“Temo terminar como Marisela Escobedo”
La voz de Ceci Patricia Flores Armenta se ha convertido en un ícono de las mujeres mexicanas que con valentía viven al filo de la navaja al haber decidido hacer un trabajo que le corresponde a los gobiernos
Desde hace cuatro años, su vida no es tal; vive para buscar, rascar, desenterrar y hurgar en fosas clandestinas, a veces cuando la suerte le asiste, llevando pico y pala, cuando no, sólo guantes quirúrgicos. Así la durísima batalla del dolor que desde el 4 de mayo de 2019 inició Ceci Patricia Flores Armenta, fundadora y actual líder de Madres buscadoras de Sonora. En 2015, su hijo Alejandro fue secuestrado en Juan José Ríos, Sinaloa. Cuatro años después, Marco Antonio, su segundo hijo desapareció en Bahía de Kino. Ceci denunció, solicitó investigaciones, alzó la voz y se topó con la durísima realidad de un país donde desaparecer paulatinamente se ha ido convirtiendo en un acto de dolorosa cotidianidad. Ante el burocratismo y la lentitud con la que en México se investigan las desapariciones, Ceci se armó de ese coraje que sólo puede tener una mujer que vive con la esperanza intacta de hallar a sus dos hijos. Es así como surgió Madres buscadoras de Sonora, una organización que ella ideó y cuyo modelo actualmente se ha replicado en una gran parte de las entidades del país, reuniendo a mujeres, principalmente madres que reportan la desaparición de sus hijos. Ceci es una mujer de una gran sencillez que siempre atiende los cientos de llamados que diariamente recibe en su teléfono móvil. No todos éstos son denuncias, ahí también se mezclan las infames e infaltables amenazas. Desde hace tiempo le he seguido el rastro a Ceci, una mujer de fortaleza inquebrantable que a distancia siempre ha tenido a bien compartirme sus logros, su trabajo, su dolor y también sus miedos. Con tristeza esta madre buscadora reconoce que el mapa de desapariciones en México va en aumento. “Hemos seguido luchando, en la búsqueda de nuestros hijos e hijas, con nuestras manos o con palas, pero buscándolos y haciendo valer su derecho que como humanos tienen, para volver a casa con sus familias”. La voz de Ceci Patricia Flores Armenta se ha convertido en un ícono de las mujeres mexicanas que con valentía viven al filo de la navaja al haber decidido hacer un trabajo que le corresponde a los gobiernos y a las instancias judiciales; sin embargo, la respuesta ha sido contundente al hallar sólo invisibilidad y puertas cerradas. Las Madres buscadoras iniciaron en Sonora, sin embargo, hoy en día, organizaciones replicaron el modelo para buscar a los miles de desaparecidos que anteriormente saturaban las entidades fronterizas y que hoy se han esparcido hacia todo el territorio nacional. Hace unos meses, la fundadora de Madres buscadoras de Sonora causó alarma y preocupación al difundirse en redes sociales su desaparición. Afortunadamente, un día después, Ceci apareció sana y salva. La dureza de vivir en constante búsqueda es un hiriente desafío para estas mujeres que han tenido que renunciar a sus parejas o incluso al resto de sus familias, para ir siempre en busca de un terreno, una fosa, un paraje donde puedan excavar para hallar restos humanos. Estas jornadas son extenuantes, muchas de ellas se desmayan por el calor. A veces para lograr entrar a estas zonas inundadas de cadáveres, tienen que solicitar el permiso a organizaciones criminales, pues el único objetivo de estas madres es hallar a sus hijos vivos o muertos. “Hasta ahora no tengo rastro de mis hijos, pero la esperanza es lo último que muere y mientras tenga vida seguiré rascando y excavando. Tengo protección en Sonora y Sinaloa, pero cuando salgo de este territorio, voy a la buena de Dios”. “Mientras tenga vida voy a seguir visibilizando las desapariciones y mantengo viva la esperanza de encontrar a mis dos hijos”. Desde su integración, Madres buscadoras de Sonora ha localizado con vida a 2400 personas. Asimismo, han logrado recuperar e identificar los restos de aproximadamente 2,000 personas que estaban como desaparecidas. Hace unos días la polémica alcanzó el tema de las desapariciones en México, cuando las Madres buscadoras de Sonora sostuvieron un encuentro con Xóchitl Gálvez, aspirante a obtener la candidatura presidencial por el Frente Opositor. Lo anterior provocó que el Presidente Andrés Manuel López Obrador calificara de “politiquerías” las acciones de esta organización integrada por mujeres que están en busca de sus hijos. La violenta respuesta presidencial junto con la invitación personal a Palacio Nacional a Estela Carlotto, de la organización Madres buscadoras de la Plaza de Mayo, orilló a Ceci a extenderle al mandatario nacional una invitación para que destine un día en su agenda y se sume a conocer lo que es vivir una jornada de búsqueda. Desde el encontronazo con el Presidente, Ceci Patricia vive con más intranquilidad de la que habitualmente la invade. Las amenazas se han incrementado y sabe que está entre dos fuegos que en algún punto convergen para ser uno mismo: El poder gubernamental y las organizaciones criminales. Las palabras de la fundadora de Madres buscadoras de Sonora deben resonar en la mente de miles de mujeres que, como ellas, están en busca de justicia por sus propias manos. Ceci cierra la conversación con palabras aniquiladoras y perturbadoras: Desde que tuve el problema con el Presidente AMLO es cuando me siento más insegura. Confieso que tengo miedo porque sigo recibiendo amenazas. El presidente con eso de abrazos y no balazos les dio carta abierta a los cárteles para que pudieran desparecer a personas, hay mucha impunidad. Voy a seguir visibilizando esta batalla dolorosa, no quiero convertirme en una estadística más de madres que pierden la vida en la lucha, pero es verdad, tengo miedo de terminar como Marisela Escobedo, porque hizo tanto ruido y al final le quitaron la vida para frenar todo el movimiento que había emprendido. @rubysoriano @alquimiapoder |
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