Es insensato plantear el cierre de la frontera de Estados Unidos con México para intentar poner fin al fenómeno de la migración.

No se ha entendido que hombres y mujeres se ven en la necesidad de migrar a otros territorios en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.

La migración no nace por gusto, ni por el placer de abandonar la tierra que los vio nacer, se deriva por la falta de oportunidades y empleo. No hay más.

El Gobierno de México, ha impulsado el programa “Sembrando Vidas” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” que no sólo beneficia a nuestros compatriotas, sino también se ha extendido exitosamente en países como El Salvador, Honduras, Guatemala, Belice y Cuba, para ofrecer oportunidades de trabajo en los lugares de origen.

Hasta el momento se han destinado 150 millones de dólares a países de Centroamérica y el Caribe, con el objetivo de atender las causas del fenómeno migratorio.

Está demostrado que si se atienden las causas las personas deciden quedarse en sus países.

Si Estados Unidos contribuyera con recursos para apoyar este tipo de programas y no para el envío de armas a Ucrania, las oportunidades de desarrollo y crecimiento empezarían a mitigar el fenómeno migratorio.

Además, si se cierra la frontera, lejos de ser una solución, se intensificaría el problema.

Si consideramos que el comercio entre México y Estados Unidos es por más de 76 mil millones de dólares imaginemos el impacto que generaría al país, lo que sin duda incrementaría la migración.

Medidas descabelladas originan efectos contraproducentes y un cierre de la frontera sería una hecatombe para ambas naciones.

Vale la pena apostarle al humanismo y a la solidaridad que ha demostrado México para apoyar las causas sociales y programas para abatir la pobreza.

Para poner fin al éxodo masivo de personas se debe garantizar la autosuficiencia y soberanía alimentaria, la recuperación del sector agrícola; protección, conservación, y restauración del medio ambiente; empleo digno, educación y desarrollo de capacidades técnicas y tecnológicas; seguridad energética, y combate al crimen organizado.

Todo ello se logrará a base de cooperación y solidaridad entre las naciones.

Las medidas coercitivas, ni las amenazas funcionarán para erradicar el fenómeno migratorio.

Julieta Kristal Vences Valencia

Presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados