El Gobernador y la Sombra Morenovallista

Los tres años de administración se le fueron como agua entre los dedos a Miguel Barbosa.

Miguel Barbosa Huerta lo logró prácticamente todo. Estudio en la Universidad Nacional  Autónoma de México (UNAM).

Fue Diputado Federal. Fue Senador de la República. Fue el primer poblano en presidir la Mesa Directiva del Senado. Y claro, fue el primer Gobernador morenista del Estado de Puebla.

Perteneció al PRI. Defendió al PRD. Pero al final portó con orgullo los colores del partido fundado por López Obrador.

Un político astuto, con una lectura política como pocas. Frontal, temerario, hablaba sin comas pero con punto final. Llevó su vida privada como pocos. La polémica siempre fue en el terreno político, sabía aparecer en la foto en el momento adecuado y desaparecer cuando a sus intereses no le convenían.

Tuve la oportunidad de entrevistarlo en muchas ocasiones, su mirada siempre fue la misma: retadora, dominante,  invitándote al debate y generar una polémica.

El 2018 fue un parte aguas en su vida para Miguel Barbosa. La elección contra Martha Erika fue feroz, con un histórico conteo de los votos y una fallo del Tribunal a favor de la panista.

Sin duda emocionalmente y físicamente el proceso electoral tuvo estragos en la salud del Gobernador, quien de la noche a la mañana volvió a tener una campaña para lograr su mayor anhelo, ser el primer gobernador emanado de morena en el estado de Puebla.

Su administración de inmediato comenzó con una crisis por el asesinato de tres estudiantes en Huejotzingo. Más de 150 mil jóvenes salieron a manifestarse exigiendo su renuncia a tan solo uno meses de haber tomado el cargo. Inmediatamente vino la pandemia, su administración fue rebasada (como muchas en el mundo), miles de poblanos murieron y claramente los ciudadanos culparon a las autoridades.

Los tres años de administración se le fueron como agua entre los dedos a Miguel Barbosa. Jamás pudo disfrutar si mandato. Nunca se sintió verdaderamente Gobernador. Crisis tras crisis desgastaron su estado físico y emocional.

Su clímax fue la pasada marcha donde convocó a poco más de 30 mil personas, todo esto bajo el pretexto de apoyar al Lopez Obrador. 

La sombra del morenovallismo siempre estuvo ahí, la tragedia manchó su Gubernatura, no fue su culpa, pero la muerte tan extraña de la paraje panista dio para muchas especulaciones. 

Nunca disfrutó el trono, de inmediato tomó venganza, persiguió a todos los albiazules, encerró a varios pero no a todos los que deseaba  

Con su muerte Miguel Barbosa no pudo heredar un legado político, por mucho sus aliados se quedarán con su enemigos y sus batallas. Nunca hubo un proyecto político, las decisiones en casa aguayo se tomaban bajo los chismes que le llegaban, pagaron justos por pecadores, sin deberla ni temerla.

Lección aprendida, Nadie puede impedir el ciclo de la vida, ni siquiera una Gubernatura. Para muchos Miguel Barbosa será un héroe, para otros un villano. Su nombre ya está en la historia y aunque a muchos no le guste su foto estará a lado de sus peores enemigos en el salón de los Gobernadores.

Descanse en paz.

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