15 EFLAC: Aportes del encuentro feminista Latinoamericano y del Caribe en El Salvador
Cuando reflexiono sobre los encuentros de mujeres, pienso en todo lo que hemos dejado para lograr estar juntas
Cuando reflexiono sobre los encuentros de mujeres, pienso en todo lo que hemos dejado para lograr estar juntas. Quienes estamos, hemos tomado la decisión de asistir y hacer todo lo posible por llegar. Dejamos las labores de cuidado, de trabajo, muchas son pilares de familia y otras de sus propias organizaciones. Para unas; irse puede ser fácil, para otras; completamente difícil. A pesar de las adversidades, 1,600 feministas pertenecientes a cerca de 29 países del mundo hemos llegado a El Salvador en este mes de noviembre para construir futuro juntas. Reunirnos fue un enorme reto. El Salvador ha vivido un cambio político de alta violación a los derechos humanos, con un presidente cada vez más popular por el gran manejo de medios y marketing. Pero portar el pañuelo verde o morado en las calles, y en los departamentos no capitalinos, era un enorme riesgo, nos podían detener los militares. Las compañeras Salvadoreñas fueron muy valientes en recibirnos y lograr hacer el encuentro, a pesar de todo. Qué momento, qué momento. A pesar de todo, les hicimos el Encuentro. ¡Qué momento! Coreaban las feministas salvadoreñas. El Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) es un espacio común que han construido los movimientos feministas desde su instalación en Bogotá en 1981. A lo largo de 42 años, hemos celebrado 15 EFLAC que han aportado al mundo serias propuestas como la conmemoración del 25N “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres” y el 28S “Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Accesible en América Latina y el Caribe”. Estos días he pensado lo feliz que soy en los espacios construidos por y para las mujeres. Sin embargo, no dejaba de pensar en las compañeras con las que convivo y que difícilmente han presenciado este tipo de experiencias. En un mundo que ha sido construido y erigido por el patriarcado, el sólo hecho de reunirnos, ya es por sí solo, un acto político. En la inauguración de este evento, se mencionó que “Este encuentro es para las mujeres que se dedican a reparar los daños de la guerra” para todas aquellas que dedicamos nuestras vidas a reparar el dolor que deja el machismo en el mundo y específicamente en nuestra región que es una de las más violentas. Me atrevo a decir que no estuvo ninguna organización presente que no se dedicara a combatir la violencia desde diferentes perspectivas: la jurídica, la incidencia política, a través del arte o incluso del cuidado de las defensoras. Las cientos de mujeres que nos reunimos, hemos aportado un grano de arena para buscar la pacificación de nuestros territorios. A través de 3 componentes principales se guió la discusión: I. Contexto: análisis para superar retrocesos democráticos en clave feminista; II. Cuerpo, Tierra y Territorio: experiencias, caminos y acciones políticas para nuestra soberanía y III. Potencia Feminista: debates para la autoconstrucción y transformación. Mismos que fueron plasmados en 12 asambleas temáticas y más de 113 actividades autoconvocadas por las mismas asistentes. En la asamblea de ciudades feministas una chica decía que no debíamos de decir “estrategia” porque ese lenguaje era muy militarista, que ya debemos de ir sobrepasando el término. No usar “estrategia” sino más bien usar “construir caminos”. Otra mujer que nunca había decidido sobre su vida decía que en el encuentro aprendió que tenía que crear “estrategia” porque ella nunca planeaba, siempre algo o alguien decidía por ella. Una compañera dijo en la asamblea cultural que su organización llevaba 2 años procurando eliminar el “voluntariado”, que buscarían remunerar todo el trabajo interno, sobre todo el de diseño gráfico. Otra decía que buscaría mejorar la sostenibilidad de su colectiva y que por eso necesitaba crear un voluntariado, para que el trabajo no se cargara en sólo pocas manos como hasta ahora sucedía. En la asamblea de tierra y territorio una doctora dijo que deberíamos de cuestionar la huella de carbono que provoca nuestro encuentro, la cantidad de basura que se genera, la huella de carbono de nuestros vuelos y hasta el comer carne como parte del menú. Otra