La amistad

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No sé qué es la amistad, pero sí quiénes son mis amigos. Para encontrarlos pienso en la literatura, pues ambas crean un vínculo incorpóreo que trasciende más allá del tiempo y espacio. Anaïs Nin escribió que cada amigo representa un mundo dentro de nosotros, un universo que tal vez no habría nacido si no lo hubiéramos conocido. Después de cerca de dos años padeciendo una pandemia, los libros han llamado a la insurgencia para mostrarnos que, en ocasiones, no se necesita salir de casa si se tiene una lectura con la cual sigamos reconociendo el mundo.

Si realizamos un trabajo de introspección, encontraríamos diversos motivos por las que una persona nos parece interesante o digna de admiración, aunque tal vez no valga la pena entrar en cavilaciones innecesarias y comprender que la amistad es necesaria en cualquier sociedad justa, en la que resulta imposible no enfrentarnos a la decepción, debido a que ésta es resultado inherente al comportamiento humano; sin embargo, no podemos olvidar que los amigos son sinónimo de esperanza y el perdón es una necesidad que nos permite renovar la capacidad de huir de la obscuridad. Siempre que se promueva un intercambio sentimental e intelectual que construya oníricamente el deseo de un mundo más amable, será posible cualquier tipo de reconciliación.

Gabriel García Márquez dijo en una entrevista que escribía para que sus amigos lo quisieran más. Asiento y comparto su convicción, debido a que la comunicación vía el lenguaje escrito permite crear simbolismos de identidad y comunión entre las personas. Cuántas veces no nos hemos sentido parte de la obra de un artista porque en ella encontramos regocijo y paz: un lugar donde descansar de la tormenta. En una era sepultada en la virtualidad, ¿hasta dónde los encuentros corpóreos siguen siendo el principal criterio para establecer una amistad? Me parece que la lectura sería el único medio en que podemos abrir grietas y no vernos desfavorecidos por la dificultad de la presencia física. La literatura permite descubrir épocas y contextos diferentes al nuestro que provocarán en un lector avezado fortalecer su capacidad de empatía, partiendo desde un conocimiento más profundo de sí mismo, ya que tal como lo expresó Marcel Proust: toda persona es, cuando lee, un lector de sí mismo.

Bajo esta atmósfera, sigo sin poder definir con precisión el concepto de amistad, ni tampoco me parece interesante buscarlo en el diccionario, así que prefiero continuar en la exploración de mis amigos a partir de ciertas sensibilidades que crean un puente de fraternidad entre sí. La amistad es volver a casa y un reflejo en el que conviven nuestras virtudes y defectos, siendo la base de todo humanismo. En ella, destacan valores como la solidaridad, tolerancia y respeto. Aristóteles creía en esta afirmación porque la amistad es la relación humana más trascendental.

Mi personalidad me ha hecho partícipe de pocas y valiosas amistades que contribuyeron a complementar mi visión del mundo y su realidad. Con orgullo, puedo decir que todos y cada uno de ellos son mejores que yo, y quizá, sea uno de los principales motivos para buscar de manera inconsciente su compañía. Dentro de los rostros que me identifican como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, destacaría en ellos una sola cosa: ser un buen amigo.

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