En el marco del día de las madres que se celebra este 10 de mayo debemos de reconocer que la maternidad en el siglo XXI se encuentra llena de grandes desigualdades económicas, laborales, de acceso a la vivienda, trabajo fijo y por supuesto la gran desventaja en la vejez de no obtener una pensión al final de nuestros días.

Desafortunadamente la carga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados que se les atribuye a las mujeres de manera desmedida las aleja de la posibilidad de tener un empleo de tiempo completo, en el cual puedan desarrollarse plenamente; se les niegan los servicios financieros al no tener un ingreso fijo y comprobable; y les impide acceder a la seguridad social al no cotizar en el Instituto Mexicano del Seguro Social o cualquier otro régimen de pensiones.

Se sigue pensando erróneamente que únicamente en las mujeres recae la responsabilidad de atender las labores del hogar, del cuidado de los hijos, de algún familiar con discapacidad o de nuestras personas adultas mayores, cuando debería ser una responsabilidad compartida con los hombres.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remuneradas equivale a 6. 8 billones de pesos, un 26. 3% del Producto Interno Bruto. Las mujeres contribuyen con un 19.1 % y los hombres con el 7.2 %.

Es decir, las mujeres aportan 2.6 veces más valor económico que los hombres por estas labores, que incluyen servicios como alimentar a la familia, limpiar la casa, lavar la ropa, administrar las cuentas del hogar y cuidar de los niños o de los adultos mayores.

Este trabajo, históricamente denigrado, es esencial para que el resto de la economía siga funcionando y las madres mexicanas son las responsables de que el país se mantenga en movimiento.

Una manera adecuada de celebrar el Día de las Madres, más allá de regalos y comidas que se celebran una vez al año, es hacer un acto de justicia para todas aquellas mujeres que se entregan en cuerpo y alma al funcionamiento del núcleo familiar, creando políticas públicas para que su trabajo sea remunerado de manera justa, se les otorgue seguridad social y acceso a los servicios financieros.

Los propios integrantes de la familia, las empresas, el Estado y la sociedad en general, deben sensibilizarse para participar de manera más activa y responsable en las labores domésticas y de cuidados.

Es por ello, que seguiremos impulsando con más fuerza, que la iniciativa que se aprobó en Cámara de Diputados en 2019, que sienta las bases para la creación del Sistema Nacional de Cuidados, sea avalada a la brevedad por el Senado de la República, porque las mujeres queremos y merecemos tiempo para nosotras, para nuestras metas, sueños, anhelos, y por supuesto, para nuestro libre desarrollo.

Debemos establecer que el Estado garantizará, y no simplemente promoverá, la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en el trabajo de cuidados.

Julieta Kristal Vences Valencia

Presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados