¿Cómo dejar una relación violenta? Claves feministas
El amor romántico es una estructura de idealización, que causa mucho daño a las mujeres porque alimenta el “ideal” de lo que debe de ser nuestra vida y relación
Con muchos ovarios, diría yo. El amor romántico es una estructura de idealización, que causa mucho daño a las mujeres porque alimenta el “ideal” de lo que debe de ser nuestra vida y la relación que tejemos con los hombres. Este estereotipo se alimenta diario de una serie de mensajes que vemos en las películas, canciones, literatura, series, etc., que nos dice que debemos de encontrar a un “príncipe azul” y más peligroso aún, que nos complemente. Esta última idea es fundamental. Porque nos pasamos toda la vida buscando una “media naranja” y especialmente cuando somos jóvenes, el sistema nos hace creer que estamos obligadas a cumplir ese rol rápido y que si no lo logramos, hemos fracasado como mujeres. En aras de lo anterior suceden muchas cosas: muchas se casan con el primero que se encuentran, a muy pocas les va bien. Hay mujeres que no exploran su sexualidad, no conocen su cuerpo y se pierden del amplio disfrute por vivir en represión. Otras compañeras se enamoran perdidamente, dejan sus vidas, sus trabajos y sus aspiraciones personales por dedicar toda su vida a una pareja sin decidirlo. Desgraciadamente muchas tienen embarazos no deseados o inclusive forzados, en donde con una sarta de mentiras se prometen muchas cosas que nunca se cumplen y con la llegada del bebé se rompe la idea del príncipe azul y nace el deudor alimenticio. Pero por el otro lado, muchas, sin llegar a casarnos o a embarazarnos, terminamos en relaciones muy violentas con personas que nos succionan la vida, el ánimo y la felicidad. Este país sería otro si tuviéramos una política pública especializada en combatir el amor romántico tradicional. Nos ayudaría a prevenir violencia, disminuir la tasa de embarazos no deseados, mejorar la inclusión de mujeres en el campo laboral. Lograríamos disminuir la deserción escolar y hasta abonaríamos a la pacificación del territorio. El problema es profundo, no lo olvidemos nunca. He visto a las mujeres más brillantes de mi generación sucumbir ante la violencia de sus parejas. He visto a mujeres inteligentes desvanecerse porque alguien las apaga. He visto a amigas llorar desconsoladamente porque sufren, y a todas a quienes he acompañado en su dolor les recomiendo un libro que me cambió la vida: “Claves feministas para las negociaciones en el amor” de la feminista Marcela Lagarde. No pretendo darles una varita mágica porque cada situación es diferente, cada historia de amor o desamor es única, pero sí les quiero compartir 5 acciones para acompañarlas en el camino por nuestra felicidad:
Hay que combatirlo confiando poco a poco en personas a nuestro alrededor. Asimismo, es importante que sean varias personas, no sólo una.
Espero que estas líneas les sirvan. Como dije al inicio, no pretendo reducir un problema tan complejo como lo es la violencia a cinco cosas. Escribí estas líneas en mi experiencia como acompañante de violencia familiar y espero que esto que te he compartido te pueda ayudar a sentirte mejor o que por lo menos una cosa te dé ideas de cómo avanzar o de cómo acompañar, para que tu traces tu propio camino. Sólo tú sabes tu historia y sólo tú sabes lo que es mejor para tu bienestar. Para finalizar un aliento: si eres una mujer adulta y dejas una relación violenta, le haces honor a tu vida y nos das guía a las que seguimos, nunca es demasiado tarde para vivir con plenitud. Si eres una mujer jóven, cuando dejes al primer hombre que te trate mal, se volverá hábito irte de espacios violentos y, ¿te digo algo? cada vez será más fácil. Y si eres una adolescente o niña que lee esto: mereces una relación bonita y si deseas volverte feminista, tendrás más herramientas para encontrarla. Quiero aprovechar este espacio para agradecerle a las mujeres que me han acompañado en mi duelo, gracias a muchas personas, logré salir de una relación violenta. Porque ser feminista no garantiza no toparte con un pendejo. Gracias también a quienes me han buscado para acompañarlas en sus procesos, a quienes han decidido abrir su corazón y compartirme su sentir, espero haberlo hecho bien. Las redes entre mujeres salvan vidas y el amor que nos tenemos entre nosotras, es la viva imagen de que se puede amar diferente, desafiando al machismo. Que la solidaridad nos sostenga, que lo que haces por otra se te regrese y que juntas logremos todo lo que soñamos. |
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