La resaca de la libertad de expresión

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Qué cruda moral se puede llegar a tener cuando se violenta a periodistas con el exquisito argumento de descalificar el trabajo e incluso la vida privada de quienes van en la primera línea de fuego, sin convenios y en busca de información.

 

Resulta de letal análisis preguntar para qué sirven las llamadas “Comisiones para la Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas” que dependen de las Secretarías de Gobernación estatales.

 

Me pregunto si con estas simulaciones los gobiernos estatales minimizan el acoso a los medios de comunicación y periodistas incómodos.

 

Estos círculos de simulación son verdaderamente una caricatura y falta de respeto hacia el ejercicio periodístico.

 

Los voceros en turno eligen esquiroles para socavar apariencias y establecer la existencia de una comisión que, como gran elefante blanco, pasa sin pena ni gloria frente a la andanada de ataques y amenazas hacia comunicadores.

 

Me vuelvo a preguntar si el gremio periodístico en Puebla puede dormir tranquilo luego de la instalación de esta comisión que sexenalmente resurge a modo y conveniencia de los intereses en turno.

 

Este es el gran problema de los círculos viciosos en las relaciones de poder entre prensa y gobiernos.

 

“Te doy tu convenio, pero te utilizo para lo que sea necesario, incluso para simular”.

En Puebla tenemos memoria.

 

Y cuestiono, ¿podremos acudir a esta comisión cuando al gobernador Miguel Barbosa se le ocurra callar y faltarle el respeto a los reporteros en sus ruedas de prensa?

 

¿Podremos denunciar el bloqueo hacia medios de comunicación de parte de la vocería gubernamental?

 

A veces creo que es una lástima ver al periodismo fragmentado con tantos intereses de poder económico, donde para tener trabajo y salario se tiene que entregar no sólo la nota, sino también la dignidad.

 

Celebro el arribo de más jóvenes periodistas disruptivos y con la capacidad de alentar estrategias de publicidad para mantener vivas sus publicaciones, sin caer en la costosa prebenda de encadenar sus libertades al mandato gubernamental.

 

Los escenarios nacionales alientan el clima de animadversión hacia periodistas y comunicadores que, al ejercer la crítica, se hacen acreedores a la amenaza o al riesgo de la agresión.

 

P.D

Desde algún lugar de Aguascalientes debe estar tirado de la risa Marcelo García Almaguer. Seguro evocará aquellos tiempos cuando como el malo de la película era señalado como autor de las villanías en contra de quien hoy es su viva imagen, pero en versión región 4T.

 

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