Lecciones de un periodismo prostituido y desechable

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El 16 de mayo, el director de Diario Cambio, Arturo Rueda, escribió en una de sus últimas columnas: “estoy a disposición de la Fiscalía General de Puebla para responder sobre la denuncia. […] No se lo pido fiscal Higuera Bernal: se lo exijo”. En su última columna, el 20 de mayo, escribió: “El resumen es simple y concreto: Miguel Barbosa va a ordenar la detención de Arturo Rueda. Quizá mañana en el clásico ‘sábadazo’”. El “doctor” Rueda se burlaba de la justicia y confiaba en sus nexos con la cúpula morenista en Palacio Nacional. Bajo la exigencia de Rueda, la justicia fue por él. El sábado 21 de mayo, a las 5:55 de la tarde, lo capturaron en la Ciudad de México, en un departamento de su amigo Ignacio Mier Velazco, coordinador de los diputados federales de Morena y, hasta hace unos días, precandidato de su partido a la gubernatura del estado. Ahora, Rueda está preso. Primero lo llevaron a Cholula. Luego, al Penal de Máxima Seguridad en Tepexi. 

    José Arturo Rueda Sánchez de la Vega fue detenido por la denuncia de extorsión presentada por el priista Jorge Estefan Chidiac, ahora diputado local. A inicios de marzo de 2015, un político poblano le entregó a Arturo Rueda un audio con una presunta trama de corrupción de Estefan Chidiac. Le dio 2.5 millones de pesos para su difusión y le prometió 2.5 millones con la tarea concluida. Rueda quiso sacar el doble con una nueva jugada: citó a Estefan, le contó sobre el audio y le pidió 10 millones. Estefan le dice que le puede dar medio millón de pesos. Rueda le reventó en la cara: “pues si no vendo tlacoyos”. Y exigió los 10 millones. “Para mí es un negocio”, dijo Rueda. De acuerdo con el periodista Ignacio Juárez (“Las conversaciones de WhatsApp en la trama de extorsión…), desde la Secretaría de Gobernación federal “Estefan recibió una encomienda adicional: grábalo en el momento de la extorsión”. Y lo grabó. El video fue un escándalo. A Rueda lo bautizaron como #ElSeñorTlacoyo. Uno de sus alumnos preferidos en Diario Cambio, ahora cuenta que cuando estalló el escándalo vio a Rueda “tambalearse, sudar de nervios y no poder hilar una oración con sentido”.

Pero entonces Rueda tenía acuerdos con el gobierno de Moreno Valle. Uno de sus primeros amigos en el periodismo y que también sabía, pero callaba, sus crímenes, Mario Alberto Mejía, dice: “Su denuncia fue bloqueada primero por Moreno Valle en franca negociación con [Nacho] Mier y Rueda. ¿Qué negociaron? Apoyos, prebendas y canonjías”. Rueda había pactado su exoneración con el morenovallismo. Cambio impulsó la publicidad de campaña de Enrique Doger, Moreno Valle, Tony Gali, Martha Érika y atacaba con saña y maldad a sus adversarios. Se vendió muy caro. “Moreno Valle sentó a su derecha a Ignacio Mier Velazco y a su izquierda a Arturo Rueda. Corría la campaña a la minigubernatura de 2016. Varios se preguntaron qué hacían ahí Mier y el director de Cambio. Lo supieron cuando Moreno Valle los presentó, y ellos tomaron la palabra. Ignacio Mier habló del discurso que Gali debía hacer suyo. Rueda, en tanto, habló del posicionamiento y de la comunicación política”, cuenta Mario Alberto Mejía. Cuando murió Moreno Valle y la gobernadora Martha Érika en un “accidente” de helicóptero el 24 de diciembre de 2018, Rueda negoció con Barbosa. El gobernador de Morena, durante el tiempo que fue necesario, lo protegió y le compró publicidad.

“Vivir del poder siempre tiene un riesgo, y es que el poder siempre va a querer un trato especial, porque tiene el dinero, las instituciones y los mecanismos. El poder en turno impulsa medios, funda medios, rescata medios, pero también anula medios, desaparece medios, enjuicia medios. (…) Arturo Rueda y Cambio ilustran el más exitoso ejemplo del producto que compra el poder en Puebla; se entrega al poder, fue su cómplice, fue abyecto e implacable contra los enemigos del poder, fue obediente al poder y, cuando ya no fue necesario, fue desechable para el poder. Hoy hasta el encarcelamiento de Rueda sigue siendo útil para el poder” (Luis Martínez, en el “Periodismo utilitario, periodismo desechable” de e-consulta.com).

    Arturo Rueda es el dueño mayoritario de Cambio: 41% del total de las acciones. Dice la prensa que entre los socios con más poder está Ignacio Mier Velasco, con 34%. Un total de 75% entre los dos. ¿Quiénes mandaban en el diario? Un exreportero de ahí afirma que el rotativo se los compró Doger “para utilizarlo como su brazo armado para un proyecto gubernamental fallido”. Hay dos socios más y un “quinto” socio, que es el dueño, según dice la prensa, del 25% restante de las acciones: el exvocero de Mario Marín, “Javier Sánchez Galicia, hoy acusado por recibir más de 60 millones de pesos por parte de Alejandro Moreno “Alito”, líder nacional del PRI, por unas supuestas capacitaciones e investigaciones para la formación de cuadros”.

