Periodismo con causa

La creación de grupos de autodefensa en Texmelucan, una respuesta al vacío de seguridad

La existencia de estos grupos debería ser un fuerte llamado de atención a las autoridades municipales y estatales

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

En un escenario donde la seguridad pública ha dejado de ser una prioridad para las autoridades locales, la formación de grupos de autodefensa en San Martín Texmelucan se ha convertido en una respuesta comprensible pero preocupante. 

La desconfianza generada por los ineficaces esfuerzos de la policía municipal, sumada a los altos índices de delincuencia, ha empujado a los ciudadanos a tomar las riendas de su propia seguridad. En este caso, los vecinos de San Buenaventura Tecalzingo, organizados como una “Guardia Comunitaria”, han decidido implementar patrullajes de vigilancia, trabajando en conjunto con las autoridades auxiliares y realizando recorridos sorpresivos para frenar la creciente ola de robos y asaltos.

Este fenómeno no es exclusivo de Texmelucan. La falta de una respuesta efectiva por parte de las autoridades de seguridad pública ha llevado a comunidades en todo el país a tomar medidas similares, ante el vacío que deja la incapacidad de los cuerpos policiales de garantizar el orden y la tranquilidad. 

Si bien la decisión de los habitantes de San Buenaventura Tecalzingo de organizarse en grupos de autodefensa refleja un sentimiento legítimo de desamparo, también plantea varios interrogantes sobre las consecuencias a largo plazo de esta práctica.

Primero, aunque la iniciativa busca paliar los efectos de la inseguridad, es importante preguntarse si los ciudadanos, sin la formación ni los recursos adecuados, pueden realmente garantizar una seguridad eficiente sin caer en la violencia o el abuso de poder. La creación de grupos de autodefensa puede derivar en riesgos, pues, al estar fuera del marco legal, pueden incurrir en actos que vulneren los derechos humanos o propicien conflictos internos que terminen afectando más a la comunidad que a los delincuentes.

Segundo, la existencia de estos grupos debería ser un fuerte llamado de atención a las autoridades municipales y estatales. La autodefensa, aunque comprensible, no debería ser una opción viable cuando el deber del Estado es proporcionar seguridad y justicia. La incapacidad de la policía municipal de San Martín Texmelucan para prevenir los delitos y dar respuestas rápidas a los ciudadanos pone en evidencia la urgencia de una revisión profunda en la estructura y funcionamiento de las fuerzas de seguridad. 

Las autoridades deben entender que, sin un plan claro y efectivo de seguridad pública, no solo perderán la confianza de la población, sino que además, dejarán espacio para que los ciudadanos se vean forzados a tomar medidas desesperadas.

Por último, la solución no puede ser la vigilancia constante de los vecinos organizados, sino una mejora real en la capacitación de la policía municipal, el fortalecimiento de la coordinación con autoridades estatales y federales, y la creación de estrategias efectivas para la prevención del crimen. La seguridad es un derecho humano, y corresponde al gobierno proporcionarla sin que los ciudadanos tengan que asumir una responsabilidad que debería recaer en las instituciones creadas para tal fin.

Los grupos de autodefensa pueden ser una respuesta temporal, pero la verdadera solución radica en recuperar la confianza en las instituciones y garantizar que los recursos del Estado se destinen a la seguridad de todos los ciudadanos, sin excepciones. Mientras tanto, el camino hacia una verdadera paz y tranquilidad en Texmelucan pasa por un compromiso firme por parte de las autoridades para garantizar la seguridad de sus habitantes.

 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa.