¿Hay futuro fuera de MORENA?

Después del ejercicio democrático del 6 de junio pasado, donde los resultados no fueron lo satisfactorio que esperaban los partidos políticos, estos cuentan con poco más de dos años para ajustar sus estrategias, diseñar nuevas y buscar nuevos liderazgos que puedan enfrentarse, con éxito, en las urnas a los candidatos de MORENA. 

La tarea no es sencilla, pues como se ve el panorama no es nada halagüeño para los partidos de oposición que antes de los comicios presidenciales del 24, tendrán dos aduanas que superar. La primera con los comicios estatales en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas el próximo año y en Coahuila y Estado de México en 2023. 

De acuerdo al panorama que se advierte en esas ocho entidades que serán las próximas en elegir a sus gobernantes, cinco se ven como nuevas franquicias para MORENA y tres no, aunque en el caso de Aguascalientes se ve una franca victoria del PAN y en Durango y Coahuila dividas las preferencias.

Actualmente Hidalgo y Oaxaca que van el año próximo y Coahuila y Estado de México que irán un año después son gobernadas por el PRI, pero se duda mucho que los tricolores puedan refrendar la victoria. 

Si acaso en Coahuila y Estado de México podrían presentar batalla, pero en los restantes se ven superados, por ahora, por los posibles abanderados de MORENA.

Y no es que los aspirantes de MORENA sean sumamente carismáticos, ejemplares y conjunten los anhelos del pueblo que pretende representar, sino que el Presidente López Obrador sigue siendo el aval de los que sean postulados. 

Las encuestas siguen apuntando a que el Ejecutivo Federal rebasa por mucho a los dirigentes de partidos y aspirantes de oposición y resulta un emblema para los candidatos de su partido. 

Con todo y lo ocurrido en la CDMX, donde la alianza opositora presentó un frente de batalla que disputó palmo a palmo las 16 alcaldías y que salió triunfante en nueve de ellas, en los estados con elecciones futuras y todavía sin candidatos fijos, el Movimiento de Regeneración Nacional sigue cuesta arriba, mientras que los opositores se la pasan en descalificaciones y golpeteos internos. 

Un solo ejemplo basta, Francisco Xavier Berganza, un oscuro cantante del siglo pasado busca la candidatura de MORENA al gobierno de Hidalgo, entidad en la que ha sido acusado de diversos delitos y hasta estuvo detenido. 

Berganza, convertido en presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Hidalgo, es apoyado por grupos de ex priistas que se mudaron a MORENA, encabezados por Canek Vázquez, quien es uno de los poderosos política y económicamente que en Hidalgo acumuló gran fortuna. 

El ex cantante ya pasó por todos los partidos políticos habidos y por haber, sin dejar gran huella. Fue panista, priista, militó en Convergencia Democrática y actualmente se pasó a MORENA y ya fue candidato a gobernador postulado por el PAN, siendo derrotado en las urnas. 

Julio Ramón Menchaca, senador de mayoría es el otro contendiente de MORENA, bien posicionado y quien tiene buena presencia en la entidad, donde ya fungió como presidente del Tribunal Superior de Justicia y diputado local. Actualmente es presidente de la Comisión de Justicia del Senado de la República. 

Sin embargo, los panistas y priistas no encuentran un abanderado que pueda competir contra MORENA y personajes como la senadora Xóchitl Gálvez, prefieren buscar la candidatura al gobierno de CDMX y Carolina Viggiano y David Penchyna, quienes cuentan con buena presencia en Hidalgo, donde han acumulado cargos de elección se retraen ante el empuje del gobernador a favor de Israel Jorge Félix, alcalde de Mineral de Reforma y ex secretario particular de Omar Fayad. 

En Hidalgo se comenta que una alianza entre priistas, panistas y perredistas, podría nivelar las preferencias y en su caso, hasta llevarlos a la victoria, siempre y cuando acuerden bien sus estrategias. 

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Mayor atención debe poner el gobierno federal en lo que sucede cotidianamente en Guanajuato, especialmente en la zona de Celaya, Irapuato, Salamanca y los Apaseos. La frecuencia de los enfrentamientos, atentados, ajusticiamientos y otros delitos de sangre es manifiesta. El gobierno del estado se muestra ajeno a lo que sucede y el federal no da respuesta rápida.  

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