El tonto útil

Ignacio Mier Velasco fue el mejor escarmiento para los que en política olvidan que las victorias cantadas, son derrotas disfrazadas.

Muchas lecturas políticas en Puebla son obligadas luego de un fin de semana dramático y cardiaco para los morenistas.

Alejandro Armenta se llevó el premio mayor al quedarse con la candidatura a la gubernatura poblana.

La primera lectura sin duda es que en Morena el servilismo también tiene escalafones y muy bien definidos de acuerdo a las órdenes que salen de Palacio Nacional.

La polémica derrota del primo de Armenta, Ignacio Mier Velasco fue el mejor escarmiento para los que en política olvidan que las victorias cantadas, son derrotas disfrazadas.

Las millonarias inversiones en espectaculares, demoscopia, calls centers y operadores de medios valieron nada, pues al final, al servilismo de Nacho no le alcanzó para contar con la bendición de Andrés Manuel López Obrador.

Fueron muchos millones de pesos los que Mier y su parvada de operadores derrocharon a manos llenas para un posicionamiento que se lo crearon sólo en el imaginario colectivo del equipo del coordinador parlamentario morenista.

Ahí en su barco recogió de todo, ex morenovallistas, panistas venidos a menos, priistas, ex rectores, prófugos del periodismo, madames y una pléyade de personajes políticos que siempre arrastraron el tufo de un negro historial.

La unidad, esa que desde ayer retumba en la boca de los morenistas no es más que propiamente un vano deseo que se tendrá que operar con guantes de seda, muchísimo dinero, prebendas, posiciones y muchos cheques en blanco.

La humillación al primo del hoy candidato morenista a la gubernatura llevó un doble mortal al frente.

La vergüenza de exhibirlo como una marioneta de servilismo presidencial, deja a Nacho Mier como el tonto útil que como coordinador de la Cámara Baja se sintió intocable e insaciable y hoy no le queda más que ir por el lugar que dejó su primo Armenta: La senaduría.

Después del desenlace tele novelesco de la contienda morenista queda claro que en este gran circo hubo más personajes como el desafortunado papel que le tocó a Julio Huerta, el primo incómodo del ex gobernador Miguel Barbosa.

De nada le sirvieron sus fotos en revistas de quinta, sus collares de flores, sus espectaculares y sus videos francamente de caricatura. Al final, Julio tendrá que morder el polvo de Armenta para empezar a negociar su permanencia en la línea del reciclaje de huesos.

Y si hablamos de las mujeres, Olivia Salomón jugó un desafortunado papel al fracasar en su protagónico de neo morenista que no convenció. Ella nunca tuvo que estar ahí. Le vendieron muchos espejitos que sólo sirvieron de distractor.

Morena tiene candidato en Puebla y Armenta deberá emprender una gran operación cicatriz si no quiere iniciar la contienda con el enemigo en casa.

El show de la democracia morenista dejó claro que el servilismo no alcanza para contar con la venia presidencial.

 

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