Sofía en el País del Infinito: el amor a las matemáticas

Recomendación del libro "Sofia en el país del infinito" para leer con las infancias este día del niño. Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

Se acerca el día del niño y la niña y nada mejor que regalar un libro para retar a la imaginación y acercar el conocimiento que la escuela nos prodiga a los ojos de las infancias en México.

La última vez que vi a un personaje correr porque se le había hecho tarde me llevó de la mano a emprender un viaje alrededor de la imaginación. Y ahora me volvió a ocurrir, pero esta vez se trataba de un personaje más cercano a mi realidad. ¿Con qué frecuencia podemos encontrarnos a un conejo? ¿Será más fácil para un niño del siglo XXI que se encuentre con un robot que con un animal en la calle? Me parece que la respuesta para la segunda pregunta, en las grandes ciudades, es que sí.

Un libro infantil que logra revisitar a uno de los clásicos con un giro: un robot aparece gritando que se le hace tarde y entonces Sofía y su gatita Luna comienzan a seguirlo.

Y aunque este no es el inicio de Sofía en el País del Infinito de Gabriela Frías Villegas con ilustraciones de BEF, sí es el pretexto para comenzar una serie de viajes y paradas en un mundo que necesita las matemáticas y la ciencia para entenderse mejor.

Gabriela Frías Villegas estudió Matemáticas, Lengua y Literatura Inglesas Modernas y Comunicación de la Ciencia, además, es Doctora en Filosofía de la Ciencia por la Universidad Nacional Autónoma de México y su línea de investigación está en la Comunicación de la Ciencia, y ahora nos presenta una historia en otros planetas para que veamos lo maravilloso que es aprender y entender nuestra realidad a través de los números y de leyes de física.

Con amor profundo a la ciencia y una narrativa entendible, muy apta para el público infantil, los adultos recordamos nuestras clases de matemáticas y lo sorprendidos que nos quedamos cuando conocimos por primera vez a la esfera: ese cuerpo perfecto, maravilloso sin principio ni final.

BEF tiene una participación de mucho peso pues es el encargado de ilustrar la historia desde que Sofía y Luna abordan un cohete para comenzar su aventura y detenerse a comer una hamburguesa en un satélite en el momento justo en el que aparece ese personaje que nos hace pensar en ese otro personaje blanco y con orejotas de otro universo literario.

Portada del libro "Sofia en el país del infinito" ilustrado por BEF
Portada del libro "Sofia en el país del infinito" ilustrado por BEF

Es justo en ese momento en el que comienzan una persecución que las lleva a un agujero de gusano, es decir, un túnel de espacio-tiempo y entonces comenzarán a ocurrir situaciones que tenderán que ser resueltas con razonamiento matemático.

Así es como Sofía se encuentra con un hotel infinito al que puede llegar cualquier persona a hospedarse y siempre habrá una habitación donde dormir. La fórmula es simple y al mismo tiempo sorprendente. El hotel tenía una solución matemática sencilla: si llegaba un nuevo huésped, se avisaba por micrófono que se debía de observar el número de su habitación y sumar 5, de manera tal que si un huésped estaba en la habitación 1 debería de cambiarse a la habitación 6 y así sucesivamente.

El problema viene cuando quien atiende el hotel tiene que salir y deja encargado a alguien que desconoce el sistema. En ese momento, Sofía ofrece una solución pues al hotel llegó el circo infinito que solicitaba un número infinito de habitaciones, entonces, nuestra protagonista toma el micrófono y dice: “—Atención: todos los huéspedes del Hotel Infinito deben mirar el número de su puerta, multiplicarlo por dos y mudarse a la habitación con el número que resulte. Por ejemplo, el huésped de la habitación 1 debe multiplicar 1×2 y mudarse a la habitación 2, el huésped de la habitación 2 debe multiplicar 2×2 y mudarse a la habitación 4 y así sucesivamente.

Todos los huéspedes se movieron para llenar las habitaciones pares del hotel. —Como hay un número infinito de habitaciones pares —dijo Sofía—, todos los huéspedes del hotel caben en ellas. Ahora están desocupadas todas las habitaciones impares, que son infinitas. En ellas hay lugar para un número infinito de artistas circenses.” (Frías Villegas, pp. 25-26)

Sofía en el País del Infinito abre la posibilidad de viajar por espacios y universos creados por la imaginación, pero con lógicas matemáticas y científicas que nos ayudarán a entendernos a nosotros mismos.

Otro elemento que aparece en el libro, es la banda de Moebius en donde se nos cuenta cómo Sofía puede ayudar a que los animales de algodón de azúcar no se pierdan y al mismo tiempo nos habla de lo infinita que es la imaginación y la forma en la que nos explicamos el mundo.

Sin duda, Sofía en el País del Infinito es un libro que comienza una saga para los niños que están acercándose a la ciencia, una unión tan importante en el país en cualquier momento.

Abre la posibilidad de acercarse lúdicamente a disciplinas que por mucho tiempo se nos ha dicho que son difíciles. Sofía y Luna nos hacen entender que el conocimiento humano no tiene fin y que las formas de conocer todo lo que nos rodea siempre puede reinventarse.

Me despido como decía el maestro Ibarra Mazari: ya mis burros van lejos, voy y vengo.

Sofía en el País del Infinito de Gabriela Frías Villegas con ilustraciones de BEF. Sexto Piso Niños, 2022.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa.