La herencia educativa

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En la concepción de Paulo Freire, la esencia educativa es transformadora para la plenitud en el desarrollo del otro, en el mismo sentido del alteridad que nos enseña Emanuel Levinas al responsabilizarse por el otro con el simple saludo. Esto así, es la educación no sólo en aula, es enseñanza de vida con cada experiencia en que intervienen personas que permiten e impulsan la reflexión para el mejor actuar ahora para el desarrollo de otras personas.

En este aspecto es que la institucionalización de la educación que necesariamente tiene contenido político pero que José Vasconcelos al frente de la Secretaría de Educación Pública del país y rector de la Universidad Nacional tuvo la sensibilidad de la escucha de quienes recibían esa educación, es decir, de jóvenes intelectuales que con críticas propias a la Institución, rechazaban el determinismo y mecanicismo.

Este legaldo y sentido educativo es el que nos debe mantener en el proceso educativo, es la responsabilidad de vida para quien recibe la enseñanza y la reproduce. Por ello es que las siguientes palabras son propias de quien en experiencia de vida y crítica a la educación que se encuentra en ese proceso y de quien como Vasconcelos, podemos tomar como sabias palabras:

A lo largo de mi desarrollo como estudiante he sido testigo en diferentes ocasiones de las deficiencias y áreas de oportunidad que existen dentro del sistema educativo en México, en tanto que el proceso de enseñanza se queda muy lejos del ideal del deber ser para únicamente existir. No obstante, y lo mejor de las cosas, he conocido profesores quienes corrigen en su totalidad estos vacíos en la educación, destacando los mejores componentes del aprendizaje y convirtiéndose en la ejemplificación de la entrega y pasión que debería tener cada docente en particular.

Si bien se encuentran en contextos diferentes respecto a las condiciones con las que cuentan para acompañarnos como estudiantes a un verdadero y perdurable aprendizaje, siempre han compartido un mismo elemento al impartir clases. Las ganas de dejar huella para bien en cada una de nosotras o nosotros como estudiantes. El compromiso y el amor que demuestran cada que cruzan la puerta de un salón para comenzar a hablar con tanta emoción de cualquiera que sea la materia que enseñen o el tema a impartir en cuestión, me parece uno de los más grandes aciertos dentro del proceso de enseñanza.

Un profesor, o profesora que no sólo cuente con los conocimientos necesarios para impartir catedra, sino que también, sea una persona con las ganas más genuinas de cambiar al mundo desde su trinchera, alguien quien se prepara día con día para elaborar las clases más innovadoras y sorprendentes para que a nosotros y nosotras como alumnas y alumnos nos alleguen del conocimiento necesario para contar con las bases para enfrentarnos a un mundo laboral con la capacidad de hacer algo bueno por nuestra sociedad y desde nuestra profesión ayudar a las demás personas, previniéndonos para no cometer errores que sacrifiquen el bienestar de una estas o un colectivo dentro de la misma sociedad.

Si tuviera la oportunidad de agradecer a cada uno, una de las y los docentes a quienes he tenido el orgullo de conocer con este compromiso, simplemente no me alcanzarían las palabras para transmitir el reconocimiento a tan loable tarea. Y si quien este leyendo esto se identifica plenamente con el dar clases desde el corazón y cambiar al mundo, con mis más sinceras palabras y agradecimiento se lo digo, si están cambiando al mundo, si contagian las ganas de ser la persona y profesionista quienes las personas necesitan, si se nota su esfuerzo, compromiso y dedicación. ¡Gracias! Por contribuir desde tus habilidades a compartir tu conocimiento y forjar estudiantes con todas las ganas de seguir estudiando, de ayudar, de ser mejores alumnos, alumnas y personas día con día e incluso probablemente, el día de mañana convertirse en aquel docente quien también generará un cambio positivo dentro de un salón de clases, hasta todas las esferas fuera de él.

 

Elizabeth Esquibel Barrera. Estudiante de la Licenciatura en Derecho del Tecnológico de Monterrey Campus Puebla

Juliana Vivar Vera. Profesora del Departamento de Derecho en Puebla del Tecnológico de Monterrey

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