Vox y la nueva liberación de México
Santiago Abascal, líder del VOX, el movimiento ultraderechista de España, causó revuelo durante su visita a México...
Santiago Abascal, líder del VOX, el movimiento
ultraderechista de España, causó revuelo durante su visita a México –no
obstante su obligada visita a La Villita-, no porque haya firmado una carta de
similitud ideológica con el PAN, sino por el contenido de ésta “en defensa de
la propiedad privada y contra la dictadura” lo cual resulta incorrecto en las
políticas públicas de nuestro país. Primero, porque nuestras autoridades han sido legítimamente
elegidas en las urnas en procesos democráticos sancionados por las
instituciones creadas para el evento por el Congreso de la Unión y porque en el
desarrollo de las mismas han participado observadores extranjeros que tienen
todas las facilidades necesarias para el desempeño de su cometido. El régimen de propiedad privada no se ha cambiado en lo
absoluto y hay pleno respeto a la misma, y para cualquier modificación es
preciso la intervención del Congreso de la Unión –Cámara de Diputados y
Senadores-, y los congresos locales, donde hay representación de todas las corrientes
políticas e ideológicas que concluyen en el país. Desde el Ejecutivo federal se ha convocado a los opositores
a participar en la revocación de mandato a tres años de iniciada la
administración, aun cuando históricamente las dictaduras permanecen o han permanecido
dos o tres periodos, o más, en su mandato desatando la represión en contra de
los opositores. La concurrencia a las urnas para tal efecto no ha encontrado
eco en la población. Y si bien el PAN considera que vamos hacia la dictadura,
bastaría esperar que se cumplan los plazos para los que se ha convocado la
revalidación del mandado presidencial o presentar una oferta y un candidato
atractivo para ganar la presidencia e impulsar un nuevo proyecto, pero está
lejos de hacerlo, al contrario, el otrora partido opositor va cada vez más en
decadencia pese a sus intentos renovadores. Desde luego que VOX y
su líder están en su derecho de alentar proclamas conservadoras ya superadas y
en México se le permite su participación abierta –sin aplicársele el 33
constitucional que permite la expulsión de líderes políticos que realizan
proselitismo en contra de las autoridades legítimamente constituidas-, pero
tampoco es aceptable que profiera insultos en contra de quienes dirigen la
Nación. Si el presidente López Obrador presume que su gobierno tiene
también record en la no expulsión de líderes extranjeros y de mantener sus
puertas abiertas, al PAN también le corresponde dar cuentas al país sobre sus
alianzas extranacionales en contra del país y si se identifica tanto con VOX,
un movimiento ultraderechista que pretenden exportar sus ideas a otros países
en donde se les permite su participación, pero es obvio que no es el caso de
México. De todos modos esto es interesante porque alienta la
participación ciudadana y, como dice el mismo López Obrador, permite que los
extremistas se quiten la careta de demócratas y se exhiban como lo que son:
ultraconservadores, neonazistas, extremistas, contrarios a todo avance social
en el país y partidarios de la conservación de privilegios para unos cuantos. Hoy, en tiempos de pandemia y crisis social y política, las
corrientes migratorias concluyen en todo el mundo al igual que los perseguidos
políticos de uno y otro bando, puede considerarse –por lo consiguiente-, normal
la presencia de Santiago Abascal en México, pero consideramos riesgoso para sus
partidarios en México que desde España VOX esté alentando una supuesta nueva
liberación en el país pues no están dadas las condiciones para ello. No hay, en México, ni la insignificante minoría seguida de
VOX en España, como se ha demostrado en las elecciones y como está demostrado
en la nueva composición de la Cámara de Diputados.
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