La lucha por el 24: Mier, Armenta y Barbosa

Miguel Barbosa impulsa a sus “corcholatas” para la sucesión.

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A Barbosa nada le sale bien y cumplirá con el dicho poblano de “gobernador no pone gobernador”. En una entrevista con Intolerancia sostuvo: “Yo me sé otra: ‘gobernador no pone gobernador’. Esa la escuché aquí en Puebla. Y parece que se ha cumplido”. También dijo: “la definición de la candidatura por la gubernatura se toma desde Palacio Nacional con la opinión de quien sea el candidato o candidata a la Presidencia de la República y, espero, que con la opinión del gobernador”. La duda es: ¿en Palacio Nacional les interesa la opinión del góber?

Miguel Barbosa impulsa a sus “corcholatas” para la sucesión. La primera fue la del inexperto y charlatán Gabriel Biestro, a quien impulsó como líder de Morena, como diputado local, como presidente del Congreso, pero el teatro se les cayó cuando quisieron que fuera el candidato a presidente de la capital en 2021, porque López Obrador les impuso a su amiga Claudia Rivera, quien perdió porque no hizo nada en sus primeros tres años de gobierno. Biestro ya no es “corcholata” y, en consolación, es el secretario del Trabajo.

Pero Barbosa tiene nuevas “corcholatas”: los secretarios del gabinete barbosista, como Olivia Salomón Vivaldo, de Economía; Melitón Lozano Pérez, de Educación; José Antonio Martínez García, de Salud, o el presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del estado, Sergio Salomón Céspedes. ¿El problema? Ninguno de ellos parece precandidato. No tienen la fuerza. No convencen a los poblanos. Porque son las fichas de un tipo que se muere políticamente y son, pues, parte de la evolución de los problemas en el estado. Nadie los ve como políticos que puedan encabezar un gobierno serio.

Veamos su trabajo. No hay trabajo y la inflación deja con hambre a la mitad de los poblanos. El 49% de la población no gana lo suficiente para comprar la canasta alimentaria y, según un especialista de la UPAEP, en 2022 la pobreza crecerá en 10%. En marzo de 2020, 150 mil universitarios protestaron en la capital exigiendo un alto a la inseguridad, tras el asesinato de tres estudiantes en Huejotzingo, en donde gobierna una morenista. La educación “digital” fue un fracaso y el regreso “presencial” demostró que el gobierno abandonó las escuelas que, ahora, no tienen pizarrones, butacas, computadoras, salones, baños, canchas, salas de arte, laboratorios, bibliotecas, ¡ni maestros! Miles desertaron de la escuela en la pandemia. “En la ciudad de Puebla uno de cada cuatro menores de edad no asiste a la escuela. Las causas son diversas, pero destaca el trabajo infantil, la falta de ingresos económicos”, reportó El Sol de Puebla, el 25 de abril de 2022. Y los servicios de salud no tienen remedio y este dato lo demuestra: en el estado se murieron 16 mil 640 personas por Covid y le “ganamos” a países como China, con mil 400 millones de habitantes, que tuvo solo 5 mil 226 muertos por Covid, o Corea del Norte, en donde murieron solo 74 personas. Los poblanos se acuerdan de las famosas “barbosiadas”: “Solo los ricos tienen riesgo de contagiarse por Covid”, del 25 de marzo de 2020. O aquella de “la vacuna contra el Coronavirus es un plato de mole de guajolote”. Barbosa es lopezobradorista en temas de salud y comete los mismos errores. Y el Congreso todos los días le aprueba sus iniciativas, porque son sus empleados. Por todo eso es considerado entre los peores gobernadores.

El 28 de enero de 2022, el portal política.expansion.mx publicó un análisis que sostiene: “Quienes viven el día a día en Puebla aseguran que dicho estado no vio sus peores días con Mario Marín, sino que es ahora con Miguel Barbosa cuando están conociendo el peor gobierno. (…) Una encuesta mensual de Arias Consultores sobre la popularidad de los mandatarios, detalla que durante diciembre el 83.7% de las personas consideró que el mandatario no dice la verdad y colocó al gobernador poblano en el lugar 29 del ranking. (…) La mayoría de los poblanos reprobaban su combate a la corrupción, la entrega de apoyos sociales, economía, salud y seguridad. El peor enemigo de Barbosa es el mismo Barbosa”.

Ante este desastre, desde la presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación, el Senado y la dirigencia nacional de Morena, ya acuerdan acciones para 2024. Los candidatos serían Ignacio Mier, Alejandro Armenta o, dicen algunos, la primera dama Beatriz Gutiérrez. El 27 de agosto, el diputado Ignacio Mier rindió su cuarto informe de labores; al evento acudieron gobernadores, diputados federales, el líder nacional de Morena, presidentes municipales y diputados locales. Fue su autodestape. El gran ausente fue el gobernador, a quien los morenistas le exigieron que respete la candidatura de Nacho Mier. El gobernador se lanzó contra el diputado Gerardo “El changoleón” Fernández Noroña, porque apoyó las aspiraciones del diputado federal. Le aventó de pedradas al líder nacional de Morena, Mario Delgado. Y colérico atacó al secretario de Gobernación, precandidato a la presidencia de la República, Adán Augusto López. Se fue de la boca: “En todo caso que lo lleven (a Nacho) a Tabasco, a un municipio que, como decían, ahí hasta una vaca gana”. El góber debería leer las entrelíneas de las declaraciones de AMLO, que este fin de semana llamó “hermano” a Augusto López, como antes le decía a Ebrard. ¿Lo habrá entendido Barbosa? 

A pesar de que Nacho Mier ya le ha fallado al presidente por no lograr la aprobación de la Reforma Energética, ahora vuelve a tener su apoyo: el 31 de agosto lo eligieron como presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados. Pero tiene un problema: el mismo 31 de agosto, Armenta Mier fue electo como presidente de la Mesa Directiva del Senado. La lucha por el poder se calentará más entre los tres grupos morenistas: la presidencia, el Senado y el gobernador. Compren sus palomitas y sentémonos a ver las tres caídas. En mayo pasado el góber dijo sobre su partido: “Son malhechores. Se reparten candidaturas, hacen a sus hijos diputados, alcaldes, a sus novias. De veras. Venden candidaturas”. Es decir, Barbosa cava su tumba en Morena. ¿Se habrá dado cuenta?

La lucha en Morena por la candidatura para 2024 es una guerra de perros, que deja al descubierto la suciedad de las carreras políticas de cada uno de los candidatos, su ambición por el poder y la riqueza, así como lo salvaje y ruin de un partido que prometió ser diferente, pero que es lo peor de la política mexicana. Ojalá que el pueblo lo analice así.

 

Aquiles Montaño Brito

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