Tecomatlán, su feria y la lucha de los pueblos
Tecomatlán es la cuna de Antorcha Campesina y refleja lo que un pueblo consciente de sus derechos puede lograr cuando lucha a su favor.
Este domingo 19 de febrero inicia la “Feria Tecomatlán 2023: la feria de la unidad entre los pueblos”. Arranca con un monumental desfile de carnaval, folclórico y tradicional, en el que participarán jóvenes de casi todo el país, con sus compañías artísticas, bajo una sola bandera: Tecomatlán es la cuna de nuestra organización y refleja lo que un pueblo consciente de sus derechos puede lograr cuando lucha a su favor. La feria también es un reflejo de eso: el comité organizador, con la participación económica de todos los tecomatecos, dentro y fuera del municipio, así como de de los antorchistas a nivel nacional, logra que todos los eventos sean gratuitos. Se espera que acudan hasta 110 mil personas durante toda la semana para ver los torneos deportivos, los eventos artísticos, las obras de teatro, los concursos gastronómicos, los jaripeos con las mejores ganaderías del país, los espectáculos y los bailes con grupos como El Recodo, Los Dos de la S o Luis Ángel “El Flaco”, entre otros. Como siempre, la seguridad de todos está garantizada en la feria de la unidad entre los pueblos. De manera que los tecomatecos, después de los años de pandemia, vuelven organizar una feria digna, alegre y de convivencia sana, para todos los que deseen acudir. Tecomatlán, del 19 al 26 de febrero, los espera con los brazos abiertos. Pero, ¿qué es Tecomatlán? En la década de los 70, Tecomatlán era un pueblo sumido en la miseria, víctima de un brutal cacicazgo. Los dueños del pueblo, los adinerados, sabían que su control provenía, en mucho, de la desunión de los pobladores y de su ignorancia. Solo había una primaria, en la que daba clases don Luis Córdova Reyes y que, desde esa trinchera, impulsaba a los jóvenes a educarse y superarse. Los tecomatecos que querían continuar con sus estudios posteriores debían emigrar hacia la capital u otros estados. Tras una dura y valiente lucha, en la mitad de la década de 1970, los pobladores organizados en Antorcha Campesina se alzaron con la victoria en las elecciones por la Presidencia. Enojados, los sicarios asesinaron a varios campesinos y líderes del antorchismo. Pero este municipio de la mixteca comenzó una etapa de progreso, porque los campesinos entendieron la fortaleza de un pueblo organizado y politizado. Con cerca de 8 mil habitantes, Tecomatlán es una ciudad que ahora cuenta con una Unidad Deportiva con estadio de futbol, estadio de beisbol, cuatro canchas de basquetbol y cuatro de voleibol, pista de tartán, así como un balneario con alberca olímpica, una Casa de Cultura de siete niveles, una Plaza de Toros con capacidad para 15 mil espectadores, un auditorio municipal con capacidad para mil 200 personas, un Hospital Integral de primer mundo, unidades habitacionales, un imponente y hermoso arco de entrada, casi todas sus calles pavimentadas y casi el 100% de los servicios básicos cubiertos para sus habitantes. Es una población tranquila, sin delincuencia. A nadie le falta trabajo para ganarse el sustento. Todo esto y más le valió, en el año 2013, ser considerada como una de las 25 mejores ciudades del mundo por el “City to City Barcelona FAD Award”, que es un concurso internacional en el que se comparan las ciudades más desarrolladas del planeta. Ahí no hay ignorancia. Actualmente existen 28 escuelas: ocho son preescolares, nueve primarias, seis escuelas de nivel secundaria, tres bachilleratos y dos escuelas de nivel superior. Todo mundo puede estudiar y no hay sobresaturación en los salones, para que los jóvenes puedan desplegar todas sus capacidades académicas, científicas, artísticas y deportivas. En cada una de las nueve comunidades de Tecomatlán existen kínderes y primarias. Y en la cabecera está el Elucom para los más pequeñitos y que los prepara para el Jardín de Niños “General Gabino Lozano Sánchez”, la Primaria Oficial “Miguel Hidalgo”, la Secundaria Técnica No. 16, el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario No. 110 “Luis Córdova Reyes”, la Escuela Comercial “Carmen Serdán”, la Escuela Normal con seis especialidades, y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán (ITT), que ofrece tres carreras: ingeniero en sistemas computacionales, licenciado en gestión empresarial e ingeniero