De desaparecidos y desapariciones… ¿Quiénes apoyan a las familias que han perdido un familiar?

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Felipe SANDOVAL


Agosto 09, 2022

La gran deuda en seguridad que no podemos dejar pasar

 

“José María salió de la casa en busca de trabajo, solo se llevó un suéter y la bicicleta. Nos dijo que regresaría horas más tarde. El pasado abril cumplió 14 años de haber salido y no sabemos nada de él. Mi mamá, sus hijos y yo nos preguntamos a diario en donde estará”.

“Reyna salió solo a la tienda que se encuentra en la esquina de la casa a comprar leche y dijo que no tardaría, su hijo la esperaba para cenar y es fecha que ella no ha llegado a casa”.

Estás son historias que compartió Susana, hermana de José María y de doña Ruth, madre de Reyna, quienes desde hace años han sido víctimas - como muchas familias en Puebla y en México - de “desapariciones”. Y es que escuchar de desaparecidos y desapariciones se ha vuelto algo cotidiano en nuestro día a día. Como muchos otros temas de seguridad, ya lo normalizamos, ni nos escandaliza. Hace unos años, cuando se hablaba de un desaparecido nos daba temor o nos espantaba el pensar que aquel hombre, mujer, niño o niña se lo habían robado o se había perdido. Sin embargo noticias como estas, son ya una constante.

Los números no mienten - aunque haya quien tenga otros datos - y en Puebla alrededor de 2 mil 500 familias esperan desde años, algunas desde más de 20, que un familiar a quien buscan desesperadamente regrese a casa nuevamente para abrazarlos, para convivir, para disfrutar fechas especiales y por supuesto dejar de vivir un martirio, o como ellas señalan:  “dejar de morir en vida”.

Los números son contrastantes, en el primer semestre de este año, la Fiscalía General del Estado abrió 650 carpetas de investigación por la desaparición de personas.  Cada 6 horas se reporta una persona desaparecida en Puebla. Pero lo más lamentable es que solo 4 fueron localizadas con vida. ¿El resto? 320 sin vida. ¿Los demás? En calidad de desaparecidos.

Según el reporte de Incidencia Delictiva del Fuero Común, de 2019 a 2021 la Comisión de Búsqueda de Personas del estado de Puebla registró 841 reportes de ausencias, de las cuales el 41 por ciento, es decir 344, no habían sido localizadas hasta el 18 de enero  del 2021. Mientras tanto Puebla recibió 38 millones 320 mil pesos del gobierno federal para la búsqueda de personas desaparecidas, el tercer monto más alto en el país.

A nivel nacional las cosas no son diferentes y la tendencia no cambia. El documento “México: atención de las personas desaparecidas y no localizadas”, señala que de 1964 a 2022 existe un acumulado de 101 mil 300 casos de personas desaparecidas y no localizadas en México, una cifra que incluye todo tipo de desapariciones.

Y mientras estos números crecen, ¿Qué pasa con las personas que desde hace años sufren la ausencia de un integrante de su familia? ¿Qué está haciendo la autoridad para darle seguimiento a los casos que todos los días se presentan por desaparecidos? ¿Qué resultados están entregando las dependencias como la Comisión de Búsqueda a las familias de desaparecidos y qué acciones están tomando para evitar más desapariciones en Puebla y en México?

Escuchar las historias de las familias de desaparecidos nos eriza la piel, una gran impotencia y una profunda tristeza se sienten al ver las lágrimas que derraman mientras reviven los recuerdos de su familiar. De 10 personas que acuden a las autoridades solo dos familias reciben apoyo y tienen una respuesta inmediata y ¿las otras ocho? ¿Quién apoya a las familias restantes? ¿Cuándo se les dará una respuesta y quién compensará todo este tiempo que han invertido buscando a familiares?

Esta es quizá una de las mayores deudas en materia de seguridad que padecemos y es con toda certeza la que menos nos conmueve. ¿Qué podemos esperar si hace unos meses el gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa señaló que en Puebla no había desaparecidos, que las personas que “se pierden”, se van con el novio (en el caso de mujeres) o salen a buscar trabajo en el caso de los hombres y se les olvida avisar a sus familias que andan en el norte del país? O para rematar el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y su desafortunado comentario “yo tampoco confío en usted”.

Las respuestas quedan en el aire, el apoyo a las familias de personas desaparecidas son ellos mismos con sus propios recursos, quienes con sus ganas de volver a ver a su familiar, mueven piedras, rascan en zanjas, cavan agujeros en fosas donde se han encontrado restos. Son ellos mismos quienes sacan fuerzas “de quien sabe donde” para poder soportar la vida en incertidumbre y para encontrar un rayo de esperanza que les de paz. 

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