Vox y la nueva liberación de México

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Ángel SORIANO


Septiembre 05, 2021

Santiago Abascal, líder del VOX, el movimiento ultraderechista de España, causó revuelo durante su visita a México –no obstante su obligada visita a La Villita-, no porque haya firmado una carta de similitud ideológica con el PAN, sino por el contenido de ésta “en defensa de la propiedad privada y contra la dictadura” lo cual resulta incorrecto en las políticas públicas de nuestro país.

Primero, porque nuestras autoridades han sido legítimamente elegidas en las urnas en procesos democráticos sancionados por las instituciones creadas para el evento por el Congreso de la Unión y porque en el desarrollo de las mismas han participado observadores extranjeros que tienen todas las facilidades necesarias para el desempeño de su cometido.

El régimen de propiedad privada no se ha cambiado en lo absoluto y hay pleno respeto a la misma, y para cualquier modificación es preciso la intervención del Congreso de la Unión –Cámara de Diputados y Senadores-, y los congresos locales, donde hay representación de todas las corrientes políticas e ideológicas que concluyen en el país.

Desde el Ejecutivo federal se ha convocado a los opositores a participar en la revocación de mandato a tres años de iniciada la administración, aun cuando históricamente las dictaduras permanecen o han permanecido dos o tres periodos, o más, en su mandato desatando la represión en contra de los opositores. La concurrencia a las urnas para tal efecto no ha encontrado eco en la población.

Y si bien el PAN considera que vamos hacia la dictadura, bastaría esperar que se cumplan los plazos para los que se ha convocado la revalidación del mandado presidencial o presentar una oferta y un candidato atractivo para ganar la presidencia e impulsar un nuevo proyecto, pero está lejos de hacerlo, al contrario, el otrora partido opositor va cada vez más en decadencia pese a sus intentos renovadores.

Desde luego que VOX y su líder están en su derecho de alentar proclamas conservadoras ya superadas y en México se le permite su participación abierta –sin aplicársele el 33 constitucional que permite la expulsión de líderes políticos que realizan proselitismo en contra de las autoridades legítimamente constituidas-, pero tampoco es aceptable que profiera insultos en contra de quienes dirigen la Nación.

Si el presidente López Obrador presume que su gobierno tiene también record en la no expulsión de líderes extranjeros y de mantener sus puertas abiertas, al PAN también le corresponde dar cuentas al país sobre sus alianzas extranacionales en contra del país y si se identifica tanto con VOX, un movimiento ultraderechista que pretenden exportar sus ideas a otros países en donde se les permite su participación, pero es obvio que no es el caso de México.

De todos modos esto es interesante porque alienta la participación ciudadana y, como dice el mismo López Obrador, permite que los extremistas se quiten la careta de demócratas y se exhiban como lo que son: ultraconservadores, neonazistas, extremistas, contrarios a todo avance social en el país y partidarios de la conservación de privilegios para unos cuantos.

Hoy, en tiempos de pandemia y crisis social y política, las corrientes migratorias concluyen en todo el mundo al igual que los perseguidos políticos de uno y otro bando, puede considerarse –por lo consiguiente-, normal la presencia de Santiago Abascal en México, pero consideramos riesgoso para sus partidarios en México que desde España VOX esté alentando una supuesta nueva liberación en el país pues no están dadas las condiciones para ello.

No hay, en México, ni la insignificante minoría seguida de VOX en España, como se ha demostrado en las elecciones y como está demostrado en la nueva composición de la Cámara de Diputados.

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