agrónomo, con especialidades en zootecnia y fitotecnia. Además, a partir del nivel secundaria, el municipio ofrece la opción de “Casas del Estudiante”, que son albergues para que los jóvenes humildes de Puebla y otros estados puedan vivir mientras cursan sus estudios. Esta oferta educativa popular ha provocado que cada año cientos de jóvenes busquen a Tecomatlán como una opción para hacer su vida académica: hijos de obreros y campesinos de varios estados del país llegan cada año a vivir y a estudiar en la ciudad modelo de Antorcha. No satisfechos con el descomunal trabajo que implica atender a los cerca de 2 mil 300 estudiantes de todos los niveles y escuelas de Tecomatlán, y con la idea de que un mundo mejor es posible si educamos a los hijos del pueblo trabajador para que desentrañe las causas profundas de su pobreza y la desigualdad social y se convierta en un ser crítico y actuante en el cambio que México necesita, Antorcha, la FNERRR y el H. Ayuntamiento crearon la Villa Estudiantil, que es la mayor casa de estudios del país pensada para los hijos del pueblo. Los mueve la idea de pensar que un pueblo educado es capaz cambiar la injusta distribución de la riqueza. Un informe de la Cepal dice que México está “entre los 20 países más ricos del mundo, pero también es considerado como parte de las 15 naciones que padecen más hambre en el globo”. El pueblo trabaja, pero no tiene para comer. Antorcha no se ha cruzado de brazos ante una agresión tan brutal contra el pueblo. Por eso, las escuelas antorchistas ofrecen una educación diferente a la que se imparte en muchísimas escuelas públicas. Nuestros maestros se esfuerzan para formar jóvenes que superen el sentimiento de inferioridad, metido hasta la médula por varios siglos de dominación política, social y económica. Y esos estudiantes son también bailarines, actores, músicos, declamadores, oradores y deportistas, son hombres que escalan las cumbres de la ciencia y de la técnica, que tanta falta le hacen al país. A los jóvenes les insistimos en la idea que se están educando gracias al sacrificio de campesinos y obreros que trabajan todos los días y que pagan sus impuestos, porque el dinero para pagar la educación pública no sale del bolsillo del gobierno, sino de las manos callosas del pueblo, del sudor de los campesinos y de los obreros que todos los días trabajan. Todo hombre y mujer bien nacido debe regresarle al pueblo lo que le pertenece poniendo sus conocimientos a su servicio. Inculcamos la idea de luchar por hacer realidad los derechos de la Constitución, y que los privilegiados le niegan a los humildes. Nuestros estudiantes no le tienen miedo al trabajo manual, saben hacerlo y se sienten orgullosos de ello, por eso nunca renegarán del origen humilde de sus padres. Estamos, pues, formando al hombre nuevo que nuestro país reclama en el presente. Así que hablarle con la verdad a los muchachos no tiene sólo el propósito de que su educación sea humanista y con una clara toma de partido a favor de los pobres, sino alentarlos para que participen y se decidan a organizarse con el Movimiento Antorchista, con el pueblo, para transformar de raíz a México. Cada día se acerca irremediablemente la hora en que el pueblo ajuste cuentas pendientes con quienes lo han explotado durante siglos, la hora en que el pueblo se levante a reclamar lo que es suyo. Para hacer realidad el cambio que decimos, estamos formando ya un movimiento de masas gigante, que en unos años se transformará en un partido político para pelear democrática y pacíficamente por el poder de México para que, desde ahí, apliquemos la medicina que necesita el país. Y los jóvenes deben formar parte activa de este movimiento, ir a la vanguardia de la lucha social. Antorcha necesita juventud y sangre nueva que cargue la bandera de los pobres. Estamos educando y politizando al pueblo para las futuras batallas que habrá de librar y de las que saldrá avante, siempre y cuando comprenda que la explotación del hombre por el hombre es la culpable de la pobreza de las mayorías y la insultante riqueza de unos cuantos. ¿Eso quién nos lo enseña? ¡Antorcha! ¿Y en dónde lo podemos ver de manera práctica? Entre otros municipios gobernados por Antorcha, en Tecomatlán. Esta semana es de feria en mi pueblo, dijo el poeta, y aquí los esperamos a todos. Ojalá que puedan acudir. |
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