Camino al autoritarismo

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El grupo de medios británico The Economist es uno que ha monitoreado de cerca el comportamiento presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Hasta toda una portada de su revista le ha dedicado en el pasado a nuestro mandatario llamándole “El Falso Mesías de México”.

Esta semana, The Economist publicó su tradicional Índice de la Democracia y advirtió que México —bajo la dirección de AMLO— se encamina cada vez más hacia el autoritarismo como forma de gobierno.

Y es que, el medio británico clasificó en su estudio a nuestro país en la categoría de “régimenes híbridos” en lugar de “democracias defectuosas”, categoría que lo ubica ahora entre el autoritarismo y la democracia. 

Otros países latinoamericanos, como Ecuador y Paraguay, también fueron degradados a la categoría de “régimenes híbiridos”. México retrocedió en el índice para ubicarse en el lugar 86, de un total de 167 naciones analizadas, con una calificación de 5.57.

“El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, continuó sus esfuerzos por concentrar poder en la rama ejecutiva”, indica la revista esta semana. 

“En agosto (el Presidente) dijo que buscaría una reforma total de las autoridades electorales del país, al considerar que están parcializadas contra su gobierno, y dijo que están al servicio de la antidemocracia”, añade.

La revista ha publicado varios artículos y editoriales contra López Obrador y sus políticas en los últimos tres años. Previo a las elecciones del verano pasado, advirtió que nuestro mandatario representaba un riesgo para la democracia.

“López Obrador divide a los mexicanos en dos grupos: ‘el pueblo’, con lo que se refiere a quienes lo apoyan, y ‘la élite’, a la que denuncia, a menudo por su nombre, como delincuentes y traidores a los que culpa de todos los problemas de México”, escribió en mayo del año pasado.

La democracia, como tema nacional de interés, es uno que debería abordarse más en nuestra discusión pública. Generalmente sale a relucir en época electoral, aunque debería de ser una agenda permanente de debate no solo en nuestros escenarios de gobierno, sino en la opinión pública cotidiana.

Como bien señala The Economist, los ataques recientes del Presidente contra el Instituto Nacional Electoral generaron preocupación. Además, para muchos observadores las críticas y condenas a los medios y los periodistas se han vuelto más virulentos y constantes al tiempo que ha minimizado las ejecuciones a periodistas en su sexenio.

Resulta preocupante apreciar que la intolerancia, más que la conciliación, sea la fórmula que esté adoptando AMLO. Quizá por ello se han desatado las “alarmas” que perciben una tendencia hacia el autoritarismo en su gobierno.

Defender nuestra democracia se antoja como una prioridad, tanto en época electoral como en nuestra vida nacional normal. Y cualquier ciudadano esperaría que su Presidente fuera el promotor y protector principal de esta causa.

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