Remoto y Automatizado

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Los modelos de trabajo en México —y en muchas naciones del mundo— están pasando por cambios relevantes, radicales. La pandemia de COVID-19 ha sido catalizador de este fenómeno y la tendencia parece irreversible.

En nuestro país lo vemos cada vez más. Esta semana los diputados mexicanos aprobaron una iniciativa para reducir la semana laboral de 48 a 40 horas. Hasta ahora, las jornadas en muchos empleos incluían los sábados también, lo cual irá poco a poco desapareciendo.

Dos días de descanso, por cada cinco de trabajo, será la nueva modalidad semanal. El beneficio en calidad de vida será importante: más tiempo libre entre los trabajadores para descansar y disfrutar más a la familia.

Esta reforma es bienvenida. Sin embargo, aún falta mucho por hacer para actualizar nuestros modelos laborales. El esfuerzo hasta ahora no ha venido solamente de parte del Gobierno, también de los directivos de las organizaciones han hecho mucho al respecto.

Desde hace un par de años, las empresas mexicanas y trasnacionales han decidido hacer reformas a sus sistemas de trabajo, precisamente ante las oportunidades que trajo la Pandemia en 2020-2021.

Por ejemplo, el trabajo remoto se ha convertido en un modelo que se quedó en muchos negocios, principalmente en aquellos ligadas al campo de las industrias creativas, la computación, el marketing y las finanzas.

Todo parece indicar que muchos trabajos que anteriormente se realizaban en oficinas serán cada vez más remotos en el futuro gracias a la tecnología. Esto para beneficio de muchas personas que se adaptan mejor laborando desde el hogar y en cierta medida para disminuir el tráfico y el transporte en las grandes ciudades.

La forma en que aplicaremos nuestro conocimiento seguirá cambiando a medida que avancemos hacia el futuro. La automatización está ya incidiendo en la forma en que se realizan muchas tareas en el lugar de trabajo tradicional. No solo habrá en el futuro más “home office”, sino también nuevos sistemas de trabajo en las empresas.

Los directivos de organizaciones también se han dado cuenta que la automatización puede mejorar la eficiencia y reducir costos, pero puede tener implicaciones en el mercado laboral y en la demanda de habilidades.

Los trabajos que implican tareas repetitivas o predecibles, como el ensamblaje de piezas o la recolección de datos, son los más propensos a ser automatizados. Por otro lado, los trabajos que requieran habilidades cognitivas y emocionales —tareas más humanas, digamos— serán menos afectados por la tecnología.

Nuestras leyes y políticas laborales empresariales necesitarán ser revisadas desde ahora de manera más constante ante este horizonte. Tener la voluntad de encaminarlas en beneficio del trabajador será siempre la visión más inteligente a adoptar.

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