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Sin maíz, no hay país.

La reforma a los artículos 4 y 27 tiene la finalidad de proteger al maíz mexicano y prohibir la siembra de maíz transgénico

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Desde que asumió la titularidad del Ejecutivo Federal, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, ha dejado claro que defenderá todos los principios que nos definen como nación. El maíz no es la excepción.

Esa planta bendita no solo es el pilar de nuestra alimentación, representa nuestra identidad nacional, nos arraiga a una historia milenaria y es un vínculo con las tradiciones culturales y la riqueza culinaria.

La reforma a los artículos 4 y 27 de nuestra Carta Magna, que propone la presidenta de la República, tiene la finalidad de proteger al maíz mexicano; prohibir la siembra de maíz transgénico, y fomentar las técnicas agroecológicas.

Las 59 razas de maíz que hasta el momento se han encontrado, son un elemento fundamental de la identidad nacional —el cual fue creado en Mesoamérica a partir de la domesticación de plantas silvestres como el teocintle—, y que en la actualidad alimenta a las y los mexicanos, y a buena parte del mundo.  Por ello, su diversidad genética debe ser protegida.

Los maíces nativos, al igual que sus parientes silvestres representan bienes públicos estratégicos de México, que tienen un valor intrínseco resultado del cultivo y el manejo de los agricultores de estas tierras, quienes han generado, custodiado, conservado y adaptado estos recursos a diversas condiciones agroecológicas durante cuando menos 8 milenios.

En la Cámara de Diputados nos declaramos listos para aprobar la iniciativa de la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, para prohibir el maíz transgénico y proteger los maíces nativos.

Este nuevo andamiaje jurídico tiene el objetivo de salvaguardar la salud de la población mexicana, el derecho a un medio ambiente sano, la preservación del maíz nativo y la milpa, la protección de la riqueza biocultural de las comunidades campesinas, la defensa de nuestro patrimonio gastronómico, y la garantía de una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad.

La defensa del maíz nativo se enmarca en la lucha por la preservación de la diversidad biológica y cultural de México frente a los modelos agroindustriales de producción masiva.

El maíz es el patrimonio cultural de todo aquello que nos da identidad. Representa la conexión de nuestro pueblo con nuestra tierra e historia. Sin maíz no hay país.

Garantizaremos que el maíz destinado al consumo humano estará libre de transgénicos, quedando reconocido como alimento histórico que nos da identidad como nación.

 

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