Zeús Munive, amigo de Rueda por años y extrabajador de Cambio, hace unos días publicó un texto en el que sostiene: “El 4 de julio del 2007, un grupo de 32 campesinos viajaban en un camión en la Sierra Negra. Un alud de tierra cayó sobre ellos. Un amigo que trabajaba entonces en la SCT me buscó para darme una pila de documentos sobre la construcción de la carretera. Eran estudios de mecánica de suelos, dictámenes, y en todos se decía que no se debería construir ni un puente ni la vialidad porque la tierra no aguantaría y se preveía una catástrofe. El gobierno de Mario Marín fue negligente porque ya sabía que no se debía edificar una vialidad. (…) cuando llegué a la redacción del diario con mi pila de documentos. Se la mostré a Rueda y le señalé los puntos claves, los dictámenes y estudios, quien autorizó la obra que, en ese caso, fue Rómulo y cómo la asignó a tres constructores, entre ellos Edgar Nava y otro de apellido Taylor. (…) Una persona cercana a Enrique Doger me marcó por Nextel: “Hermano, te vendieron por un millón de pesos”. —¿Qué? —Tu reportaje de Eloxochitlán lo acaban de vender a Edgar Nava por un millón de pesos. Se los acaban de dar. Justo cuando cuelgo el Nextel, aparece Arturo Rueda… —¡32 personas muertas valen un millón de pesos! ¡Eres un hijo de la chingada, puto Rueda! (…) Tiempo después me enteré que fue en la casa de Jorge Aguilar Chedraui en la que estuvieron presentes Mario Alberto Mejía y Edgar Nava llegó con una bolsa muy grande de Palacio de Hierro. Hoy me vengo enterando que no fue un millón sino dos y, a partir de ahí, Nava dejó de ser el responsable de la muerte de 32 personas y en Cambio se le adjudicó la responsabilidad a un señor de Cholula apellidado Taylor”.

Mario Alberto Mejía, compinche suyo en Cambio, escribió en “Retrato de una aprehensión (y de una boda frustrada)”: “La impunidad le dio tal confianza a Rueda que en cuanto pudo orquestó varias andanadas en contra de Estefan hasta culminar con los tuits en los que lucra abiertamente con la terrible muerte de Ceci Monzón.  Lo que negó fue lo que lo llevó a prisión. Sus cadáveres se salieron del clóset”.

Gerardo Ruiz, exreportero de Cambio, confiesa: “En algún momento, es innegable, sentí admiración y respeto por el maestro que me tocó como mentor en el oficio”. Más adelante le pega duro a su maestro: “Al tiempo comprendí que Arturo Rueda era un sociópata y el ejemplo perfecto de todo lo que no es el periodismo y todas las prácticas que no se deben de hacer en nombre de la libertad de expresión. (…)  Qué duro será para Rueda darse cuenta de que nadie ha lamentado su detención (…) que ninguno de sus trabajadores en Cambio han escrito un mísero tuit para solidarizarse, que solo Doger y Mier fijaron dos escuetas posturas, que huelen a deslinde y a sacrificio. Siempre se corta por la pieza más débil. Rueda no es más que un vil delincuente caído en desgracia”. La columinsta Vicky Fuentes también se lanza contra Rueda: “Su periodismo era desleal pero vendía. Su periodismo era infame, pero atraía. Su periodismo era miserable, pero intimidaba”.

Arturo Rueda comenzó su vida carcelaria. Ahora por el delito de extorsión. Aún hay más denuncias por el mismo delito. Y ya salió una averiguación por operaciones con recursos de procedencia ilícita y lavado de dinero. Los mayores problemas están por caerle. El 15 de mayo por la noche, un reportaje de Víctor Hugo Arteaga y Néstor Ojeda reveló la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera investiga a Rueda, Mier y Romero Serrano por “la sospecha de operaciones con recursos de procedencia ilícita y evasión de impuestos por 427 millones de pesos”. De acuerdo con Zeús Munive, en su columna “Operación Angelópolis”, “Santiago Nieto no iba por Arturo Rueda. El objetivo era Ignacio Mier”. ¿Por qué? Era un fuerte competidor a la candidatura de Morena por la gubernatura de Puebla y AMLO tiene otras preferencias. Rueda era el eslabón más débil y sacrificable. El 22 de mayo, el columnista Álvaro Ramírez escribió que la investigación de la UIF “está en los principales escritorios de Palacio Nacional, desde la primavera del año pasado”. El gobernador de Puebla dijo hace unos días: “¿saben por qué me enteré yo de esos hechos?, porque se nos informó en una Mesa de Seguridad del Estado, allá en Palacio Nacional, por eso, y ya no supe más. Y el señor Rueda ya sabía de eso, igual que el auditor, igual que el señor Mier, que nada tiene que ver en esto, ya sabían de lo que había pasado en esa reunión en Palacio Nacional”. Cuestionan: ¿quién preside las mesas de seguridad? ¡El presidente! El mismo presidente que, durante su campaña en 2018, se reunió con Arturo Rueda, que es una de las razones por las que Diario Cambio se convirtió en el medio más lopezobradorista de Puebla. La otra es que Nacho Mier también quería quedar bien el AMLO porque quería, desde luego, su bendición para ser el candidato en 2024. 

En el capitalismo, el periodismo es una mercancía que se compra y se vende al mejor postor. Muchos de los que hoy critican con dureza al “doctor” Rueda también prostituyeron al periodismo ante el gobernador, el diputado, el presidente municipal o el empresario. También adularon o atacaron con rabia a cambio de unas monedas. También pidieron dinero por la compra de publicidad que, si lo vemos a fondo, es una forma de extorsión. Rueda le da una lección al periodismo poblano. Ojalá que aprovechen la lección.

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