El cuerpo grita lo que la mente calla

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“El cuerpo grita lo que la mente calla”. ¿Te suena familiar?

Esto quiere decir que todo eso que pensamos y nos callamos, que sentimos, que no decimos… Finalmente el cuerpo nos lo grita de alguna forma, y la mayoría de las veces es en forma de una “enfermedad”. Y la enfermedad y la curación vienen del mismo lugar: nuestro interior.

Suele pasar que, como seres humanos en muchas ocasiones nos guardamos eso que sentimos pensando que no pasa nada, que incluso es mejor no sentir, CUANDO DE HECHO YA ESTAMOS SINTIÉNDOLO, y viviéndolo dentro de nosotros, tal vez en silencio o no pero, ¿qué crees? Tu cuerpo TE AVISA con un síntoma llamado “enfermedad”.

¿Qué pasa? ¿Por qué no sentimos y no decimos lo que pensamos? ¿Para qué lo hacemos? Comúnmente por miedo a qué van a decir, porque no tenemos permitido decirlo o sentirlo, o porque creemos que podemos generar un problema al sentir eso que estamos sintiendo, porque estas pagando un precio para estar en ese lugar en el que estas o simplemente nos decimos ¡para qué! Y es tan sencillo… Las emociones son para vivirse y sentirse porque vienen a comunicarnos algo.

Lo más recomendable es conocerte, darte permiso de SENTIR eso que llega, observar qué te quiere enseñar, que te viene a mostrar y por más sencillo o doloroso que parezca PERMITIRTE sentirlo y vivirlo para poder pasar a lo siguiente. De lo contrario, si no lo sientes, es decir, lo reprimes y lo ahogas dentro de ti, justo ahí se queda… Ahogándose dentro de ti, haciéndote ruido, molestándote, incomodándote porque no lo dijiste, no lo sentiste, solo lo guardaste, tarde o temprano sale con otra emoción, o con una enfermedad, ansiedad, angustia, estrés… o desde una simple gripa hasta un cáncer.

Como se dice: si te duele la garganta, ¿qué te estás aguantando en decir?, si algo te pasa en tus ojos ¿qué estás tratando de no ver? Cada una de las enfermedades desde las más sencillas hasta la que te suena más complicada viene acompañada de una emoción de fondo, no trabajada, no resuelta, no expresada.

¿Qué podemos hacer?:

1)    Acepta lo que sientes

2)    Siente esa sensación, abrázala, vívela.

3)    Identifica en que parte de tu cuerpo se siente.

4)    Ahora observa qué pensamiento está originando esa emoción.

5)    ¿Es recurrente pensar y luego sentir eso?

6)    Obsérvate cada que piensas y sientes eso y empecemos a cuestionarlo.

7)    Vive y suelta después la emoción

8)    Y después trabajemos con el pensamiento que la ha estado originando.

¿Cuántas veces consideramos a las enfermedades como una desgracia? De hecho, luchamos contra ellas y contra los mismos medicamentos. ¿Qué pasaría si empezamos a verla como una reacción biológica de tu cuerpo, como una manera de sobrevivir ante una emoción o hechos que generaron emociones que fueron incontrolables para ti?

¿Por qué enfermamos? Muchas de las veces porque nos guardamos esas emociones, por guardar resentimientos, por renunciar a nuestros sueños… por no expresarnos.

¿Tienes una idea de cómo las emociones no vividas, no resueltas pueden dañar tu cuerpo? La ira debilita tu hígado… La pena, tus pulmones... La preocupación, tu estomago… El estrés, tu cerebro y corazón… El miedo, tus riñones.

Por eso, cuéntalo, escríbelo, píntalo, llóralo, suéltalo pero sácalo fuera de ti.

Aceptarnos como seres emocionales es la clave para vivir en equilibrio. Tanto hombres como mujeres, como niños y adultos SENTIMOS y todos tenemos ese permiso a SENTIR, quitando esa etiqueta de “ya estas grande”, “tu todo un empresario, cómo vas a sentirte así”, “los hombres no lloran”… cosas así solo son CREENCIAS. La vida es para vivirse y las emociones para sentirse.

“Di lo que sientes o esos silencios te harán ruido toda la vida”. 

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