Palabras que el micelio repite en mi cabeza de Ana Corvera

Un poemario dividido en cinco partes que encuentra filamentos comunicantes en su estructura: “Oscuro jardín de mi cerebro”; “Un lugar azul puede mancharlo todo”; “Incrédulos filamentos verdes”; “Violeta de cresil”; “Negros y grises”, poemas que se convierten en espacios donde se cuenta el golpe que recibe una niña y el eco poético que resulta no solo en el cuerpo físico sino en los recuerdos y en la construcción de voces que se distienden a lo largo del libro.

El micelio convierte al reino de los hongos en vegetales, se trata de una red de filamentos que aparece cuando una parte del fungi germina.

Los hongos constituyen un reino aparte y, en varias ocasiones, su existencia es un misterio.

El micelio tiene la capacidad de funcionar como un pegamento, de esta forma se han adherido algunos recuerdos en el poemario de Ana Corvera.

Asistimos a los jardines perdidos de la memoria en donde, gracias a un golpe, se han fijado ciertas sílabas, ciertas imágenes que componen la infancia.

Una herida se disemina a lo largo del cráneo y la cicatriz que aparece conforme pasan los días se parece el micelio interior, que puede ser una enramada o una red de transmisiones que los médicos no verán porque son la imaginación –acaso– de una niña.

Y las hinfas, en lugar de repetirnos de padres a hijos, de neurona a neurona, lo que hacen es indicarnos cuáles son los límites de nuestros recuerdos, de nuestra existencia; nos señalan cuáles son los momentos de desaparecer.

En el poema “Ascendencia” leemos esa red neuronal que hemos olvidado porque la vida transcurre todos los días sin preguntarnos de dónde ni de quién venimos:

“El padre de mi padre no era

igual al padre de mi madre.

Busqué y la familia de mi padre

no parecía tener virtud.”

Palabras que el micelio repite en mi cabeza, por su naturaleza temática, nos hace recordar que, quizá, todo lo vivido está en nuestro mundo interior, como parte de nuestra experiencia de vida y que, de una u otra forma, postergamos nuestros recuerdos para inventarnos otros.

La poeta, ensayista, editora y divulgadora de la ciencia, Ana Corvera nació en Zacatecas y radica en Jalisco. Realizó la Maestría en Estudios de Literatura Mexicana en la Universidad de Guadalajara, además de Palabras que el micelio repite en mi cabeza (Espina Dorsal, 2024), es autora de No volverse agua (El Ángel Editor, 2022); Nocturno corazón de los insectos (Taberna Libraria/IZC, 2011).

Me despido como decía el maestro Ibarra Mazari: ya mis burros van lejos, voy y vengo

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