feminista se sintió muy feliz de obtener una beca para poder viajar a El Salvador, fue la primera vez que se subía a un avión y ser la representante de su organización le daba mucho orgullo. Parecería que juntar a feministas sólo provoca cuestionarlo todo y no construir nada. Pero nuestro movimiento es el único que cuestiona cada centímetro y que aún así es el más grande y transformador del mundo. Las feministas soñamos con quererlo cambiar todo y aunque sea tardado, hacerlo juntas nos llevará más lejos. Por otro lado, nuestro movimiento no puede entenderse en términos lineales. No es que un día pienses algo y más adelante pienses en un segundo nivel. Los feminismos son una espiral, se articulan como cada una lo va decidiendo y conviven a pesar de los puntos encontrados que existen entre nosotras. Reunirnos parecería confrontar posturas y sí lo es. Tuvimos espacios de amplio diálogo sobre los puntos más neurálgicos de nuestro movimiento. ¿Qué es lo que nos une? ¿Qué es lo que nos une a la tierra? Preguntaba una compañera moderadora en una asamblea. La propia violencia que vivimos, respondieron la mayoría. Ser un bosque de mujeres que resiste el embate del patriarcado. Una conclusión transversal fue que nuestra lucha es por la vida, las mujeres reunidas somos una trenza que hay que entretejer para que sea fuerte y duradera, para que resista los embates de la vida. Así se manifestó en nuestra declaratoria política. Las mujeres resistimos la guerra porque desde el feminismo nuestra apuesta política es por la despatriarcalización del poder. Nosotras sostenemos las causas de los movimientos sociales latinoamericanos y también reconstruimos aquello que los liderazgos patriarcales dejan a su paso. De izquierda o de derecha el ejercicio patriarcal del poder ha dejado daños tremendos, por eso las consignas fueron muy fuertes durante nuestra plenaria: “Ortega dictador es un macho violador” “Libertad para las presas políticas de Nicaragua” ese es uno de los principales dolores que cargamos como izquierda Latinoamericana, el horror del régimen dictatorial de Ortega y Murillo. Porque cómo feministas no podemos respaldar jamás el liderazgo que traiciona a su propia base, que traiciona a las mujeres. Por el otro lado, también se escuchó la consigna “Democracia sí, dictadura no”, “Sí a la democracia, no al golpe de estado” por la reciente crisis democrática de Guatemala. Las feministas votan izquierda. O lo que se le parezca, diría yo. Consigna que se escuchaba mientras abrazábamos a nuestras compañeras Argentinas por el recién triunfo del ultraderechista Milei y que me hace recordar aquella frase hermosa de Rosa Luxemburgo: “Quien es feminista y no es de izquierdas, carece de estrategia. Quien es de izquierdas y no es feminista, carece de profundidad". Dos naciones, una misma isla. La consigna de las compañeras de Haití y República Dominicana, quienes fueron grandes protagonistas de la discusión antiracista y pusieron el dedo en el renglón sobre tomar más en cuenta las luchas caribeñas y de las mujeres negras. Además ellas serán anfitrionas para el 16avo EFLAC que se realizará en 2026, por primera vez en un país mayoritariamente afrodescendiente. Palestina Libre. Todo el auditorio manifestó en múltiples ocasiones su solidaridad con Palestina. Incluso como parte del discurso de una representante de la ONU, dos feministas se treparon al escenario para alzar la bandera en solidaridad y contra el genocidio. El feminismo es el movimiento más propositivo del mundo. A través de nosotras ocurre la revolución. Reunirnos recompone aquello que el patriarcado ha lastimado y encontrarnos siempre alimentará nuestro deseo de transformar y de seguir luchando. Fuimos cientos que era imposible hablar con todas. Asistir a todas las actividades, escucharlo todo. Pero vernos a los ojos, encontrarnos, coincidir en lo pequeño, eso es el calor que nos mueve. Gracias a todas las mujeres que han dedicado su vida a luchar por nuestros derechos y gracias a quienes siguen luchando y a quienes lucharán. ¡Larga vida al Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe! Alerta, alerta, alerta que camina. La lucha feminista por América Latina y tiemblen y tiemblen y tiemblen los machistas que América Latina será toda feminista. |
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