hambre. Los jóvenes también muestran desesperación porque aunque
algunos recién se titularon, las oportunidades de contratación para
obtener un empleo se restringen, y cada vez es más difícil encontrar una opción
laboral. Ahora a mitad de la 4a Transformación, que en lo personal y
entre personas conocidas se nos han hecho 20 bajo el agua, y en medio de una
emergencia política, el presidente coloca en Gobernación a Adán Augusto López,
le ha pedido su apoyo para evitar el fracaso de su proyecto transexenal. Y es que AMLO se siente solo, no confía ni en su sombra.
Ha llegado al tercer año de mandato sin resultados, convirtió el Tercer Informe
en mera propaganda política. En tres años la Cuarta Transformación se derrumba, hay 4
millones más de pobres, la economía estancada, y ni hablar de la inseguridad,
el crimen organizado está empoderado y desatado. Como es obvio la inconformidad
social va a la alza. Así las cosas, ojalá el nuevo Secretario de Gobernación
pueda poner algo de orden, y en verdad velar por el bienestar de los
mexicanos.
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