Es la noche de un miércoles 26 de octubre. Faltaba poco para el Día de Muertos. Un perro avanza sobre la acera de una calle en la zona céntrica de Monte Escobedo, Zacatecas. El perro se puede ver bajo la luz de las lámparas callejeras. Desde su vehículo, un hombre atónito lo persigue. Este siente la presencia y empieza a correr lentamente. El hombre graba con su celular una escena de terror: el perro lleva en el hocico una cabeza humana. Luego, se pierde en la oscuridad. La cabeza en sus fauces también. Es la noche de un México dominado por el crimen organizado, sus sicarios y la impunidad total. Es la noche de un México que carece de un gobierno que le haga frente a la inseguridad. Es la noche de un país gobernado por un partido al servicio del crimen. Es la noche de un país en el que los criminales se hacen virales anunciando lo que harán mediante videos en las redes sociales. Es la noche de un México que vive con temor a los asesinatos en serie, pero que se ha acostumbrado al olor de la pólvora, al rojo de la sangre en las banquetas y al tronido de las ráfagas. Antes las películas eran las violentas y sanguinarias. Ahora cualquier celular graba, en cualquier calle del país, restos humanos. Ahora cualquier joven le toma fotos a cuerpos colgados o baleados en sus colonias. La ficción se dobla ante el terror de la realidad.

Los pedazos de aquel cuerpo destazado fueron abandonados en un cajero automático, cerca de la presidencia municipal de Monte Escobedo, con una amenaza y la firma de un cártel de la droga. Hubo gran movilización del Ejército por la noche. Encontraron la cabeza hasta el jueves, a las 9:44 am. Es un perro, con una cabeza en sus fauces. Es Zacatecas. Pero también es México. Es el reino de la muerte que instauró la inacción de Morena y de otros partidos políticos burgueses. Es el México de los “abrazos, no balazos”. Es el México en el que reinan los corridos tumbados y sus letras en honor al crimen.

El portal de noticias forbes.com.mx publicó el 13 de febrero una nota que se titula así: “Inflación e inseguridad, lo que preocupa a 9 de cada 10 mexicanos”. En ella, dice: “De acuerdo con informe de Appino, una plataforma global de investigación de mercados, 9 de cada 10 mexicanos están preocupados por la inflación e inseguridad (…). Y la persistente sombra de la delincuencia en México sale a la luz como una de las cuestiones que más inquietan a la sociedad: hasta un 88% dice estar preocupado por la inseguridad en el país”. Somos un país preocupado por la inseguridad que ningún gobierno puede frenar.

Dos días antes de la publicación de este informe, el domingo 11 de febrero, fue el “el día con mayor número de homicidios dolosos en lo que va de 2024, con 100 personas asesinadas. Una cifra similar no se veía desde el 28 de agosto de 2023”. Los medios lo llamaron así: el domingo rojo. Dice la nota de El Financiero del 13 de febrero: “El Informe de Seguridad que elabora la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) revela que el fin de semana sumaron 233 asesinatos, 68 el viernes, 71 el sábado y 100 el domingo”.

Y sigue: “Según las cifras del informe de seguridad, en los primeros 11 días de febrero suman 834 personas asesinadas, y en lo que va del año ya son 2 mil 961. Asimismo, los datos muestran que en febrero de 2024 hay 4 por ciento más asesinatos que los registrados en el mismo lapso de 2023. Y es que en los primeros 11 días del mes de febrero de 2023 ocurrieron 802 homicidios dolosos”. Es decir, no vamos mejorando. No, claro que no. La inseguridad reina.

De acuerdo con reportes periodísticos y grupos de análisis de TResearch, tomando como base los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), desde diciembre de 2018, cuando inició la presidencia de Morena con Andrés Manuel López Obrador, hasta el mes de febrero de 2024, “se reportaron 180 mil 609 homicidios, con un promedio diario de 95 casos. Esto significa que cada 15 minutos una persona es privada de la vida en el país”.

Una nota de El Economista del 22 de febrero de 2024, de la reportera Maritza Pérez, se titula así: “En México, 16 de las 50 ciudades más violentas”. Esto es desastroso: el 32% de las ciudades más violentas de todo el mundo son mexicanas. Durante el sexenio de Morena en la Presidencia de la República nada de eso ha cambiado, porque el 21 de abril de 2021, el mismo periódico publicaba el informe de ese año, que denunciaba: “En México, 18 de las 50 ciudades más violentas del mundo”. López Obrador se esfuerza por mantener al país en el grado de violencia máximo. Dice la nota de este año: “De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, en México se ubican 16 de las 50 ciudades más violentas del mundo con las tasas de homicidio más elevadas; destacando Colima, Obregón, Zamora, Manzanillo, Tijuana, Zacatecas y Juárez, que encabezan la lista. (…) “En México la violencia se ha agravado: grupos criminales ejercen control territorial y se han ido apoderando de una carretera detrás de otra, mientras extorsionan en forma permanente a millones de personas”, destacó el informe. El reporte criticó la política de “abrazos, no balazos” del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador la cual, se indicó, permite a los grupos criminales ejercer violencia con casi absoluta impunidad”.

“México es el país con el mayor mercado criminal en el mundo” titulaban en El Economista, el 29 de septiembre de 2021, un informe elaborado con la participación de 350 especialistas sobre la situación de la criminalidad en 193 países miembros de la ONU. Transcribo algunos fragmentos: “De acuerdo con Índice Global de Crimen Organizado 2021, de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, México suma una puntuación de 8 y 7.5 en indicador de mercado criminal y criminalidad en general (…) en una escala de 1 a 10, donde entre más alto es el puntaje (…) de un país, son más severas sus condiciones de criminalidad. Dichas puntuaciones colocan a nuestro país en el primer sitio de 193 naciones en donde se cometen graves delitos como trata y tráfico de personas, tráfico de armas, de flora y fauna, así como (…) gran comercio de drogas que van desde la heroína hasta cannabis (marihuana). Los expertos subrayan que las organizaciones narcotraficantes de México se encuentran entre los grupos mafiosos más sofisticados del mundo, ello sin importar que la fragmentación de los cárteles redujo el número de grupos con grandes operaciones internacionales, pues los que quedan tienen redes que abarcan la mayor parte del mundo. Si bien los actores integrados por el estado no controlan los mercados delictivos, la corrupción dentro del gobierno y las agencias de aplicación de la ley facilita las redes delictivas e influye en las actividades ilícitas, proporcionando ingresos a los funcionarios públicos de alto rango”.

El gobierno de Morena se equivocó en la estrategia, porque no se persigue ni se castiga a los criminales y el país sufre de más violencia y se desangra brutalmente como nunca antes. La política de AMLO no es la que el país necesita. Razonemos eso, porque la candidata presidencial de Morena copiará esa misma política de “abrazos, no balazos” de López Obrador, por la sencilla razón de que se trata de un gobierno que le sirve a la clase burguesa del país y del mundo y no tienen recetas nuevas para problemas viejos. Los que sufrimos de esa política somos nosotros, los mexicanos de a pie: o por ser testigos o por ser víctimas de la criminalidad. Urge crear el partido político del pueblo trabajador que ataque de fondo el problema, que acabe con la pobreza con empleos para todos, salarios buenos, obras en las colonias y los pueblos y con una política educativa revolucionaria.