El transporte público en Puebla. “Aterroroso” abordar las rutas

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Felipe SANDOVAL


Agosto 17, 2022

Si la inseguridad nos merma todos los días, existe un lastre adicional que desde hace meses preocupa todos los días: el transporte público.

El transporte público es el medio que ocupa diariamente más de 1 millón de poblanos para poder trasladarse de un punto a otro. El precio varía según la distancia que se tenga que recorrer o adonde vaya, sin embargo la tarifa que los ciudadanos deben pagar es de $8.50 pesos, un precio que más allá de considerarse alto para algunos, parece más caro aún por la mala calidad del servicio.

Soy de esos pocos privilegiados que se mueve en carro casi todos los días y muchas veces en bicicleta o caminando. Mi oficina queda a un par de kilómetros de mi casa, y San Andrés Cholula tiene la mayoría de los servicios relativamente cerca. El súper, el corte de cabello, los tacos o la farmacia por ejemplo. Si hay que ir más lejos uso mi carro. Pero subirse a un camión es vivir una gran odisea, y para valorar el servicio, hay que estar dispuesto a “disfrutarla”. En mi experiencia a bordo de las rutas más concurridas de la capital puedo decir que  quienes lo viven todos los días por las mañanas, sabrán que si uno no va bien sujeto a la unidad puede morir en el intento de viajar. Y es que alrededor de 50 o 60 personas van en el interior, y por lo menos 5 o 6 van “colgadas” porque en la parada donde lo tomaron, ya estaba completamente lleno.

Algunas unidades están en completo descuido, los asientos se caen, los frenos fallan, se queda la unidad parada a medio camino, y los “aromas” habituales del mediodía inundan el ambiente. Súmele la mala fortuna - que yo no viví - de subirse y ser víctimas de la inseguridad y perder, celulares, dinero, herramientas de trabajo y demás. Del susto ni hablamos.

El problema reciente que afecta a los poblanos, son los accidentes que se viven a diario. Al menos 8 accidentes se viven diariamente en calles poblanas, siendo la ruta Azteca, Morado, la ruta 44, Galgos del sur y Angelópolis, entre otras, las que se han convertido en las “rutas de la muerte”. Tan solo en un mes alrededor de 70 personas que viajaban en estas unidades han salido heridas por la imprudencia de los conductores. Y es que su trabajo es velar por los pasajeros, pero jugar carreritas para ganar pasaje, el maltrato y  las malas contestaciones son parte de la travesía que se vive al subir a una unidad del transporte público en Puebla.

La pregunta es ¿a qué exámenes someten a los conductores del transporte público antes de “agarrar” una unidad, decidir manejarla y tener en sus manos la vida de los pasajeros? ¿Qué está haciendo de fondo la Secretaría de Movilidad y Transporte ante los casos de accidentes en Puebla que se viven a diario?

El pasado miércoles una unidad de transporte público de la Ruta Morado  a la altura de la CAPU, fue la causante de una accidente, 50 heridos fue el resultado, las investigaciones aún no arrojan cuál fue la causa del accidente, sin embargo los pasajeros señalan que metros atrás la unidad se había quedado sin frenos y el conductor batallaba por tratar de frenar la pesada unidad. ¿A poco el concesionario no sabía de la situación en que estaba su unidad? Ese es el pan de cada día en Puebla, las personas tienen miedo de abordar el transporte público, ya es ganancia bajar de la unidad y llegar a casa sanos y salvos… sin ser asaltados. Coco, quien me enseñó a subirme al camión, al pesero y al trolebús cuando visitaba a mi abuela en ciudad de México, y quien inventaba palabras raras, diría: es “aterroroso”.

El trabajo es mayúsculo para la actual titular en Puebla, Elsa María Bracamontes, quien después de relevar a Guillermo Aréchiga en la dependencia, tiene una ardua tarea para reunirse con concesionarios y mejorar el servicio. “Solo esperemos que el gobierno se ponga las pilas y que los 8.50 que pagamos en cada subida al camión valga la pena, ahora créame que da miedo subirte a uno de ellos”. Si el gobierno del estado realmente está preocupado por atender las necesidades básicas de la población con mayores carencias, debería tener como prioridad el transporte público, y yo francamente no lo veo. Y tú, ¿qué estás haciendo?

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