monk de León Plascencia Ñol

En los versos de Plasencia Ñol encontramos un eco que retumba a partir de lo que se cree fue la esquizofrenia o la genialidad

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Cuando era estudiante de Lingüística y Literatura Hispánica era normal acercarse al jazz por mero snobismo. Varias veces salí mal librado de pláticas con gente que sabía de jazz y de blues, que no solo lo escuchaba por mera pose. Después de demostrar que mi conocimiento sobre el jazz era mínimo, me sentía como si un piano me hubiese arrollado.

Entre los nombres que aparecían, uno tras otro en las charlas, estaban el de Charly Parker, Duke Ellington, Milles David y Thelonious Monk. Había algo de místico en la sonoridad de este último nombre, que se me complicaba al pronunciarlo y al mismo tiempo me fascinaba: Thelonious. Era poético.

Con el paso del tiempo, al afinar los oídos y dejar de lado ese halo snobista para entregarme al placer de escuchar jazz fue que un apellido seguía retumbando: Monk. Su nombre era como citar las hazañas de un héroe clásico y al escucharlo tocar el piano era como si lo viéramos entrar en acción en una pelea colosal.

Thelonious fue el nombre con el que bauticé a un iPod al que le había cargado toda la discografía del músico nacido en Rocky Mount, Carolina del Norte, el 10 de octubre de 1917.

Ya decía yo que su nombre sonaba a poesía y no debe de ser casual que a León Plasencia Ñol, el nombre de Thelonious, también le transmite la fuerza de un trueno, por ello es que publicó el poemario monk (UANL, 2023) y nos lo entrega en minúsculas, no para faltarle al respeto al nombre propio, sino para hacerlo más asequible a todos los que nunca hayan disfrutado de su música, como si al ponerle las minúsculas lograra enfriar un torbellino no sólo musical sino verbal.

En los versos de Plasencia Ñol encontramos un eco que retumba a partir de lo que se cree fue la esquizofrenia o la genialidad. Dividido en Seis Tracks y una Adenda, Thelonious Monk puebla los versos e inunda con los recuerdos sonoros de su música cada línea: Sueños amarillos de Monk escuchando al propio Monk, hablando en clave Morse con Dios.

El estilo Monk así es definido en el libro:

Una sensación de extrañeza y alegría, un quiebre y una acción, una sequedad de movimientos, una exactitud.”

Cada Track da testimonio de gente que conoció a Monk y que compartió escenario con él, aunque no sabemos si esas personas alcanzaron a comprender su genio, porque Monk estaba más allá de Monk, más allá de Thelonious y León Plascencia Ñol nos lo trae para que Monk esté nuevamente más allá de monk.

Los poemas conversan con la música, las fotografías completan los movimientos del autor de discos como Underground, Thelonious Himself, It’s Monk Time, los documentos fortalecen al mito en el que se convirtió un pianista que luchó contra la esquizofrenia.

Plasencia Ñol también les da voz a los congéneres de Monk, quienes a su vez no son menudas personas:

Nina Simone escribe un haiku

No existe el mundo.

Thelonious Monk es una lluvia

estruendosa y afónica en el piano.

monk es un viaje en una barca que cruzará un río para observar la otra orilla del cuerpo de un héroe caído, al que Plascencia Ñol nos invita a revisitar, a navegar en un loop de una vastedad de partituras que se volverá eterno.

monk, León Plascencia Ñol

Me despido como decía el maestro Ibarra Mazari: ya mis burros van lejos, voy y vengo.

monk de León Plasencia Ñol. Universidad Autónoma de Nuevo León, 2023.

 

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