Bavispe: hay muertos que te siguen siempre

Dicen que se escuchó un rumor y que se abrió la tierra. Dicen que se tragó a varias personas y que esa herida permanece abierta. Bavispe de Carlos René Padilla. Un libro que trata la vida cotidiana de un pueblo herido y olvidado, al que Padilla se acerca por el cariño de las personas que lo rodearon de pequeño y que son, en germen, el arranque de cada una de las historias.

Los escritores están siempre atentos a los detalles para convertir todo en ficción, así sea el derecho y el revés del tejido de unas hermanas.

“El rumor empezó a correr como un cochi que quiere huir del cazo hirviendo. Terremoto. Un temblor en Bavispe. ¡Imposible! ¿Cómo? ¿Qué es eso?, escuchaba por la calle. Muchos creíamos que era el fin del mundo. Parecía que en Bavispe habían abierto una entrada para el infierno. Cómo no íbamos a creerlo si algunos decían que los pozos se secaron en segundos, que en otras partes brotó agua ensalitrada, que nacieron cañadas en lugares planos y que el cruce de los ríos se había desviado para siempre.” (p. 41)

El libro está compuesto por 9 historias que nos recuerdan a la narrativa de Juan Rulfo. De primera instancia se podría pensar que es una clara intención de homenajear al jalisciense; sin embargo, una vez iniciada la lectura, se puede observar cómo el sonorense se desmarca y encuentra su propia voz, sus propias historias.

Una situación es cierta entre ambos escritores: el abandono en el que hemos sumido a esos pueblos habrán de cobrárnoslo caro. El sismo del que se habla en Bavispe ocurrió en 1887. En 1953 se publicó El llano en llamas. Es decir, ha pasado más de un siglo desde que ocurrió una desgracia. Y medio siglo desde que “Talpa” o “No oyes ladrar los perros” nos dieron cuenta de la pobreza, el olvido y el abandono de lugares como Bavispe o Tepapayeca o Zahuatlán o San Juan Cancuc o Yécora.

Como si el tiempo se hubiera detenido, enraizado en la tristeza. En donde Padilla sí homenajea a Rulfo es en el último cuento titulado “Comala”. Son 1,695 kilómetros los que separan Bavispe de Guadalajara –20 horas y media en auto. La historia de Carlos René toma como referencia al pueblo a donde llega Juan Preciado, para caminarlo a la inversa, para contarnos la historia de un padre que busca a su hijo en la caja de un tráiler.

Como un juglar, Carlos René Padilla escucha las historias de boca propia de sus protagonistas y las lleva al papel. Lo mismo una mujer que se ganará la vida como plañidera, que dos hermanos discutiendo para justificar su modo de vida y que nos hacen pensar que todos estamos muertos.

Bavispe es el centro toral de estas historias, el nombre de un pueblo que es todos los pueblos golpeados por un sismo y que, desafortunadamente, esa desgracia los hizo relevantes.

Carlos René Padilla es el encargado de desmontar ese olvido y cincelar nuevos mitos: las historias de la vida cotidiana que están escondidas debajo de las piedras de nuestra memoria.

Me despido como decía el maestro Ibarra Mazari: ya mis burros van lejos, voy y vengo.

Libro ganador del Premio Libro Sonorense 2020. Cuento.

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