La energía mueve al mundo.
La energía mueve al mundo. Prácticamente el 80% de la demanda mundial de
energía se satisface con combustibles fósiles, así como también la relativa a
la energía eléctrica. Este es un hecho que no cambiará en el corto plazo a
pesar de los graves inconvenientes ambientales que implica.
La razón fundamental de los anterior es que el mundo enfrenta costos muy
elevados para lograr que las “energías limpias” se conviertan en nuestra
principal fuente de energía. Por supuesto, este es un objetivo central de la
humanidad para el futuro.
Esto nos pone frente a un problema inter temporal de optimización
energética. Tenemos que resolver nuestras necesidades presentes que dependen
fuertemente de ingresos derivados del petróleo y maximizar la utilidad, la
felicidad o el bienestar (como usted guste llamarle) de las generaciones
futuras sujetos a restricciones tecnológicas y a costos ambientales
importantes.
¿Cómo se ve el presente en México? Complejo como de costumbre desde hace
décadas. Las tremendas desigualdades generadas por el descuido de lo público
por muchos años generaron brechas sociales y daños estructurales que nos tomará
muchos años solventar. Lo anterior aunado a que la capacidad potencial de la
economía mexicana se encuentra estancada en medio de una de las mayores crisis
sanitarias de los últimos tiempos.
En el mundo, el presente energético se caracteriza por la alta producción y
demanda de carbón del continente asiático (en particular China, India e
Indonesia) sin dejar de lado a Estados Unidos. En segundo lugar, por la
construcción de cerca de 90 refinerías predominantemente en China y en Oriente
Medio que planean entrar en operación para 2025 (y, por supuesto la construcción
de Dos Bocas y la modernización de otras refinerías en México). En tercer
lugar, se caracteriza por un incipiente pero cada vez más convencido inicio
hacia la transición energética. De hecho, China es al mismo tiempo de los
países con mayor inversión en energías renovables.
Esta “paradoja” a la que parece se enfrenta el mundo no es ajena a México,
por supuesto. Ha creado un acalorado debate desde las trincheras de las
diferentes cosmogonías y visiones de entender la sociedad, el ser humano y su
relación con los demás. El común denominador, si es que existe realmente entre estas dos visiones,
es el acuerdo por buscar una “diversificación energética” y una transición
gradual hacia otras formas de energía.
Sin embargo, desde el punto de vista inter temporal debemos decidir cómo
administrar y cuidar los recursos que hoy tenemos (y que seguiremos
encontrando) y que hoy mueven a México y lo seguirán haciendo en las próximas
décadas. Recursos que serán también la base para invertir en nuevas formas de
mover al mundo (energías no basadas en combustibles fósiles) y el fundamento
para invertir en la resolución de nuestros grandes y graves problemas
nacionales.
Para ello, la sobre simplificada idea de que invertir en nuestros propios
recursos y medios para transformarlos es ineficiente y que sólo es posible una
transición energética completa apostando a privatizar cada vez más al sector se
vuelve una forma muy pedestre de entender el mundo y de entender la economía. La
economía es una ciencia social y por ello la complejidad del ser humano como su
objeto de estudio nunca debe ser puesta en segundo plano.
¿Más competencia? Las empresas privadas nunca quieren más competencia, por
la simple razón de que eso significa menores beneficios. Eso es economía
básica. Las empresas y en general, todos los agentes económicos, según el
propio modelo económico básico, buscan maximizar su beneficio, sus ganancias.
Cuando hablamos de bienes de seguridad nacional, como el petróleo o la
electricidad debemos los economistas poner de nuevo al ser humano como el
objeto de estudio de la ciencia y ampliar el análisis hacia lo sustancial: el
bien de todos, el bien común, el bien de nuestra Patria.
La reforma energética planteada hace unos días por el Ejecutivo puede
convertirse en la más importante para México en los últimos tiempos. La razón
es muy sencilla: entiende que los resultados que queremos conseguir mañana son
el resultado de las decisiones que tomemos hoy. Entiende el problema inter
temporal de decisión, pero sobre todo acepta que la definición de bienestar
social va más allá de la maximización de utilidades y de excedentes, de la
idealización de un modelo teórico (el de la competencia) que no existe en el
mundo real por la simple razón de que los agentes siempre buscarán maximizar
sus ganancias, aún haciendo uso de prácticas corruptas y poco éticas. El reconocer eso, es el primer paso elevar el
debate y hacer mejor economía.
Octavio Paz, el gran escritor mexicano, nos dejó una de las más bellas
reflexiones acerca de nuestro papel en la historia y en el mundo. Decía que
todo es presencia, que todos los siglos son el presente. Así es, nuestro
presente es fruto de toda nuestra historia, nuestras acciones y omisiones, de
todos los siglos. Entender nuestra realidad energética implica, como apuntaba
Gabino Barreda en su célebre “Oración Cívica”, entender dicha historia como
sujeta a leyes que hacen posible la previsión de sucesos por venir y la
explicación de los que ya han pasado.
José Ángel Alcántara Lizárraga PhD en Economía, Washington University in St.
Louis Profesor de Economía / Tiempo Completo
Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla |
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