CHIAPAS ES UN POLVORÍN
Chiapas es un polvorín a punto de estallar y todos lo saben.
Chiapas es un polvorín a punto de estallar y todos lo saben.
Lo saben las fuerzas armadas y alertan sobre ello. Lo sabe
el gobierno federal y lo calla. Lo sabe el gobernador del estado y se hace
omiso. A nadie parece interesarle lo que sucede en Chiapas. Las
autoridades están entrampadas con los recientes acontecimientos de Michoacán,
Guerrero y otras entidades del país y poco caso hacen a lo que sucede en
Chiapas. Pero en Chiapas puede repetirse una historia similar a la
del primer día del nuevo milenio, cuando el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) se levantó en armas y declaró la guerra al gobierno federal que
encabezaba Carlos Salinas de Gortari. Como en ese entonces, todos sabían lo que
se incubaba en la entidad del sureste, pero no actuaron a tiempo, dejaron que
el problema estallara. El contexto actual es distinto, pero se suman los temas de
diversa índole. Los hay de narcotráfico, migración abandono social, rezago,
desidia, grupos armados en defensa de su integridad, problemas políticos y un
gobierno estatal alejado de las necesidades de la población. En la
actualidad, la crisis social en Chiapas es severa: 78% de la población
vive en pobreza y pobreza extrema; la entidad tiene el primer lugar en el país
en muerte materno infantil; el primer lugar en infección del SIDA; el 84% de
sus niños y adolescentes viven en pobreza; la economía de la entidad
no sólo no tiene crecimiento, sino que mantiene una tendencia al alza. La situación geográfica de Chiapas resultó de sumo interés
para los principales grupos delincuenciales del país y se extendió por la
presencia de algunos provenientes de países de Centroamérica. En Chiapas convergen los cárteles mexicanos de la droga que
disputan con Maras el Cártel de Sinaloa y el CJNG peleando
por el control de los municipios cercanos a la costa del océano Pacífico y
fronterizos con Guatemala, estratégicos para sus actividades
ilícitas. También surgió otro Cártel en Chiapas que pelea los espacios
y que es conocido como el Cártel de Comitán, ramal del Cártel de Sinaloa, pero
con independencia del mismo, el que es casi desconocido a nivel nacional, pero
del que los chiapanecos saben desde hace varios años. Apenas en julio pasado fue asesinado JR, Gilberto Rivera
Amarillas, hijo del capo conocido como el tío Gil, en un operativo
instrumentado, supuestamente, por el CJNG en una de las calles de la capital
del estado y que dejó seis personas muertas, después de un intenso
tiroteo. La violencia es constante en la entidad, donde por razones
diversas se produce. Varias poblaciones toman la justicia en sus manos, sea por
la imposición de autoridades, por pertenecer a bandos políticos distintos o
simplemente porque la autoridad no les responde a sus requerimientos. Nada detiene a la población del estado cuando decide tomar
la acción por su cuenta y de eso pueden dar cuenta algunas de las actuales
autoridades y políticos de ideologías diversas. El gobernador del estado Rutilio Cruz Escandón, vio con
asombro como la casa de su madre y otras construcciones de su natal Venustiano
Carranza, ardieron cuando una enardecida población decidió tomar la justicia en
sus manos. Juan Salvador Camacho Velasco, hijo de Manuel Camacho Solís
y primo hermano del ex gobernador Manuel Velasco Coello, fue retenido por
pobladores de San Cristóbal en su campaña por la alcaldía para que las
autoridades cumplieran con algunas peticiones que no habían sido
atendidas. Los ciudadanos de Pantelhó, Chenalhó, Aldama, Altamirano y
otras poblaciones decidieron convertirse en autodefensas, para combatir la
inseguridad. Las comunidades Chamulas y de otras etnias, se encuentran
infiltradas por el crimen organizado que se extiende hasta el propio EZLN. La
secretaria de Seguridad Pública, Gabriela del Socorro López, carece de eficacia
para atender los requerimientos de la población en materia de seguridad y sabe
de la violencia que provocan los grupos delincuenciales, ya que en su paso de
seis años por Comitán le tocó vivir algunas experiencias. El problema de los migrantes mantiene en una tensión
constante a las poblaciones fronterizas, con las frecuentes oleadas de
extranjeros que en muchos de los casos se quedan en esas ciudades. El rezago social es marcado y aunque no tiene marcada
presencia del CORONAVIRUS, su población es una de las que menos vacunados
tiene. Hay quienes piensan que remover al gobernador Rutilio Cruz
Escandón pudiera ser la solución de los problemas y hasta lo acomodan en algún
espacio disponible de la Fiscalía General de la República, pero el asunto no se
resuelve con el cambio de gobernante, la situación en Chiapas tiene convertido
al estado en ingobernable y los propios militares apostados en el estado lo han
resentido.
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